tres

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- ¿Lydia? -escucho a alguien llamarme.

Abro los ojos. Mi visión es borrosa y siento cómo si me hubieran pegado una paliza.

-Lydia, cariño -una suave voz me llama. Sé que es la enfermera. He estado yendo y viniendo de mis estados de inconsciencia durante las últimas veinticuatro horas y me siento completamente mal.

- ¿Sí? -contesto, parpadeando y girando mi cabeza.

-Sólo te estaba comprobando... -dice, las comisuras de su boca se tornan en una sonrisa.

Estoy cansada de permanecer en la misma cama. Estoy cansada de todo. Ya no tengo a nadie. ¿Dónde iré a parar después de esto?

-Duerme un poco. Dormir te cura -la enfermera sonríe y camina hasta salir del dormitorio.

Busco por toda la habitación en busca del mando de la televisión. Está en la mesa que se encuentra al lado de la cama. Estiro mi mano para alcanzarlo pero la mano de otra persona atrapa la mía.

Retiro mi brazo; sorprendida.

Es aquél hombre. El hombre con quien soñé ayer.

-Dios. ¡Deja de hacer eso! -grito, cubriendo mi cuerpo con las mantas.

El chico se ríe. Es probablemente el sonido más placentero que puede hacer. Su risa es profunda y delicada.

-Lo siento.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? -frunzo el ceño.

Coge una silla, la coloca al lado de mi cama y se sienta.

-Soy Harry -dice, inclinándose y mordiendo sus labios.

-Vale... Harry... -respiro intentando finalizar la oración pero un agudo dolor recorre mi pecho.

-¿Estás bien? -pregunta, levantándose de la silla.

-Estoy bien, sólo... d-duele -soy sincera, cierro mis manos en puños para combatir el dolor.

-Dame tu mano -me pide.

-¿Por qué? -lo miro; curiosa y enfadada.

-Dame tu mano o la tendré que coger por mí mismo -su rostro se torna rojo por la ira aunque sus ojos lo pidan educadamente.

Se la entrego y envuelve nuestras manos juntas, y es entonces cuando siento que todo el dolor de mi cuerpo desaparece. Miro, asombrada, cómo me quita todo el dolor. Él mantiene sus ojos cerrados todo el tiempo.

-¿Cómo lo has hecho? -retiro mi mano solamente cuando se da cuenta de su agarre.

-Te he quitado algo de dolor -susurra.

-No eres normal... -confieso.

Inclina su cabeza hacia atrás y ríe.

-Tienes razón. Estoy lejos de ser normal.

-Si no eres normal, ¿qué eres? -le pregunto, pero antes de que tuviera tiempo de responderme escucho cómo la puerta se abre. Giro mi cabeza para mirar quién ha entrado en la habitación. Mi enfermera pasa a través de la puerta y coloca una bandeja con comida en la mesa. Me pregunto porqué no ha apartado su mirada fija de mí y de Harry, pero cuando me giro para mirar a Harry de nuevo, se ha ido.

La silla está vacía y la única persona que se encuentra conmigo en la habitación es la enfermera.

- ¿Disculpa? -pregunto, mi voz emerge pequeña y áspera.

- ¿Si? -dice cuando se da la vuelta.

- ¿Tengo permitido las visitas?

-No -contesta-. El doctor Smith tiene estrictas reglas respecto a eso, tienes que descansar y ponerte bien.

Illusion h.s || Español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora