doce

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Envuelvo un brazo alrededor de su espalda mientras mi otra mano se encuentra con su mano cuando pasa su brazo por mis hombros.

Después de diez minutos corriendo, he perdido toda respiración y necesito parar. Miro por los alrededores. Hay una cueva pequeña. Es lo suficientemente grande para descansar.

-Harry -comienzo a decir presionando una mano sobre su rostro. Su piel está fría como el hielo-. Harry, por favor, quédate conmigo.

No puedo perderlo aquí fuera en el bosque. Si regreso al hospital, pensarán que estoy loca. Me enviarían a algún lugar lejano en el que estaría siempre en el punto de mira. Después de todo, no tengo padres que lo discutan.

-Vuelve... -lucha por respirar-. Vuelve al hospital.

Me siento erguida, asombrada por sus palabras.

- ¿Por qué tengo que volver al hospital? -entrecierro los ojos.

-Coge lo que necesites para mantenernos con vida -presiona su mano contra mi brazo y me mira fijamente con sus grandes y verdes ojos.

Por mucho que quiera evitar volver al hospital, Harry tiene razón. Podría correr, acercarme sigilosamente a mi habitación, coger todo lo que necesitemos y volver junto a él. Podría suturar y limpiar la herida de Harry. Todo estará bien. Al fin y al cabo, sé cómo suturar la herida de alguien. Una vez Jace se hizo una brecha en la cabeza cuando estábamos jugando fuera. Se cayó de su scooter y no llevaba puesto el casco. Estaba muy nerviosa. Los médicos me enseñaron a coser la herida de alguien en un muñeco de prácticas. Gracias a dios aún sigo recordando cómo hacerlo.

-I-iré ahora mismo -me levanto del suelo y levanto su rodilla contra un tronco. Continúa presionando sobre la herida.

Me doy la vuelta y empiezo a correr. La adrenalina recorre mis venas. Después de correr y correr, llego finalmente a la parte de atrás del hospital. Los contenedores que hay están medio abiertos. Sábanas viejas descansan en la basura. Rápidamente me acerco y compruebo si siguen estando en buen estado.

Cojo tres sábanas perfectamente limpias del contenedor y sólo puedo preguntarme porqué las habrán tirado.

Camino mientras mi corazón palpita rápidamente en mi pecho como una bomba de relojería. Compruebo cada puerta para ver si alguna está abierta. Después de estar bastante cerca de la parte delantera del hospital, veo que un conserje se ha dejado una puerta abierta. Me deslizo y corro a través de un pasillo vacío. Es tarde, por lo que hay pocos visitantes. Corro hacia el ascensor y presiono el tercer botón.

Me quedo en el ascensor. El hospital está inquietantemente tranquilo esta noche. Lo único que puedo escuchar es el suave berreo de los niños y el palpitante sonido de algunas máquinas. Camino lentamente hacia mi habitación. Sé que justo en la siguiente puerta hay algunos instrumentos médicos.

Presiono mi mano contra el pomo de la puerta y la abro. Entro lentamente. La habitación está oscura, pero rápidamente voy al lado de un estante con cajones. Con un rápido movimiento enciendo la luz, y la luz encima de la cama también se enciende. Abro uno de los cajones y despliego las sábanas. Deposito algunos bisturís sobre la sábana y todo un rollo de hilo para suturar. Cojo algunos instrumentos más que nos sean necesarios y arrugo las sábanas hasta hacer una pelota con ellas, asegurándome de que nada se pueda caer.

Sé que necesitamos comida, pero no hay forma de que me cuele en la cocina y robe un puñado de comida. Tendremos que encontrar la nuestra propia.

Sé que necesito calmantes y desinfectante para limpiar la herida de Harry. Cierro la puerta de la sala. El pasillo está oscuro, por lo que es difícil saber si las habitaciones son armarios o no.

Illusion h.s || Español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora