Había pasado una hora aquí en la cual, la mayor parte, fue sobre consejos que me daba Ian sobre la salud, como puedo bajar de peso y estabilizarme normalmente. Yo le había contado acerca de mi proposito -acerca de cuidar mi cuerpo desde ahora- y me entendía aunque el decía que yo no necesitaba mayor ejercicio, mi problema no era la gran cosa, solo me demoraría unos cuantos meses en tener una silueta mejorada, cosa que yo agradecía.

Cuando me encontraba en una de las tantas máquinas de correr el comenzó con lo que yo no quería. Aunque sabía que pasaría luego. 

—Y Kate—soltó, pensado bien lo que diría a continuación —¿Qué hay de tu vida?— me encogí de hombros como pude mientras trotaba —¿Hijos, esposo, trabajo, algo?— 

—Oh, no tengo hijos, me casé hace casi 5 años y no trabajo— 

—Bien, ¿Y tú te casaste con...?— su mueca hacía que mi tensión aumentara, el sabía de Harry y su pregunta era específicamente si yo me había casado con él.

—Harry Styles— susurré de mala gana, él asintió soltando un suspiro —Ian— llamé su atención, sosteniéndome más firme de las barandillas de la máquina, era una posición bastante incomoda. El castaño pronuncio un '¿sí?' y yo continué —No le digas a Carrie— 

—Pero ¿Por qué?— su pregunta me sorprendió ¿Por qué no? porque yo no quería y ya, eso bastaba, se estaba metiendo en mi intimidad.

—Porque no, yo no tengo nada que ver con ella y viceversa— 

—Está bien— gruñó él, sonreí levemente.

—¿ y qué tal tu vida?— 

—Cero hijos, cero esposas y este trabajo— sonrió de lado.

—Eso está bien, supongo— traté de animarlo, él seguía igual que antes, es decir, la misma mentalidad que consistía en cero líos amorosos y mucho deporte. No estaba del todo mal.

—Lo está, siempre quise esto— comentó sin interés alguno. Él apago la máquina y me guió hacia otra, me enseñó como funcionaba y me hizo trabajar con ella, hubo un silencio bastante molesto durante más de 10 minutos —Katherine ¿Tú quieres saber de Carrie?— preguntó, dejándome bastante sorprendida. Dejé de hacer lo que sea que estuviese haciendo yo con esa máquina de cuerda.

—No, enserio no quiero saberlo— me levanté y enfrenté al castaño un año menor que yo —Gracias por la sesión Ian, nos vemos mañana— fui a por mi bolso mientras él iba detrás de mi, no me iba a dejar tranquila.

—¿Te vas?— preguntó, yo asentí —¿No pasarás al vestidor?— volví a asentir, caminé con él hasta el dicho lugar, al yo traspasar la puerta logré ver como se sentaba en una silla contra la pared del costado. Él en serio no me dejaría tranquila.

El vapor corría por los baños, parecía un vestidor de porristas o algo así, dejé mis cosas en una banca cercana al lavamanos, me miré en el espejo. Estaba sudando, mi cabello se veía horrible, necesitaba un baño. Al menos no me había puesto maquillaje como pensaba hacerlo.

Entré a una de las duchas dejando en un casillero mi bolso junto con mis cosas, había sacado la toalla y luego de ducharme iría a por la ropa de cambio, no quería que se mojase. Mientras me mojaba con la casi fría agua. me mentalizaba para lo que venía, mentalizaba mis respuestas y mentalizaba mis reacciones. No quería mostrarme débil frente a alguien que podía correr y contarle mi vida a mi antigua mejor amiga.

Luego de tres minutos más ahí dentro salí mucho mejor, me cambié ropa dentro del mismo cubículo húmedo y me arreglé el cabello frente al espejo. Finalmente y dispuesta a la charla con Ian, salí.

Pero para mi sorpresa, él ya no estaba.

Me creí libre por un momento, hasta que lo vi correr hacia mí, completamente cambiado de ropa, arreglado.

—¿Puedo ir a dejarte a casa Kate?— preguntó ya cuando estuvo a mi lado, me lo pensé un momento y acepté.

Ambos salimos del gimnasio hacia el estacionamiento de este mismo, subimos a su preciosa Land Rover y nos dirigimos hacia mi casa, como yo le indicaba. Mi nerviosismo disminuía al notar como el chico no me hablaba más que para saber las calles y nuevamente me creí salvada de la situación cuando llegamos a casa. Obviamente no estaba salvada, yo siempre tenía mala suerte.

—Kate— murmuró mi nombre cuando yo me disponía a abrir la puerta. Se giró hacia mí y continuó —¿En serio tu no quieres saber?— él no entendía que yo no quería. Fue el momento en que todo se fue por la borda, toda la mentalización y todo lo que había preparado para esto, yo no estaba lista y ni siquiera sabía por qué.

Abrí la puerta del auto nerviosa, bajé de el con el bolso entre mis manos y caminé hacia la vereda, aquella que daba hacia la ventana de Ian, torpe Katte ¿Por qué dejaste que te llevara?

—Katte, no puedes alejarte de esto para siempre— ¿por qué no podía? a mi no me interesaba, yo no quería saber de ella, ella fue la que no me apoyó cuando debió hacerlo. Era estúpido.

Entonces caí en cuentas, si Ian me miraba con esa cara de arrepentimiento, no por algo que él hizo, si no por su hermana, ese algo tenía que ver conmigo. Y solo una persona tenía que ver entre yo y Carrie, la discusión y todo ello. Dylan.

—Dylan— murmuré, mis ojos se cristalizaron, cierta parte de mi cuerpo sentía que aún dolía. Y bueno, no dejé de querer a Dylan, solo quise más a Harry en su momento. Ahora ya no quería a Harry, entonces si mi mentalidad adolescente aun no dejaba a Dylan de lado, sabía que todo dolería más ahora.

—Ella se casó con él— las primeras palabras dolieron, sentía como si me hubiese engañado, probablemente ellos me trataban como idiota. Pero Ian no había terminado —Carrie está embarazada de su segundo bebé también— 

Beast |h.s|Where stories live. Discover now