UNO

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Serena miraba el cuadro en la pared, era el retrato de un gato sonriente

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Serena miraba el cuadro en la pared, era el retrato de un gato sonriente. Desvió la mirada a su brazo, un pequeño parche posaba en el lugar de donde le habían sacado sangre.

—Listo, señorita Tsukino —dijo la enfermera colocando el pequeño frasco en la mesa— los resultados estarán dentro de dos horas.

—Gracias —murmuró apenas la chica y bajó de la camilla para luego salir al pasillo.

Por varias semanas ha sufrido de dolores de cabeza, cansancio y mareos, harta de no mejorar y soportar esos malestares había ido a consulta y le ordenaron unos análisis.

Asqueada por el olor a blanqueador del consultorio, decidió salir afuera por un momento. Sumado al dolor de cabeza insoportable que tenía desde que se había levantado de la cama, su día era un completo desastre como ya se le hacia costumbre.

Estaba tan pálida que Haruka se asustó al verla, por suerte ella había insistido y estaba ahí, acompañándola. Por alguna razón, el novio de la chica de largas coletas ignoraba lo que le sucedía y fue ella misma quien convenció a Serena de ir al doctor.

—¿Te encuentras bien, cabeza de bombón? —preguntó sosteniéndola de los hombros al verla tambalearse.

—Es el olor —se quejó con una mano en la frente— y éste dolor de cabeza, quiero salir afuera.

—Vamos, caminemos un poco y te compraré un helado.

Las puertas de cristal del consultorio se abrieron y Haruka la llevó afuera mientras esperaban los resultados de la chica.

Las puertas de cristal del consultorio se abrieron y Haruka la llevó afuera mientras esperaban los resultados de la chica

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—Explícame por qué, tu novio no sabe nada de ésto cabeza de bombón —indagó la joven entregándole el helado a la rubia.

—Ninguno de los dos le hemos dado mayor importancia, sinceramente. Pero éstos días han sido insoportables estos malestares y además, Darien ha estado muy ocupado —suspiró probando apenas el dulce, últimamente Darien pasaba más tiempo fuera de su departamento— hace tanto que no paso tiempo con él y creo que eso ha influido en mi estado de ánimo.

—Deberías decirle lo que te está sucediendo. Podrías estar enferma ¿No crees? Aunque a mi no me molestaría acompañarte al doctor cuando necesites.

Mi chica predilecta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora