Taehyung tuvo que echarse hacia atrás para poder respirar, y con las lágrimas asomándose por sus orbes, escupió un poco de sangre en el piso. Ante el descuido de Tae aquel extraño pateó su cabeza como si de un balón de soccer se tratase. Al segundo respiro que Tae fue capaz de inhalar el hombre le dobló el brazo contra la espalda. Un chillido escapó de sus rosados labios que rápidamente abstuvo para no despertar al infante. Estaba seguro de que su maldito cúbito derecho hizo un crack.

Como distracción más factible el beta escupió su saliva ligada con sangre en la cara del contrario. Sin querer perder tiempo, y antes de que su vista se volviera más borrosa, arremetió nuevamente contra la rótula de su pierna derecha. Un punto sensible y blandito que te dejaría moqueando por horas...

A excepción de que seas ese monstruoso alfa de muslos gruesos.

Lloriqueando internamente por no causar mucho daño a su enemigo, Tae fue a por su cara esta vez. Logró zafar su lastimado brazo, utilizó uno de sus pies como eje en el cual giró su cuerpo completo así logrando asestar un izquierdazo con la pierna restante. El desconocido maldijo en voz baja por el ataque del beta. Sonrió ladino cuando sorprendió a Tae tomando la pierna levantada, contra todo pronóstico enrollando la extremidad en su cadera. Anatomía contra anatomía chocaron causando un jadeo desconcertado proveniente de Taehyung. El pobre hombre que aún vestía pijama empujó al otro liberando su pierna color canela, no obstante, el alfa desconocido tomó oportunidad de las manos desorientadas del enemigo, en un estratégico movimiento lo acorraló contra la cuna del angelito que dormía plácidamente sin percatarse de la pelea a su alrededor.

El tipo debía vivir en el gym, o algo por el estilo. A través de su camisa Tae podía sentir unos músculos tensos presionando contra su espalda. Sus manos más pequeñas eran aprisionadas una contra la otra en su propio vientre por las salvajes del extraño.

Taehyung se avergonzó por la posición humillante y sumisa en la que el imbécil lo había puesto. Se negaba a dejarse derrotar por alguien como él. En su mente nadie debía inhibir su cuerpo de esa forma; mucho menos frente de su hijo, por lo que sacó fuerzas de un lugar incierto dentro de su cuerpo y le dió un codazo en el estómago a aquella persona que lo tenía sostenido contra su marcado pecho.

Para ser sinceros el golpe le dolió más a él que al alfa entrometido.

Kim murmuró maldiciones a las fuerzas oscuras que se unieron esa noche para alentar al hombre a entrometerse en casa ajena. A estas alturas su cuerpo estaría sufriendo una fractura costal y el cerebro probablemente se le saldría por los oídos. Asquerosa realidad por cierto.

– Detente si no quieres morir. Tu y yo sabemos que un beta no se cura tan rápido como un alfa. No te he matado por consideración. – dijo furioso el de piel más blanca.

– ¿D-de que estás-

El chico de cabellera clara se vió interrumpido por sí mismo cuando una endemoniada tos atacó su organismo haciéndolo derramar una preocupante cantidad de sangre.

– Cállate. Te vas a morir antes de tiempo; además no necesito darte explicaciones. Quiero dejar claro que me llevaré al niño, eso es todo. –

Al terminar de hablar el hombre más alto hizo el amago de acercarse al único infante en la habitación, como era de esperarse, Kim evitó que siguiera avanzando.

– ¡No te atrevas! Ya te lo dije; nadie se llevará a mi bebé sin mi consentimiento. – bramó aún más enojado Taehyung.

– Desde mi punto de vista tienes solo una opción, así que hazte a un lado. No querrás que te rompa el cuello, ¿o sí? –

Y de nuevo se expresó usando esa sonrisa socarrona que empezaba a enloquecer al chico Kim.

Taehyung en serio estaba empezando a odiarlo. Cada segundo que pasaba significaba más dolor para su persona, mas eso no impediría que se retractarse. Lo iba a matar con sus propias manos de ser necesario, pero protegerá su bebé a como dé lugar.

Quizás el 50% de sus genes son de hormonas omega y nadie en su familia se ha dignado a decirlo. Ciertamente esos instintos protectores eran fuertes.

Nah. Ni pensarlo.

En su familia todos se presentaron como alfas, a excepción de él y otros dos omegas. Nadie realmente sabe cómo Kim TaeTae terminó siendo un beta pues cada persona que lo conocía esperaban y estaban seguros de que sería un temible alfa.

Pero no. Fue todo lo contrario, Kim Taehyung no era capaz de ir al supermercado e irse sin dejar propina. O ver a alguien en la calle ganándose la vida en una situación deplorable y no dar su brazo a torcer.

Él simplemente tenía que ofrecer su ayuda. Lo hubieran confundido con un omega de no ser por su mal genio cuando se enojaba, las locas decisiones que tomaba sin consultar a nadie y/o su independencia total.

Un llanto conocido empeoró la situación aún más. Hobi estaba despierto; listo para ser alimentando y que le cambiaran su pañal, sin embargo, su papi Tae se encontraba en un grave aprieto.

– ¿Le quieres hacer daño a mi hijo? – cuestionó el padre desesperado.

– No, y antes de que sigas preguntando te aviso que no contestaré ninguna otra pregunta más. –

– Bien, ¿podemos hacer una tregua ahora? Luego me encargo de ti, ahora Hoseoki me necesita. Piérdete. – se dió la vuelta aún inseguro aunque obviamente alerta de cualquier nuevo ataque.

Cuando los minutos pasaron y nada ocurrió tomó a su niño en brazos y se encaminó a la cocina mientras lo arrullaba un poco. Sus heridas dolían como una perra, pero nada era más importante en ese momento que darle de comer a su solecito.








[Editado]

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