diez. venganza

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—TENGO UN plan —anunció Sabrina

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—TENGO UN plan —anunció Sabrina. Lentamente, Stella alejó la vista de su libro para ver a su hermana. Estaba decidida, podía notarlo. El brillo diabólico en sus ojos levantó su curiosidad, pero no lo demostró.

—¿Un plan para qué?

—Para enseñarles una lección a esos chicos.

Oh, con que de eso se trataba. Stella negó con la cabeza.

—No, Sabrina.

—Oh, vamos. Sé que no hay manera en que tu planees dejar que se salgan con la suya —insistió Sabrina—. Vamos. Tengo una idea. La señorita Wardwell dijo...

—¿La señorita Wardwell? —La interrumpió Stella, enarcando una ceja—. ¿Le contaste al respecto?

—Confío en ella. Y ella también insinuó que a veces hay que tomar medidas por nuestra cuenta. Stella, por favor. Tú me defendiste de las hermanas extrañas la otra vez, déjame defenderte a ti y a Susie ahora.

Stella lo pensó un instante. Lo cierto era que ella ya estaba planeando una venganza, a solas, para evitar meter a Sabrina en problemas. Pero últimamente las cosas entre las dos no iban tan bien. Tal vez sería bueno para ambas hacer esto. Nada une más un lazo que la venganza, ¿cierto?

—Bien —cedió Stella. El rostro de Sabrina se iluminó—. ¿Cuál es tu idea?

Sabrina se relamió los labios.

—Bien, esta parte no te va a gustar pero es absolutamente importante... —comenzó a decir. Stella ladeó la cabeza, confundida—. Necesitamos la ayuda de las hermanas extrañas.


—No —negó fervientemente con la cabeza—. Absolutamente no les pediremos ayuda a esas estúpidas arpías ponzoñosas...


🔮🔮🔮

Con la noche empezando a caer, una ráfaga de viento helado atravesó el cuerpo de Stella. Aferró alrededor de su cuerpo su fiel chamarra negra de cuero, intentando no pensar demasiado sobre cómo estaban en medio del bosque invocando a las tres chicas que Stella odiaba más en el mundo.

Cualquiera que se metiera con Sabrina entraba a su lista negra.

Sabrina iba por delante de ella, a tan solo unos pasos.

—Las hermanas extrañas, de la mano, van atravesando océano y pantano —recitó Sabrina.

—Tres veces para ti y tres veces para mí y otras tres para formar nueve —continuó Stella.

Paz. El hechizo está hecho.

Graznidos de cuervos se escucharon cerca, y en un instante, las hermanas extrañas aparecieron detrás de las Spellman.

HOLD YOUR BREATH / chilling adventures of sabrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora