4-Revolución

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Existen varios recuerdos preciados concernientes al comedor de la orden.
Uno de ellos, quizá el más divertido, fue cuando Allen y Kanda comenzaron una de sus eternas peleas, lanzándose comida uno a otro.

Kanda esquivaba los platillos, y Allen, bueno, el se los comía en el aire.

La pelea terminó arrastrando a todos los exorcistas y buscadores que también estaban comiendo en ese momento, y cuando se dieron cuenta, todo mundo tumbaba las mesas para usarlas de barricadas y se lanzaban comida por montones, entre risas y carcajadas...
Recordar era doloroso.
Ese había sido uno de los mejores días de su vida...

-Allen...

Susurró Lenalee, con una lágrima bajando por su mejilla.

-¡Oye Lenalee! ¿Estas bien? ¿Te duele algo?

La chica salió de sus pensamientos abruptamente, se le había olvidado por completo que estaba en medio de la cena acompañada del resto de sus compañeros.
Tocó su rostro, y al darse cuenta de que había comenzado a llorar se limpió con una servilleta.

-Lo lamento, no es nada.
-¿Segura? No has tocado tu comida en todo el rato.
-¿En que piensas Lenalee?

Esta suspiró, y su mirada fue arrastrada al suelo.
Lavi, Krory, Miranda, Marie, todos supieron al instante qué, o mejor dicho quién, estaba en su mente.

-Ya veo...
-Ya van dos meses que no vemos a Allen, ¿cuanto tiempo más piensan tenerlo ahí abajo encerrado?

Comentó Lavi, cabizbajo y frustrado, recordando la sonrisa de su mejor amigo.
Como lo extrañaba...

-Si tanto lo echan de menos, ¿porque no bajan a verlo? El director Levellie ha levantado la prohibición, desde hace semanas.

Comentó Bookman, sin dejar que el ambiente pesado afecte su comida.
Pero, era algo más complicado que eso.
Ninguno de ellos se sentía seguro de poder lidiar con lo que Allen llevaba dentro.

Una de las personas que más amaban en el mundo, era al mismo tiempo una de las personas que más aborrecían, ¿como podían conciliar y asimilar semejante cosa, sin terminar odiandolo en el camino?

Ninguno de ellos lo sabía, y por lo tanto, ninguno había bajado a visitarlo.
Aún necesitaban tiempo...

Pero no tenían idea de que se habían tardado más de lo que debían.
Ya era demasiado tarde.

-Si tantos problemas causa, ¿porque no sólo lo ejecutan y listo? La orden ya no tendría más problemas.

Alguien de la otra mesa lanzó ese comentario mezquino, que a ninguno hizo gracia.

-¿Que te pasa Chaoji? ¡Allen sigue siendo un exorcista!

Replicó Lenalee con enfado, y el chico río.

-Desde luego que no, que pueda usar una inocencia no lo hace exorcista, lo hace un peligro. Allen es un Noah, y deberían empezar a aceptarlo también.

Lavi saltó de la mesa y levantó a Chaoji de la camisa, con el puño en alto y apuntando a su rostro.

-¡Te reto a que vuelvas a repetir eso! ¡Todo este tiempo lo único que has hecho ha sido hablar pestes de Allen! ¿¡Ya olvidaste que fue él quién salvo nuestras vidas en Japón!?

Chaoji empujó a Lavi con furia, y comenzaron a pelear entre empujones y golpes torpes, guiados por el coraje.

-¡No lo he olvidado, y me avergüenzo de ello! Ser salvado por un apóstol... ¡Si alguna vez sale de ese calabozo, yo mismo lo meteré en otro! ¡Solo es un maldito y asqueroso Noah!

Come Along With MeOn viuen les histories. Descobreix ara