CAPÍTULO X

269 22 6
                                    


Su cuerpo lo sentía pesado, maldecía internamente a su superior por haberlo noqueado completamente con un dardo tranquilizante, él quería solamente fingir que estaba inconsciente para descubrir el camino, pero al parecer a Kudou le gustaba las cosas bien hechas.

Con dificultad fue abriendo los ojos, le costó trabajo adaptarse a la oscuridad, pero una vez logrado distinguió la realidad que lo rodeaba: su cuerpo atado a una silla con cadenas en los tobillos, muñecas y hasta en el cuello. Las empezó a ver con cuidado no eran nada difícil escapar de ellas pues es un mago y vencer las ataduras también es una de sus habilidades.

—Yo no haría lo que estás pensando hacer. —Una voz que no conocía le habló.

—¿Quién eres? —Dirigió su mirada para ver si lo reconocía de manera física, pero ni así lo logró hacerlo.

—Es natural que no me conozcas. —Abandonó el lugar donde estaba sentado para acercarse a él y hacer que su rostro pueda ser visto por su prisionero—. Soy el jefe de la organización que ha estado en búsqueda de Pandora todo este tiempo. Y que tú muchas veces nos interrumpiste Kuroba Kaito.

—¿Eh? —hizo el vago intento de corroborar su rostro.

—No te molestes, mientras estabas inconsciente nos dimos a la tarea de retirar todas las máscaras que tenías puestas, la última y la que ya no pudo ser removida fue el rostro de Kuroba Kaito. Inclusive te atreviste a utilizar el rostro de tu difunto padre. Y nos llamas a nosotros seres sin cor...

—¿Que quieren de mí? —interrumpió a su captor, molesto con su fanfarronería—. Tengo entendido que Pandora ya está en tus manos, ¿yo que tengo que ver aquí?

—Cierto Pandora ya está en nuestras manos. —Al decir eso toco el broche que estaba en su pecho—. Todo eso gracias a tu lindo zafiro. Fue muy útil inclusive de traidora. Su pequeña jugarreta nos sirvió para expulsar a los que se habían portado mal y mira cuando estaba de rehén nos sirvió para darnos a la persona que más odiada dentro de la organización. Llámalo venganza, lo mismo que tú quieres hacer con nosotros. Me pregunto quién será el primero en completarla.

—Mis amigos nos van a encon...

—Oh te refieres a este localizador que Kudou Shinichi te puso antes de entregarte. —Le enseñó el pequeño aparato que parecía un botón, pero roto.

—¡No! —gritó molesto.

—No te preocupes, lo podemos saludar —exclamó al momento que en atrás de él se encendía una pantalla enorme que era del tamaño de la pared—. Parece que las grandes mentes piensan igual ya que nosotros también le colocamos unos localizadores a tu querida amiga y parece que fue de gran utilidad. Cuatro personas vienen en esa camioneta, —la pantalla estaba dividida en dos, en una parte se podía divisar el vehículo que ellos habían utilizado para llegar a la joyería y en la otra mitad estaban las siluetas de un lector de calor dentro del vehículo—. Al parecer vienen cuatro personas y una acostada en el suelo, sus signos vitales apenas y son distinguibles, —se acercó a la pantalla para poder observarlo mejor—. Me imagino que son tus tres queridos amigos y tu amiga. El cuerpo acostado ha de ser el comisario Na...

—¡Déjalos! —murmuro.

—¿Qué?

—¡Que los dejes! —Ahora gritó, dejando en evidencia su molestia—. El asunto de la venganza es entre nosotros dos. Tu organización mató a mi padre, yo intente frustrar sus planes. En cierta forma, ¿no estamos a mano? Después de todo yo no tuve éxito, tú conseguiste Pandora e inclusive conseguiste capturarme.

—Tienes razón. Pero en cierta forma tienes un punto a tu favor, nunca podremos utilizar Pandora. El cometa no vuelva a pasar hasta dentro de doscientos sesenta años. Así que para quitar la frustración que eso conlleva he decidido desquitarme contigo. Me imagine que cuando esa muchachita se ofreció a matarse ella antes que delatar tu identidad debía ser una persona muy querida por ella y ella solo pidió protección para dos personas: su padre y tú. Tú que tienes el mismo apellido del mago que matamos por rechazar nuestra oferta, así que desde ese entonces sospechábamos de tu identidad, pero como ella cumplió la parte del trato de alejarte de nuestros robos así que ignoramos ese detalle. Pero al pasar los años nos dimos cuenta que estabas en la policía, pensamos que solamente estabas ahí porque era tu vocación así que pesamos ponerte un señuelo.

Cuida tu sombrero mágicoWhere stories live. Discover now