𝟏𝟔. 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐫𝐞́ 𝐛𝐢𝐞𝐧

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Azuma Noriko.

- ¿Mamá?

El lugar era sombrío y lúgubre. Los colores que predominaban era el negro y el rojo.

- Hija...

- Mamá...

La voz venía de un lugar que no podía descifrar, había tres puertas frente a mi.

Las reconocía, era la puerta de mamá, la de un baño y la mía, estaban juntas.

Algo tocó mi hombro.

Me quedé petrificada, no podía moverme o gritar, esa cosa me estaba controlando.

Hice el intento por moverme teniendo éxito.

- ¡Mamá!.- grité desesperadamente aterrada.

Corrí a la puerta de mi habitación abriéndola y cerrándola instantáneamente.

Me recargué sobre esta para evitar que esa cosa entrara.

La habitación era muy pesada con respecto a su ambiente.

- Noriko.

- Mamá. - corrí a ella llorando, esta me abrazó y acarició mi cabello.

- ¿Qué sucede Zumi?.- su voz era suave.

- E-el... quería m-matarme.- tartmudeé de lo asustada que estaba.

- Tranquila, no te hará nada.- me llevó a la cama en donde dormía yo.- Duerme, Tadashi te está esperando.

Me hizo acostar en la cama donde había un bulto que era Tadashi dormido.

- ¿Mamá?.- seguí mas asustada aún cuando vi a mi mamá.

Su vestido estaba lleno de sangre al igual que sus manos, su cara era poco visible gracias a la oscuridad en la que estaba hundida y la tenue luz que entraba por la ventana, no era suficiente.

- Tranquila Noriko, todo está bien.- su sonrisa era macabra y siniestra.

El miedo volvió a dominar mi cuerpo y las ganas de llorar volvieron, quería gritar, quería correr, pero por más que lo intentara parecía como si estuviera atada a la cama.

- No podrá hacerte nada.- se dió la vuelta lentamente y comenzó a caminar hasta la puerta con la misma sonrisa.

- ¿Mamá que haces?.- no respondió.- ¡Mamá! ¡No vayas ahí!.- grité ya con lágrimas en los ojos.

Hice por moverme, no podía. Ella salió por la puerta con esa horrible sonrisa macabra.

- ¡Mamá!.- lloré.- ¡Tadashi despierta!.- me giré a verlo, estaba igual que mamá, con esa sonrisa macabra pero con los ojos cerrados.

Solté un grito ahogado, esto despertó a aquella persona, ese no era mi hermano.

- Noriko.- dijo levantándose.

Mi cuerpo por fin reaccionó haciéndome caer de la cama.

- No huyas.- me levanté rápidamente y corrí a la puerta intentando abrirla.

Cuando se abrió salí, la cerré de nuevo y tomé el pomo para evitar que él saliera.

Algo me tiró de golpe y caí de lleno al suelo. Mi cabello estorbaba para poder vera la persona o cosa que estaba sobre mi.

Me hubiese valido, me arrepiento de haber visto.

Era una cosa extrañamente demoniaca, sus dientes afilados podían cortar mi garganta, su piel roja me quemaba con el tacto y su ojos me robaban el alma.

¡𝑺𝒉𝒊𝒏𝒆! [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora