Capitulo 4

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Flashback Parte II

Pasaron dos meses.

 Decido postergar mis compromisos más relevantes e incluso dos viajes que debía realizar en julio y agosto, para poder instalarme en el hospital con el amor de mi vida. Día tras día observo cómo sanan sus heridas, cómo recupera el tono su piel. He notado cómo el cabello vuelve a recuperar su brillo. Todos los días, le digo:

 —¡¡Lo estas logrando!! -  Sé que luchas con todas tus fuerzas.Observo cada detalle de su rostro, voy haciendo dibujos mentales. He hecho tantos luciendo nuestros diseños, siempre que imagino un vestido ella es la primera visión antes de plasmarlo en el papel. ¿Cómo podría quedar en Val? ¿Qué detalles resaltarían su belleza? Mi vida desde hace cinco años siempre giró en torno a Valentina, desde el primer momento. La miro y le digo:

 —Ya van dos meses y aún no abres tus ojos. Quitaron la sedación a los diez días del accidente. Desde entonces, solo ansío que vuelvas a mí. ¡Por favor, mírame otra vez! -Tomo su mano para sentir su tibiez, que de a poco fue aumentando. Continúo hablándole. 

—Todos están preocupados, intentan disimularlo frente a mí. Pero sus miradas dicen mucho más que sus palabras. Y por nada del mundo voy a comenzar a creer que esto no está mejorando. Que tu condición no evoluciona, físicamente lo haces, pero neurológicamente ¡todo está en tus manos, mi amor! Y créeme que te lo repetiré una y otra vez.-  Le dejo un beso en su frente y camino fuera de la habitación. Al final del pasillo, puedo ver a mi madre esperándome con un vaso de café en su mano. Incontables fueron las noches de llanto abrazadas con ella o Renata; ellas han sido incondicionales todo este tiempo. De mamá jamás podría dudarlo, como buena latina la familia y la unión es un lazo inquebrantable y supremo por sobre todo. Tenerla a mi lado en este momento no tiene precio. Ella dejó todo para instalarse aquí, desde que Val tuvo el accidente. Panchito, nos marca a diario. Claramente, le hubiese gustado estar, pero su trabajo  no se lo permitió.Estoy sentada cerca de la ventana, la luminosidad en la habitación aumenta, ya salió el sol. Es un verano espléndido ahí afuera, con un ambiente cálido, de esos que te invitan a caminar por los paseos tan pintorescos que tenemos aquí. Sonrío porque era tan habitual en nosotras, yo tomaba su mano y sentía que nadie podía ser más feliz que yo en ese momento... Ver su mano entrelazada a la mía, ni siquiera puedo explicar todo lo que colmaba a mi ser y creo que nunca se lo dije. Abro las cortinas para que ingrese la luz y la llene de energía, eso hago con la luna también, en esas noches estrelladas que tuvimos. Todo ayuda, me dijeron, y, si es así, claramente voy a intentar cualquier sugerencia.

 —¡Dios, eres tan hermosa! -Me acerco para acariciar su rostro, acomodar su cabello y, mientras lo estoy haciendo...

 —Amor mío, abre tus ojos -le pido en un tono suave cerca de su oído derecho e inesperadamente la escucho toser. Quedo inmóvil, tres segundos después reacciono y presiono el botón que me indicaron. Pero, ante la desesperación, salgo de la habitación y, en el pasillo, le aviso a la enfermera que se estaba acercando, tras mi llamado. Esta de inmediato corre por el doctor y yo ingreso nuevamente a la habitación, estoy junto a su cama sin saber qué hacer. Valentina aún mantiene sus ojos cerrados, pero está moviendo su cabeza e intenta tragar con dificultad. Creo pasó un minuto y se presenta en la habitación la enfermera junto al doctor, ellos me obligan a salir. Como puedo, porque soy un manojo de nervios, le marco a León, el padre de Val, y a Lupita, mi madre. Me impaciento a tal punto, por tanta incertidumbre, que comienzo a caminar pasos cortos sin sentido en el pasillo frente a la puerta de la habitación. Solo pienso en que necesito verla, quiero entrar estar ahí con mi esposa. Cuando por fin salen, el doctor pide que me tranquilice. Tengo solo unos minutos porque vendrán por Val para hacerle unos estudios de rutina. Jamás sentí el mar de sentimiento que tengo ahora mismo. Abro muy despacio la puerta y me asomo. Valentina está mirando hacia la ventana, pero al percatarse de mi presencia voltea a verme. Sus ojos son más hermosos que nunca, hasta parece que son más azules y cristalinos. Toda expresión siempre es insuficiente para describir cuán bellos son y lo bendecida que soy de poder verlos, de que me iluminen otra vez. Después de tantas noches y días de angustia e incertidumbre, que vuelva a mirarme fue lo mejor que me pasó en mucho tiempo. Sigo acercándome con cautela, hasta que Val intenta acomodarse en la cama. Me apresuro para ayudarla, una vez ya en posición semisentada me agradece, pero se suelta de mi agarre. Lo cual me extraña, rápidamente levanta su cabeza y me mira directamente a los ojos.

 —¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? -fueron sus dos devastadoras preguntas. Les juro con una desgarradora y dolorosa honestidad que nunca nada, ni nadie, te prepara para algo así.

Miráme Otra Vez (Elegida Para Los Watty2020- 2021)Where stories live. Discover now