nueve. golpe

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NO ERA su intención escuchar

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NO ERA su intención escuchar. De verdad que no. Pero cuando su tía Hilda entró a su habitación, ella ya estaba completamente tapada en las cobijas, dándole la espalda a la cama de Sabrina, con los ojos cerrados. Sabrina aún estaba despierta, terminando de leer un libro para la escuela.

—¿Es un tanto dramático, no? El padre Blackwood —canturreó Hilda, en ese tono gracioso que siempre hacía para aligerar las cosas, doblando la ropa recién lavada. Sabrina cerró su libro, haciéndolo a un lado para prestarle total atención—. Fue el mentor de tu padre.

—Pero luego papá lo superó —concluyó Sabrina.

—Sí —dijo, soltando una risita, sentándose al borde de la cama de Sabrina—. Tu padre era increíblemente carismático, Sabrina. La gente quería seguirlo a todas partes. Era muy apuesto. Pudo haber sido una estrella de cine, como el primo Montgomery. Pero no, él sintió su vocación desde pequeño. Desde que tenía seis años. Me recuerda mucho a ti. Tu madre era un poco más seria, más como Stella.

—Un poco más gruñona —susurró Sabrina, divertida. Stella se tensó, escuchando atentamente la conversación.

—Tu hermana simplemente ve la vida diferente. Un poco más sombría, sí, pero no es algo malo. Trata de ser más amable con ella, ¿sí? Se preocupa mucho por ti.

—Lo sé —suspiró Sabrina, desanimada—. Por eso quiero yo hacer algo por ella. Yo sé que sería feliz con Harvey. No entiendo por qué no se da una oportunidad para averiguarlo.

Hubo una pausa tan larga que Stella dudó volvieran a hablar, pero entonces Sabrina preguntó en voz baja, casi tímidamente:

—Tía Hilda, ¿alguna vez tuviste dudas sobre tu bautismo oscuro?

Hilda suspiró antes de responder:

—Cuando tenía tu edad, firmé el Libro de la Bestia. Las chicas no teníamos opciones en esa época. Simplemente había que hacerlo. ¿Si me arrepiento? No le digas a tu hermana, mucho menos a la tía Zelda, pero algunos días, algunas noches, sueño que camino hacia el bosque de Greendale en el pico de la época de sequía con una antorcha en cada mano para ver el bosque arder como un montón de leña —luego, menos sombríamente, añadió—: Que duermas fabulosamente, cariño.

 🔮 🔮 🔮

—Oh, you're gonna lose your soul, tonight. You're gonna lose your soul.
You're gonna lose your soul tonight, tonight —canturreó Stella, bajando las escaleras de dos en dos, dando saltitos.

—Stella —la llamó su tía Hilda, extrañamente en la puerta de la cocina como si estuviera esperándola. La notó tensa—. Mira quién vino a visitarte.

—¡Harvey! —exclamó Stella al verlo, por un instante sonriéndole como nunca lo hacía usualmente. Lentamente, su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de lo que sucedía.

HOLD YOUR BREATH / chilling adventures of sabrinaWhere stories live. Discover now