Capítulo 8

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Forjo una sonrisa en mis labios mientras me abro paso entre las personas en busca de un lugar en donde pueda escuchar a la perfección el discurso que Heinrich planea dar sobre la fundación y lo agradecido que está por todo el apoyo que ha logrado recibir.

Me pongo en una esquina, apartada de la mayoría de los presentes, donde no estoy a la vista de los demás, Heinrich da un par de golpecitos al micrófono para asegurarse de que está encendido y se aclara la garganta para hablar.

—Buenas noches a todos. Quiero agradecerles de todo corazón que se hayan tomado la molestia de venir a compartir esta noche conmigo y con cada uno de ustedes, es un honor tener la oportunidad de poder organizar esta fiesta para la fundación, sin la presencia de ustedes aquí, nada de esto se hubiera logrado, así que gracias.

Los aplausos no tardan en escucharse y eso parece incitar a Heinrich para que alargue su discurso, en donde yo solo me limito a aplaudir junto a todos.

—Hola —dice una voz masculina a mis espaldas, que no tardo en reconocer. Theo está a un par de centímetros de distancia mío, trae puesto un traje color gris, con una corbata azul y tengo que decir que luce bastante atractivo. Noto que me da una mirada de arriba abajo y oprime una sonrisa—. Lindo vestido —confiesa.

—Lo compré pensando en ti —digo a modo de broma y me permito guiñarle un ojo. Eso parece sacarle una risita y mantener una sonrisa en sus carnosos labios.

—Interesante, en ese caso, debo decir que estoy halagado de tu elección.

—Gracias.

Hago una reverencia que me sale ridícula y se echa a reír, me río junto con él.

—No, en serio —insiste—. El vestido luce hermoso en ti.

—Y, nuevamente, gracias —me limito a decir. Ambos nos quedamos en un pequeño silencio, él me observa con curiosidad y yo desvío mi mirada de la suya hacia otro lugar para evitar sonrojarme.

—Señor —llama un hombre que luce alrededor de nuestra edad, nota mi presencia mientras se acerca a Theo y me sonríe amablemente, le respondo el gesto. Cuando llega a nuestro lado se aclara la garganta—. Disculpe alteza, pero Heinrich está deseando en que pueda presentarse ante todos, quiere agradecerle por estar aquí esta noche.

La mirada de Theo vaga entre el chico y yo, como si estuviera debatiéndose algo. Después de un tiempo se aclara la garganta.

—Stefan, te presento a la señorita Leigh Taylor —dice señalándome—. Leigh, te presento a mi guardia real y uno de mis mejores amigos, Stefan Fischer.

Stefan se apresura a extender una mano en mi dirección y no dudo en estrechar amistosamente.

—Leigh, ¿eh? —dice mirando a Theo y después a mí—. El príncipe me ha contado sobre usted, así que déjeme decirle que la admiro por su grato encuentro. No hay muchas chicas que lo ponen en su lugar.

Me guiña un ojo y le doy una mirada a Theo quien luce un poco avergonzado.

—¿Le has hablado de mí? —me atrevo a preguntarle. La duda sobre las cosas que le ha llegado a decir sobre mí no tarda mucho en asomarse, ¿cómo le ha contado sobre nuestro encuentro?, ¿me habrá difamado?, ¿ha optado por culparme de todo?

Theo se lleva las manos a los bolsillos de su pantalón y se encoge de hombros, un tanto incómodo, pero su amigo habla en un intento de rescatarlo.

—Descuida, solo han sido cosas buenas —dice Stefan con una sonrisa burlona. Seguro disfruta ver apenado a Theo, quien suelta un suspiro pesado antes de aclararse la garganta.

—Bien, debemos ir con Heinrich —dice en mi dirección—. ¿Te veo después?

—Seguro —me limito a decirle antes de que él y Stefan desaparezcan de mi vista. Me quedo en mi lugar y observo la escena, Heinrich nos pide a todos que le demos la bienvenida a Theo por presentarse en la fiesta, quien no duda en agradecerle por invitarlo esta noche y segundos más tarde, comienza a dar un discurso.

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora