CAPÍTULO VI

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Sonaba su despertador el cual maldecía, había podido dormir a penas cuatro horas o si es que menos. El ladrón de guante blanco le estaba quitando el sueño, literalmente. Kaitou Kid atacaba tres veces al día así lo ha mantenido por una semana y media. Si fuera un oficial normal, uno el que aceptara sólo estar en un robo por día porque el comisario tomó la decisión de dividir sus fuerzas en tres turnos para que estuvieran en condiciones de atrapar al famoso ladrón; pero él se negó a ese trato, quería estar en todos los robos vigilando a ese de quien tenía sospechas de que fuera Kaitou Kid. 

Kuroba Kaito desde el instituto él sospechaba que él era el alter ego de Kid y más de una vez pudo tener la evidencia entre sus manos pero de una u otra forma él lograba escapar. Quería estar en todos los robos para observarlo de cerca, le ha parecido sospechoso que desde el ladrón bajo la luz de la luna empezó a hacer tres ataques diarios el policía mago ha estado demasiado contento.

Al igual que él, le pidió que estuviera presente en todos los robos que Kid anunciaba y no se negó. Tiraba de su rostro más de cinco veces en un solo atraco y no había rastros de mascara, intentaba confundirlo diciendo cosas variadas en sus conversaciones y luego cambiándolas para ver si era otra persona distinta y no, no funcionó respondía perfectamente bien las incoherencias que él había dicho con anterioridad.

Con la falta de sueño no lograba carburar bien, pensaba tomarse un día libre para reponer horas de sueño perdido, pero eso sería su recompensa después de haber descubierto el truco que el ladrón hacía para estar en dos lugares a la vez, sin máscaras y que supiera todo lo que él sabía.

—¡¿Cómo diablos le hace Kid para estar en dos lugares a la vez?! —gritó, eso le estaba haciendo perder la paciencia, no le importó que sus compañeros de trabajo se le quedaran observando.

—Hakuba san yo creo que lo más importante sería saber ¿por qué empezó a hacer tantos robos tan repentinos? —Un hombre que vestía el mismo uniforme que él le habló, uniéndose a su pensar —. Además también es una interrogante que ¿desde cuándo hay tantas joyas grandes en Tokio?

—Tienes razón Yamada san. No sabía que Tokio tuviera tantas joyas para ser expuestas —. Su compañero le había hecho reflexionar, ¿por qué Kid tenía tanta variedad para poder robar? Ni hace ocho años había esa cantidad de joyas.

—Es raro que los exponentes se quieran arriesgar a mostrar sus joyas cuando tienen el riesgo de ser robadas. Además de que no han durado mucho en las manos del ladrón, antes de que Kid abandone el edificio nosotros ya tenemos de regreso la joya.

—Al menos que sea...

—Buenos días chicos —saludó efusivamente el recién llegado—. Hola Hakuba, Yamada san. ¿De que hablaban?

—Buenos días Kuroba san —le respondió el otro oficial —. Hablábamos de los inusuales robos de Kaito Kid.

—Oh, ¿qué tienen de inusuales? —mostró interés en su conversación.

—De qué de repente haya tantas joyas en Tokio como para ser robadas —explicó el detective inglés —, será que se alió con los dueños de las joyas para darles publicidad a las exposiciones ya que todos los lugares a donde Kid va a robar se llena de gente.

—Oye que buena teoría —le dijo con una sonrisa el mago —, ¿por qué no investigas a los dueños de las joyas para ver si no tienen relación con Kaitou Kid? Así podrías saber cuál sería el próximo objetivo —sugirió, pero tenía una corazonada de que su teoría era errónea, sino no habría sugerido que hiciera eso.

—Le diré al comisario Nakamori que lo haga —dijo el oficial junto a ellos para después abandonar la sala que fue ubicada como el objetivo de Kid.

Cuida tu sombrero mágicoWhere stories live. Discover now