Un desafortunado incidente a los diez años de edad, fue el mismo que llevó a Louis a conocer a aquel pequeño y extraño niño de ojos verdes que le ayudó a escapar del frondoso bosque en el cual se había perdido, pero aquella fue también la ultima vez...
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《Ojo misterio bajo la montaña, sigue vigilando cuidadosamente las almas de mis hermanos. Y si el cielo se llenase de humo y fuego; sigue cuidado de ellos.
Si esto tiene que acabar en fuego, entonces arderemos todos juntos. Veremos las llamas escalando alto la noche.
Y si debemos morir esta noche, entonces moriremos todos juntos, levantemos un vaso de vino por última vez. Gritando: "¡Oh, padre!" La desolación se aproxima desde el cielo. 》
Nota: Calabacitas, antes que lean, debo advertir que he tomado la decisión de cambiar el término "Suprema" Por "Divina", al final explicaré porque. Por ahora, disfruten el capi. ♡
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"Estoy perdiendo control de mi... Es la magia... Es Lilith... Incluso si encierro el poder en lo más profundo de mi alma, agrieta todas las murallas para salir. No puedo controlarlo. Soy una hija de su sangre, y me exige ser quién debo ser, me demanda valor y rebeldía; pero, no puedo... No debo arriesgar a un hombre tan bueno como Daniel, mis hijos lo necesitan.
No puedo quedarme más tiempo aquí; necesito irme, antes que mis acciones los expongan a ellos. O, en el peor de los casos, el Clan nos encuentre." —J.
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Su cuerpo estaba frío, como la helada agua que lo rodeaba. Con las muñecas atadas a dos infernales estacas, Louis observaba bajo una mirada perdida el oscuro líquido que le llegaba hasta el pecho. Enfrentarse a esas brujas había sido en vano. No tenía fuerzas, el Bosque de los Lamentos desorientaba sus energías; mientras, su mente, era un desastre incoherente donde los pensamientos se perdían entre dudas y tormentas. Había acabado herido, débil y desprotegido.
—Has vuelto a despertar, quimera. —El agua se agitó ante la presencia dueña de tan repugnante voz. Louis cerró los cansados ojos por leves segundos, al tiempo que un desganado suspiro escapaba de sus labios. —Levanta la mirada cuando te hablo, muchacho. —La punta de la escamosa cola le sostuvo fuertemente de la quijada, para alzar su rostro. —No olvides que estás en presencia de tu Divina; Hijo de Lilith.
Sin más opción, Louis miró aquella horrible criatura, la rabia contenida se reflejaba en sus ojos azules, centellando como llamas. La Naga bosquejó una desagradable sonrisa que, poco a poco, se transformó en una risa, mas, la bruja frente a ella permaneció en quietud, meramente demostrado su discordia bajo un profundo silencio.
—Veo en esos ojos el índigo el fuego de Morrigan... Cuanto poder y peligro; dentro de esas devoradoras brasas azules. Ellos me encerraron en mugre, creyendo que me arrepentiría, pero, pensar que había acabado con el último de ustedes me traía placer; mi Clan continuaría siendo intocable, temido. Sin embargo, las alimañas son una plaga engorrosa de erradicar... —La mirada de la serpiente le escudriñó con asco, no en balde, poco tiempo tomó para que una nueva sonrisa se alzara en sus labios, envueltos de malicia. —Que la mitad de tu sangre nos pertenezca sólo podría hacerme tomarlo como un regalo de mi Diosa, para sacarme de éste maldito estanque de ratas.
