7.Flores Salvajes

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《Hay un ruido de tambores en mi cabeza que empieza cuando estás cerca

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Hay un ruido de tambores en mi cabeza que empieza cuando estás cerca. Te juro que podrías oírlo, hace un sonido tan poderoso. Hay un ruido de tambores en mi cabeza que me tira al suelo. Te juro que deberías oírlo, hace un sonido tan poderoso:

Más fuerte que las sirenas.

Más fuerte que las campanas.

Más dulce que el paraíso, y más caliente que el infierno.  

Corrí a una torre, donde las campanas de la iglesia repicaban. Esperaba que ellas limpiaran mi mente, dejaron un subido en mis oídos pero esos tambores todavía suenan... alto y claro. Mientras muevo los pies hacia tu cuerpo puedo oír este ritmo, llena mi cabeza y se hace más, y más fuerte.


''—¡Padre, lo ha vuelto a hacer! —Gritaba una voz infantil con prisa. —Se ha curado de nuevo ¡Te lo dije, te dije que podía hacerlo! —

—Maldito pequeño demonio. Dios santo, ¿cómo es posible que se halle tan pronto sin daños? —Dijo la voz de un hombre quien recientemente entraba a la pequeña habitación donde se desarrollaba la extraña y trágica escena.''

El ojizul se movió con incomodidad sobre el lugar donde su cuerpo se hallaba recostado. El confuso sueño se reproducía en su cabeza aferrándolo al desconocido mundo de los sueños, no permitiendo que su cuerpo recibiera el impulso necesario para terminar de despertar.

''—No podemos llevarlo así ante el Reverendo. Dios nos proteja de las cosas que ese demonio podría hacernos en condiciones sanas si debemos esperar una semanas más a la llegada de los otros sacerdotes. —Aquel hombre observaba con recelo el pequeño cuerpo hecho un ovillo en la esquina de la habitación. —Jacob, alcánzame el palo de la sala, apresúrate. —Le ordenó con prisa a lo que el niño obedeció.

El pequeño cuerpo en la esquina abrazaba sus rodillas sin levantar la mirada en lo absoluto. Había una cadena asegurada a una de las paredes cuyo segundo extremo estaba enroscado a su cuello como si se tratada de un animal. El niño temblaba ligeramente mientras susurraba cosas demasiado bajo como para poder llegar a ser notado por el momento. La ropa sobre él estaba sucia, manchas de barro y de algo carmín estaban esparcidas por la tela.

—Jake, por favor, para esto ya. —Habló la voz de una mujer. —Míralo ¡Dios santo, es solo un niño! Debe ser incluso menor que tu hijo, debes parar. —Le pidió con angustia.

El hombre se giró hacia su esposa, la expresión dura y decidida gobernando la mueca de su rostro. Con un solo gesto de seriedad bastó para que la dama callara. Todo indicaba que ni siquiera la única voz aparentemente misericordiosa de la habitación pudiese hacer algo para mediar la situación.

Doncel Primaveral ❧ l.sWhere stories live. Discover now