Capítulo 7

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Punto de vista de Eric

Llegué a las oficinas de Portman a tiempo para mi cita. En el garaje todos los autos habían desaparecido, excepto el de Gerald y Ryan. Me irritaría si no hubiera cumplido con mi solicitud para que estemos solos.

Aparqué y caminé hacia el ascensor. Cuando las puertas se abrieron, oí a alguien dentro del estacionamiento.

Entré rápidamente. No quería que me vieran a pesar de que se completó la parte más delicada del trato. No tenía sentido hacer que mi conexión con Portman fuera conocida si no era necesaria.

Para mi sorpresa, la persona corrió y pudo entrar al ascensor antes de que se cerraran las puertas; el glamour es, supongo.

Y para mayor asombro aún, la figura que tenía delante era Katie Dunn jadeando con el brazo envuelto en un yeso.

Ella me reconoció de inmediato y no evitó maldecir.

Me hizo sonreír mentalmente.

Las puertas se cerraron y pude sentir que estaba nerviosa y tratando de mantener la compostura.

Todo el tiempo ella no dijo nada y me dio curiosidad. Quería hablar con ella, preferiblemente sin testigos. Hice lo mejor de la situación. Apreté el botón de parada del ascensor mientras la miraba directamente a los ojos.

Ella dio un salto y se apoyó contra la pared del ascensor. La compostura que había estado intentando la mantenía alejada. El latido de su corazón estaba agolpando el espacio que compartíamos. Era irregular y latía bastante fuerte.

No tenía prisa por empezar a hablar. Su nerviosismo me estaba dando placer. Tomé esfuerzo pero no lo demostré. No quería hacerle daño. Por otro lado soy un vampiro y disfrutamos del sufrimiento humano.

Ella no gritó, pero seguía temerosa. Podría hacerlo mejor que eso. ¿Torturarla solo para mi placer? Sus gritos sonarían celestiales.

La idea de hacerla sufrir de otras maneras surgió en mi mente y la sed de sangre ardió en mi garganta y otras lujurias quemaron otras partes de mi cuerpo.

-¿Porque detienes el ascensor?- Preguntó con aire altivo, como de repente fuera de un trance y ganando control sobre su cuerpo.

Valiente, esto será un estupendo deporte.

-Quiero hablar contigo- Respondí secamente aunque esto era muy gracioso.

-¿Acerca de?- Su tono se había vuelto desafiante y su nariz estaba ligeramente en el aire. Señoras y señores tenemos una luchadora.

Me apoyé contra la pared opuesta a ella, crucé las piernas y metí las manos en los bolsillos para mostrarle que no atacaría. En realidad todavía no lo había decidido. Ella se beneficiaria de una lección de miedo. Su coraje y su descaro habían llevado su brazo al yeso en el que estaba fijando mi mirada. Ella dejó la fiesta maltratada.

-Katie, ¿Como supiste que alguien quería atacarme a mí y a mis colegas?

Sus hermosos ojos marrones se ensancharon ligeramente y tartamudeó.

-¿Como sabes mi nombre?

No contesté. esperé con una expresión sosa. Le hice una pregunta y esperaba una respuesta. Los segundos pasaron y ella finalmente pareció renunciar a esperar mi explicación.

-Escuché a los hombres hablar de eso en el baño- Ella se encogió de hombros.- Las paredes eran bastantes delgadas. Tenían estacas a la mano y hablaban de una rubia. No necesariamente tienes que ser inteligente para conectar los puntos.

-¿Porque me lo dijiste?- Esta respuesta me interesaba mucho. ¿Por qué querría un humano proteger a un vampiro? Era como una gacela defendiendo a un león.

-¿Por que no?- He estado hablando con ella muy poco tiempo, pero no me gustó la forma en que respondió mi pregunta con otra pregunta. Por qué no? ¿Que lógica había en eso? Según ella, si vieras a alguien en peligro, te involucras. Juraría que ella incluso creyó las tonterías que estaba arrojando.

-¿Parezco tan indefenso que necesito la ayuda de un humano?- La provoqué mostrando mis colmillos.

Ella tragó saliva y tembló por un momento, pero pareció recuperar el control rápidamente. Mas rápido de lo que hubiera esperado; fascinante; frustrante.

-No, no creo que estés indefenso y probablemente no necesites mi ayuda. Eso no significa que me avergüence o lamente haberte ayudado de todos modos- ¡Que demonios! Ella no bromeaba con eso.

-Bueno, de todos modos quiero pagar los gastos en los que incurrió con tus acciones, los tratamientos médicos y los inconveniente que causó la lesión- Era lo justo, aunque no necesitaba ni pedí ayuda.

-¿Que?- Se apartó de la pared y se me acercó-Quieres pagarme por advertirte?- Entonces ella se rió en mi cara. No estaba seguro de si ella era atrevida, loca o tenía un deseo de muerte.

Descarado, muy muy descarado. Cerré la distancia entre nosotros y dejé a la vista mis colmillos. Sentí ganas de golpearla hasta que ella dejó de reír.

Ella dejó de reír por su propia cuenta, pero no quitó la sonrisa de su cara; fue una sonrisa irritante y molesta, una sonrisa emocionante, atractiva y deliciosa... ¡Que rayos! ¿Quién controla a quién aquí?

-¿Seguirás gruñendome o vas a poner el ascensor en marcha de nuevo?- Ella no me tenía miedo. No estaba seguro de si deseaba su miedo tanto como debería. Sabía que no quería que ella me temiera hasta el punto de que huyera.

-Aún no hemos decidido cómo pagaré tus servicios- Sostuve sus ojos en los míos y puse mi glamour sobre ella para que aceptara mi oferta.

holaaaaaaa, seguro deben querer matarme por dejar de publicar casi todo un mes, mil y un disculpas les debo.

estoy en mi primer año estudiando gastronomía y les juro que el tiempo no me alcanza, pero trataré de hacer lo posible para tener cierta continuidad en las publicaciones.

ahora.... ¿creen que el glamour de Eric funcionará sobre Katie? 

Sombra de luna // Eric NorthmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora