El águila y el tigre

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El impacto fue tan poderoso que lanzo a Honda por los aires, haciendo que cayera justo a la entrada del establecimiento de baños sauna, apenas rozando la fachada de madera.

Honda se levantó, sorprendido e indignado... Él era el mejor luchador de sumo en todo Japón, pero no podía creer que sus habilidades no eran suficientes para derrotar otras disciplinas de combate.

Sagat se acercaba cauteloso, Honda daba pasos lentos a su izquierda. Ambos oponentes se observaban mientras formaban un círculo entre ellos con sus pasos. Ahora fue Honda quien se lanzó al ataque, logrando un increíble salto para alguien de su robusta complexión, cayendo con todo su peso sobre Sagat, quien milagrosamente logró dar un pequeño salto hacia atrás, evitando el ataque por milímetros.

El tailandés tomó a Honda de la cabeza y logró levantarlo con una sola mano, mientras con la otra lo golpeaba en el tórax. El japonés aprovecho la cercanía, a pesar del castigo físico que estaba recibiendo, para ejecutar su movimiento más poderoso en su arsenal: el ataque de las cien manos. Honda lanzo una serie de manotazos a una enorme velocidad que castigaron duramente a Sagat quien fue lanzado hacia las puertas del establecimiento.

Sin perder tiempo, Honda corrió hacia su rival y se lanzó de cabeza hacia él, impactando en su estómago. La fuerza con la que se lanzó fue tal que ambos oponentes atravesaron las enormes puertas de madera de roble llegando a una de las salas del local: un enorme cuarto cubierto enteramente de un azulejo de color verde agua en las paredes y azul claro en el piso, con lámparas de papel color naranja colgadas en el techo y letreros de agua caliente en la pared, con un gran jacuzzi en el centro de la habitación y un enorme mural del monte Fuji con el icónico sol naciente detrás de este.

Los luchadores giraron al momento de caer, levantándose con la mayor velocidad posible, sin importarles las astillas clavadas en el cuerpo, y arremetieron uno contra el otro de nuevo.

Honda intentó de nuevo el ataque de las cien manos, pero Sagat no iba a ser sorprendido con el mismo truco, justo antes de que el primer golpe lo tocara, se dejó caer hacia atrás, obligando a Honda que avanzara hacia delante.

El gigante apoyo su pierna derecha detrás para evitar caer completamente y aprovecho para impulsarse y ejecutar el "soplido del tigre".

Honda fue levantado por el aire cayendo duramente al suelo y antes de que lograra recuperarse, Sagat se lanzó con su poderoso rodillazo tigre.

Honda impactó duramente contra la pared detrás del jacuzzi, las partículas y pedazos de pared se desprendieron violentamente, levantando polvo y tirando algunos carteles que se encontraban pegados, incluyendo una imagen de Otani Oniji, personaje creado por el artista Toshusai Sharaku, que se desprendió del techo cayendo justo encima del derrotado Honda.

Sagat se aproximó a su inconsciente rival, tomándolo del cuello dispuesto a ejecutarlo... pero después de unos segundos lo soltó y se retiró del lugar. Un atontado Honda únicamente pudo ver la espalda del gigante retirándose cabizbajo y finalmente perdiéndose entre las calles.

El retorno a Tailandia lo emprendería por mar, a bordo de un viejo y modesto barco pesquero, que lo llevaría a Vietnam y después continuaría su travesía a pie. El viaje tardaría muchos días en completarse, pero era el tiempo lo que necesitaba Sagat, tiempo para pensar, para meditar.

La orden era ejecutar a Honda por desafiar a Shadaloo, pero... porque en esta ocasión se sentía tan... ¿incorrecto?

Sagat no dejaba de pensar en el traicionero ataque que sufrió ese soldado en Sudamérica.

Pero era un enemigo de Shadaloo... debía de morir de todos modos. Pero existen formas de morir y formas de matar... y esa careció totalmente de honor.

El sendero del TigreWhere stories live. Discover now