Por más que Jungwoo tallara el piso, la mancha morada de jugo no salía de la baldosa blanca. Intentó con todo método existente; agua, jabón, cloro, desinfectante, alcohol, limón, bicarbonato, pero la maldita mancha no se quitaba.
Alrededor de las cinco de la mañana y tras mucha insistencia y combinación de todo lo que anteriormente había usado, por fin había salido la mancha del piso que había hecho el hijo de su poseedor.
Muy agotado y muriendo de sueño, Jungwoo se acostó en la alfombra en la que dormía junto a la chimenea. Cuando estaba apunto de caer en el sueño, escuchó pisadas que bajaban de las escaleras y supo que debía levantarse para prepararle el desayuno a su poseedor.
El Señor era un empresario y salía siempre de la casa muy temprano.
Jungwoo sintió como su cuerpo se movía por pura inercia a la cocina, quedándose en el marco de la puerta, como todas las mañanas, esperando recibir órdenes. Realmente se sentía como si fuera un zombie y como si su cabeza estuviera llena de algodón.
"219, prepara lo de siempre." dijo el Señor hablándole a Jungwoo y sentándose en la barra del desayunador. Jungwoo se movió despacio hacia el refrigerador y sacó los ingredientes.
El joven esclavo movía sus manos por pura costumbre y cuando llevó el desayuno hacia su poseedor, podría afirmar que no recordaba cómo lo había hecho.
Pero el Señor todas las mañanas tomaba el mismo desayuno, así que confiaba en que sus manos habían hecho el trabajo que debían.
Cuando Jungwoo se dirigía de nuevo para el marco de la puerta, sintió como su cabello era agarrado en un violento jalón y pronto tuvo la cara roja de su poseedor pegada a la suya.
"¿Estás tratando de matarme?" gritó el Señor y Jungwoo pudo sentir como la saliva de aquel caía en su cara. El Señor traía el plato de comida en su mano libre y lo arrojó en la cara del esclavo. "Esto sabe a mierda, asquerosa basura."
Su poseedor lo lanzó con fuerza hacia el suelo y Jungwoo inmediatamente se acomodó de rodillas para esperar el castigo. Sin poder controlarse, sintió como las lágrimas ardían en sus ojos.
El miedo lo invadió por completo al ver a su dueño doblar las mangas de su camisa larga y caminar hacia él.
Tenía tanto miedo que incluso se atrevió a suplicar.
"¡Por favor S-Señor no me golpee! ¡Le prometo que nunca más volverá a pasar pero no lo haga por favor Señor se lo ruego!"
Jungwoo sintió como lo tomaban de los hombros y lo sacudían, pero él solo seguía suplicando por su vida.
"¡¡Jungwoo!!" el castaño escuchó y frunció su ceño; llevaba muchos años sin escuchar su nombre y sabía que su poseedor no conocía de su nombre. "¡¡Maldición Jungwoo, despierta ya!!"
¿Despierta...?
"¡¡Por favor Jungwoo, despierta ya!!" Jungwoo escuchó de nuevo y abrió sus ojos rápidamente. Las lágrimas que inundaban su mirada no le permitían ver nada y se empezó a sacudir para soltarse de las manos que le tomaban los hombros. "Shhh pequeño, ¡soy yo, todo está bien!"
Jungwoo inmediatamente dejó de sacudirse al reconocer aquella voz; era la voz de su Xuxi.
Las lágrimas aun no le permitían ver con claridad, pero pudo sentir como aquellas fuertes y grandes manos lo jalaban y sintió como su cuerpo era rodeado por fuertes brazos.
"Solo fue un sueño, pequeño, estás conmigo, estás a salvo." Jungwoo sintió como su cabeza era recostada sobre un pecho sólido y dedos largos empezaron a acariciar su cabello.
Un dulce y varonil aroma inundó sus fosas nasales y al reconocerlo como el aroma único de Yukhei, aferró con fuerza sus manos a la camisa de su dueño y dejó su cuerpo sacudirse por los sollozos.
"Eres un pequeño, mi pobre pequeño..." susurró Yukhei y apretó a Jungwoo aun más a su pecho. Las lágrimas le ardían en los ojos, pero la noche anterior, al ver a Jungwoo dormir pacíficamente sobre su cama, se había prometido ser fuerte por él y así ayudarlo a sanar.
Después de un largo rato de sollozos por parte de Jungwoo y de palabras de aliento y caricias por parte de Yukhei, el castaño empezó a calmarse y ahora su cuerpo solo temblaba por los pequeños espasmos e hipos que quedaron después del fuerte llanto.
Muy despacio, Jungwoo se separó del cuerpo de Yukhei y lo miró directo a los ojos.
Yukhei sintió que moría al ver aquellos ojos terriblemente irritados por el llanto.
"X-Xuxi..." murmuró Jungwoo y Yukhei sintió como su corazón se estrujaba al escuchar sus palabras interrumpidas por los espasmos. "E-Eres real... creí que había s-soñado que me habías salva-ado."
"No, pequeño." susurró Yukhei y con una mano acarició la mejilla del menor. "Soy real y estás a salvo."
Una sonrisa iluminó el rostro del joven esclavo y se lanzó sobre el cuerpo de Yukhei para abrazarlo.
Iba a ser muy difícil y probablemente iban a tener muchas madrugadas iguales a aquella, pero Yukhei sabía que todo valía la pena.
~
Después de la pesadilla, Jungwoo se había quedado dormido entre los brazos de Yukhei, pero el ojinegro no lograba volver a conciliar el sueño.
Miró el reloj y vio que eran las 4:38am. Un suspiro escapó de sus labios al darse cuenta de que llevaba dos horas simplemente abrazando al chico dormido y mirando al techo.
Yukhei bajó su mirada y la posó sobre el joven esclavo en sus brazos.
Al verlo, sintió como su corazón se estrujaba al notar que aquel rostro estaba relajado y pacífico.
La verdad era que Yukhei no comprendía cómo había logrado conseguir la confianza de Jungwoo en tan solo unas horas, pero se sentía agradecido. Había temido no lograr nunca sacar al castaño del estilo de vida tan lleno de tortura que se le había impuesto, pero con cada segundo y con cada palabra se daba cuenta de que sería capaz de lograrlo.
Movió una de sus manos y la acercó a la cara del menor, acariciando su mejilla con delicadeza para no despertarlo.
Jungwoo era realmente el chico más bonito que había visto en su vida y Yukhei soltó una pequeña risa amarga al darse cuenta de que Jungwoo era exactamente el tipo de chico al que, en otra circunstancia, le pediría una cita.
El ojinegro volvió a rodear al menor con ambos brazos y cerró sus ojos, dejándose llevar por el cansancio y la angustia a un profundo sueño.
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「libérame」 「luwoo」 「terminada」
FanfictionUn mundo en el que todos los seres humanos libres deben por ley ser poseedores de esclavo. Yukhei desearía no tener que vivir en este mundo.
