Hey, you. Parte 3

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─ ¡Jojo! ¡Amanda! ¿Eigil? ─grita Nikolái─ ¡Stevie!
Solo el eco da una respuesta. Al inspeccionar el lugar, siente viento en su rostro. "Debe ser una conexión con la otra cueva", piensa. Al caminar un par de pasos, empieza a notar que la luminiscencia aumenta. Un montón de símbolos se divisan en la muralla, jeroglíficos incomprensibles por el físico.
─ Jonas sabría qué dice la muralla ─piensa.
El brillo parece ser causado por varias luciérnagas, las cuales son inusualmente luminosas. Nikolái camina por espacio de unos minutos, cuando una súbita imagen aparece ante sus ojos: un extraño disco en medio de un gran océano. No duró más que un par de segundos, pero bastaron para confundirle.
─ ¿Qué era eso? ¿Ya estoy enloqueciendo?
A ratos, escucha sonidos. En su soledad, los sonidos empezaron a tomar significado, como el eco de una conversación. La voz se le hace familiar, pero su existencia en el plano real le es constantemente cuestionada. Fue entonces cuando escuchó un clarísimo "Nikolái". Era la voz de Jonas.
─ ¡Jonas! ¡Aquí estoy!
Su grito reverbera en la cueva, pero al cabo de un minuto, no escucha respuesta. Vuelve a caminar por la cueva, esperando volver a oír algo. Las luciérnagas revolotean cerca del físico. Pasados ya tres minutos, éste se sienta apoyado en la pared, empezando a sentir sed.
─ El calor de la cueva acelera mi deshidratación, ésto no es bueno.
Observa el vuelo de una luciérnaga, que volaba en círculos. Súbitamente, se percata de que la luciérnaga aparece al otro extremo de su trayectoria común, como si hubiese perdido súbitamente la sensación del tiempo.
─ No puedo creer que las noches durmiendo mal no me hayan hecho perder la cordura, pero esta cueva maldita sí.
Se oye nuevamente los vestigios de una discusión. Nikolái escucha un distante sonido de oleaje, que se interrumpe por el susurro de las voces a la distancia.
─ ¿El mar? Imposible, apenas habíamos recorrido unos 50 kilómetros.
Confundido, Nikolái saca un dispositivo de geolocalización. Es un simple GPS adaptado para ubicarse aún sin recibir la señal del satélite, usando coordenadas magnéticas. Al mirar su ubicación, un escalofrío recorre su espalda.
─ No, eso es imposible...¡esta cosa está averiada!
Su brazalete comienza a sonar: un usuario de stand está cerca.
─ Lo que me faltaba...
Con rapidez, el físico ruso se esconde detrás de una formación rocosa, extrayendo una pequeña navaja de caza. Con sus visores, analiza cada rincón de su entorno. Su única posibilidad de salvarse sería atacar al usuario sigilosamente o no ser detectado. Estando en eso, la pared a su espalda se deforma abriendo paso a una persona, arrojando todo el peso de Jonas Jones sobre Nikolái.
─ ¡No te tengo miedo! ¡Pelea! ─exclama Nikolái, ondeando su navaja en el aire con los ojos cerrados. Al reconocer la marca de emisión de Moving Waves, su expresión cambió totalmente─...¿Jonas?
─ El mismo ─ contesta JoJo, levantándose de la espalda de su amigo─, ¿no crees que estás un poco mayor para jugar a las escondidas?
─ Por un momento pensé estar en problemas. Me trajiste malos recuerdos de la vida en mi tierra.
Jonas abraza a su compañero, riendo.
─ Ahora, tenemos un problema ─comenta el ruso, señalando el GPS.
Al mirar las coordenadas, Jonas no hace más que levantar sus cejas, en señal de confirmación de una idea que asaltaba su cabeza.
─ Eso explica los 8 minutos de retraso entre el grito que lancé de Moving Waves y el que detectó de ti. Por alguna razón, las ondas acústicas se mantuvieron intactas por una distancia tremenda. Creo que tiene que ver con el stand de esa pequeña oruga.
Nikolái recuerda la oruga cristal.
─ ¿Pero casi 1300 kilómetros? ─pregunta intrigado el físico─ ¿Cómo pudimos recorrer semejante distancia en tan poco tiempo?
─ Las ondas en granito se mueven a velocidades tremendas, unos 5400 metros por segundo. Aunque haya zonas de otros materiales, la suma total debió dar un promedio de esa velocidad.
─ Pero nosotros no somos ondas, somos materia.
─ Exacto, he ahí la habilidad de esa oruga. Al parecer, consiste en transportar objetos o personas, convirtiéndoles en ondas.
─ ...violando unas cuantas leyes físicas, ¿no? ─comenta sarcásticamente Nikolái, riendo.
─ 「Moving Waves」 envió un mensaje acústico transportado por una onda mecánica más energética. Debería llegarles en un par de minutos a los demás.
En eso, Nikolái se percata de un detalle que había olvidado.
─ Jonas, ¿escuchas el sonido del oleaje?
El oceanógrafo miró a su amigo con escepticismo. Sin embargo, escuchó claramente el mar rompiendo a la distancia.
─ Sí, lo escucho. ¿A qué profundidad estamos?
─ La suficiente para que no se escuche el mar de esa forma. Además, pareciera que no hay una concentración de presión alta ni tampoco la cantidad de grados que debería de haber a esta cantidad de metros ─añade el ruso, mirando sus sensores barométrico y termométrico.
Jonas utiliza su stand para detectar el origen de las olas. Sorprendentemente, su origen no viene de la superficie, sino en dirección este.
─ Queda poco para llegar a la zona de la meseta. Ahora todo empieza a cobrar sentido ─concluye Jonas, sacando el diario de su padre.

Jojo's Bizarre Adventure: Waves of Fate (Ondas del destino)Where stories live. Discover now