OCHO

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La semana había transcurrido sin mayor problema, Serena había ido a su primer control prenatal con Haruka

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La semana había transcurrido sin mayor problema, Serena había ido a su primer control prenatal con Haruka.

Su embarazo iba bien, ambos, madre e hijo estaban muy sanos;  Haruka era muy feliz siendo el prometido de Serena, todos en el hospital los conocía ya.

—No es necesario que le digas a todos en el hospital que estoy embarazada —le había dicho avergonzada Serena.

—¡Por supuesto que todos deben saberlo!

A Serena le enternecía y extrañaba a la vez, la emoción de Haruka cada vez que hablaban del bebé. Actuaba como si realmente fuera un padre feliz.

Y mientras ambas estaban en el consultorio prenatal, Michiru iba junto a Darien. Por más que intentaba no lograba que él la tratara como su pareja, no la consideraba para nada.

Siempre estaban discutiendo y lo único que podía obtener de él, era sexo. Al menos no se quejaba de como se lo hacía.

—¿Qué haces aquí? Te dije que no vinieras a verme al hospital, pueden vernos —se quejó el hombre al verla entrar a su consultorio mientras guardaba unos papeles en el cajón de su escritorio.

—Deja de tratarme de ese modo —contraatacó la mujer sentándose frente a él— no te molesta mi presencia por las noches, en tu cama —sentenció cruzando sus piernas, mirándolo fijamente.

Darien la observó detenidamente, debía encontrar el modo de deshacerse de ella, le cansaba lo entrometida que podía ser y que creyera ser su pareja lo fastidiaba.

—No me mires de ese modo querido. He venido a invitarte un café. Últimamente nos pasamos discutiendo y es hora de que disfrutemos nuestra vida juntos.

Al hombre no le gustó el tono de voz que utilizó, pero era cierto que discutían mucho y decidió darle el gusto por el momento. Tal vez de ese modo sería más fácil deshacerse de ella.

La cafetería de la que Michiru hablaba se encontraba al límite de la ciudad

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La cafetería de la que Michiru hablaba se encontraba al límite de la ciudad. Un lugar en el que se adquirían flores y plantas ornamentales, además de disfrutar del mejor café y deliciosos bocadillos.

Mi chica predilecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora