III

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Por medio del espejo en la puerta del armario, podían verse solo sus ojos y cabellera azul que resplandecía con los tenues rayos de luz. Una manta amarilla estaba cubriendo su fino cuerpo del frio que llegaba a colarse por la ventana cerrada. Llevaba unos minutos escuchando la suave voz de su abuela llamando para que despertara sin embargo no había contestado estando inmerso en propios pensamientos.

— Abuela...— se removió sobre la cama por primera vez desde que despertó ganando un poco de dolor en la espalda y abdomen. Un jadeo quiso escapar de sus labios pero lo ahogó cubriendo su boca con las manos.— Buenos días. Ahora salgo.— contestó con voz un tanto ronca. Sus pasos se escucharon lejanos a la puerta perdiéndose entre las paredes, fue entonces que decidió sentarse en la orilla de la cama mirando su reflejo y rostro cansado en el espejo. Intentó sonreír terminando riendo irónico por el intento.

— Veamos cuantos más...— salió de la cama por completo con la manta aún cubriéndole el torso desnudo y finalmente estando frente al espejo, dejó resbalar la manta por sus hombros hasta caer al piso descubriendo su blanquecina piel. Giró con pereza dándole la espalda al espejo y viendo sobre el hombro los nuevos hematomas que habían aparecido y tardarían en irse.— Uno, dos... tres...— continuó contando acariciando la piel manchada al paso.— Y éste de aquí vale como por seis.— sonrió sin ganas vistiendo su cuerpo con una playera  para evitar que su madre lo notara. Bastante tenía ya con todo lo demás.

Estiró con mucho cuidado saliendo de la habitación para ir a tomar una ducha que debería aliviar un poco el dolor y mataría la pereza que adueñaba su cuerpo. No le emocionaba ni un poco otro día de clases, ni por saber más de Jungkook. Y no porque no quisiera sino por la forma en que se habían conocido. Quizá pensaría como todos los demás... pero había algo en él que no dejaba afirmar por completo aquello. Al fin y al cabo, lo ayudó.

[...]

Justo se encontraba con el primer pie dentro de la preparatoria cuando el timbre sonó anunciando el inicio de clases.
Continuó caminando llevando por última vez la sudadera de Jungkook a sus fosas nasales asegurándose de que oliera bien. Se había dado a la tarea de lavarla como muestra de agradecimiento, quizá era lo menos que podía hacer.

Con la sudadera en el antebrazo, se adentró al aula notando una pequeña notita de color azul adherida al escritorio en donde estudiaba. Apartó la mochila de sus hombros para colocarla a un lado y la sudadera en el respaldo del asiento luego tomó entre sus dedos la nota, dispuesto a leer con una sonrisa dibujándose a lo largo que recorría las palabras.

"He comprado tu almuerzo, está dentro de tu escritorio. Sé que es tu favorito, por favor cómelo todo. :)"


Notó la presencia de una firma debajo del escrito la cual decía "secreto". No fue consciente del momento en que sonrió de forma boba intentando ocultarla mordiendo su labio inferior y releyendo una y otra vez. La caligrafía era linda... el detalle también. "¿Quién eres?" Fue lo primero que pensó.

Encogiéndose de hombros, inmediatamente abrió dicho cajón encontrando una hamburguesa como la que estaba degustando ayer justo antes de que Kim Ho llegara. Una risita escapó tomando el alimento en sus manos jugando con el empaque pensando entre todo lo que estaba sintiendo, quién podría ser.

— Jimin ¿Comerás una hamburguesa... a éstas horas?— aquella voz femenina que conocía bastante bien se hizo presente. La mujer posó suavemente su delgada mano sobre el hombro ajeno y curveó sus esponjosos labios rojos en una sonrisa.

— Hola, Yoonie.— le regaló una sonrisa sin alejar sus ojos y manos de la hamburguesa.— Tu lo dejaste aquí ¿Cierto?— preguntó inclinando la cabeza y elevando un poco la mirada desde el lugar en que estaba sentado para verla a los ojos esperando respuesta.

Mi Amigo Tourette | JikookminTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang