「libérame」 「luwoo」 「terminada」

- primer mes / primer esperanza -

Jungwoo se encontraba acostado en la cama de la habitación, sosteniendo un libro abierto arriba de su cara.

Se estaba cumpliendo ya un mes de estar en aquel lugar y la verdad era que Jungwoo era feliz.

Sabía que en un mundo ideal, podría ser más feliz aun, pero estaba agradecido con lo que la vida le daba y no cambiaría nunca el tener al lado el amor de su vida por nada del mundo.

Había sido relativamente sencillo adaptarse a la vida en el campus; algunos días acompañaba a Yukhei en sus días a clases y otros se quedaba solo en la habitación o en compañía de Ten.

Eran tan idiotas juntos que nunca se aburrían.

Esa tarde Taeyong había salido temprano de clase, así que Ten se había ido y Jungwoo se había quedado solo en la habitación.

En su última visita con Yukhei a la biblioteca, habían encontrado una docena de libros que llamaron la atención del castaño, así que Yukhei los había sacado y ahora el menor aprovechó el silencio en la habitación para iniciar uno de ellos.

Una hora más tarde, escuchó la llave entrar en la puerta y esta se abrió, entrando Yukhei por ella.

Jungwoo se levantó rápido y empezó a caminar hacia él, pero se detuvo en seco al ver que detrás de Yukhei venían un par de chicos.

Por instinto, Jungwoo escondió el libro en su espalda y se arrodilló en el medio de la habitación.

Escuchó el sonido de la puerta cerrarse y pisadas acercándose. Quería matar a Yukhei por no avisarle de alguna manera que iría con alguien a la habitación. De pronto sintió aquellas familiares y cálidas manos en sus brazos, instándolo a levantarse.

"Ven amor, levántate." escuchó decir a Yukhei y su corazón se congeló, llenándose de preocupación al escucharlo hablarle así frente a otras personas.

Aun así, se dejó levantar y antes de poder articular una palabra, vio que uno de los chicos que habían entrado extendió su brazo para dejarlo a la vista. Los ojos de Jungwoo se clavaron en aquel y alzó sus cejas.

L-606

Jungwoo pasó sus ojos del tatuaje del sistema al brazo del otro chico que rodeaba la cadera del aparente esclavo.

Sintió los brazos de Yukhei rodearlo y lo miró, aun lleno de confusión.

"Woo, ellos son Mark y Donghyuck." dijo Yukhei sonriéndole y señaló a la pareja frente a ellos. "Mark es mi compañero de clase."

Jungwoo se quedó con la boca abierta, aún sin saber cómo asimilar la situación. Con Tae y Ten había sido fácil porque conocía a Ten.

"¿Cómo...?" empezó a preguntar Jungwoo pero no supo cómo terminar la pregunta porque ni siquiera sabía qué quería preguntar.

"Supe que Yukhei era como nosotros cuando en clase el profesor preguntó que porqué algunos estudiantes no llevaban siempre a sus esclavos y contestó que también merecían descanso." dijo el chico, Mark, sonriendo en su dirección.

Jungwoo sonrió un poco, pero aun no comprendía como Yukhei había confiado tan rápido. Había acompañado a Yukhei a sus clases y nunca lo había visto, pero era comprensible porque a las clases asistían muchísimas personas y además la mayor parte del tiempo tenía su mirada clavada al piso.

"Mark es el presidente del MDL." dijo Yukhei sonriendo y Jungwoo vio como brillaron sus ojos. "¿Sabes qué es eso?"

Jungwoo negó con la cabeza, aun desconfiando de su capacidad de hablar.

"Es el Movimiento de Liberación." respondió Yukhei murmurando y Jungwoo sintió como se formó un nudo en su garganta. "Ellos luchan por la liberación de esclavos, bebé. Luchan por personas como nosotros."

~

Esa noche, mucho después de que Mark y Donghyuck se fueran después de conversar entre todos, Yukhei y Jungwoo se encontraban acostados en la cama, el menor sobre el pecho de Yukhei, escuchando sus latidos.

Yukhei se iba a unir al MDL y él se uniría a su lado.

Sabía que Taeyong y Ten también lo harían junto a ellos.

Tenía mucho temor porque Yukhei llevaba solo un mes en la universidad y no quería que se metiera en problemas, pero no podía negar que se enamoró más, si era posible, al escucharlo hablar emocionado del movimiento.

Y allí, escuchándolo respirar profundo al dormir, sintiendo los golpes del corazón contra su oreja y sintiendo el calor de sus brazos rodeándolo, sintió una chispa de esperanza encenderse en su pecho.