dos

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Mi párpados comienzan a abrirse lentamente. Puedo escuchar unas palpitaciones procedentes de mi derecha. Contemplo mi muñeca. Por mi piel se introduce un tubo intravenoso. Hecho un vistazo por encima de la cama del hospital y, a mi derecha, veo un aparato que monitoriza mi corazón.

Miro alrededor del dormitorio en busca de mis padres o de Jace, pero no puedo encontrar a nadie. Una enfermera entra en la habitación y presiona algunos de los botones de la máquina. Debe pensar que continúo estando durmiendo ya que no me ha hecho ninguna pregunta.

- ¿Dónde está mi familia? -consigo preguntarle. Mi voz emerge áspera y seca.

La enfermera se da la vuelta; sorprendida.

-Oh -me mira al rostro-. Lydia Springs, ¿verdad?

Asiento con la cabeza incluso cuando me duele hacerlo.

-Hubo un accidente del que formaste parte. En un milagro que estés viva -sus pestañas se alzan y arruga su frente.

- ¿Dónde están mis padres? -repito.

-Lydia, cariño... -coge una respiración profunda antes de continuar- eres la única superviviente. Tus padres y tu hermano menor fallecieron.

Ni siquiera las lágrimas quieren salir a la superficie. Estoy paralizada. Asumo sus palabras antes de hacerle otra pregunta.

- ¿Cómo es que soy la única superviviente?

Intento recordar lo que pasó anoche. ¿Dónde me encuentro? Anoche no estaba cerca de Seattle. ¿Estoy en Oregón?

La enfermera saca un bolígrafo del pequeño bolsillo de su camiseta y escribe algo en un trozo de papel antes de contestar a mi pregunta:

-Realmente no lo sabemos. Cuando la ambulancia llegó allí tú ya estabas fuera del coche. Parecía como si alguien te hubiera arrastrado.

Trato con todas mis fuerzas de recordar aunque sea lo más mínimo de lo que sucedió anoche. Cómo se inició el accidente, cómo acabé fuera del coche, o quién me arrastró y me salvó.

Pero no recuerdo nada.

- ¿Qué me ha pasado? -miro hacia mi estómago y mis muñecas.

-Tienes rotas algunas costillas y la nariz. Tienes también graves y profundos cortes producidos por cristales en tus brazos. Perdiste mucha sangre, es un milagro que estés aquí -sonríe, respondiendo a mi pregunta.

- ¿Estoy de vuelta en Seattle o me encuentro en otro lugar?

Aparta su mirada de mí, observando algunas hojas de papel.

-Estás en Portland, Oregón.

Nunca había estado aquí antes pero sé que no está lejos de Seattle. Me recuesto de nuevo en la cama e intento actuar como que estoy allí, en casa. Sólo es un sueño. ¿Por qué no puedo recordar nada de lo que pasó anoche?

Lentamente cierro los ojos. Me quedo dormida con el pitido de la máquina de fondo.

Escucho el crujido de algunas pisadas. Pero cuando alzo mis párpados no veo nada aparte de oscuridad. Parece como si estuviera en medio de un bosque. Podría liarme con la luna que adorna el cielo. Está llena. Alzo mi cabeza. Mi cabello se ha enredado con algunas hojas que caen.

Sacudo mi cabeza antes de levantarme del suelo. Miro hacia abajo y veo que aún llevo puesta la bata del hospital.

¿Qué demonios?

Empiezo a caminar a través del denso bosque. Intento mirar más allá pero no puedo ver nada.

Es un sueño. Sólo es un sueño.

Illusion h.s || Español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora