CAPÍTULO IV

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—Kaitou Kid —gritó cuando se había logrado alcanzarlo. 

—Oh, parece que el mago no ha tenido suficiente. —Volteo a verlo con superioridad.

—Esta vez no escaparás. —Se lanzó hacia él abrazándolo por el tórax.

—Creo que ya lo hice. —Sólo fue su voz lo que logró escucharse, porque en los brazos únicamente se encontraban las ropas blancas.

—Vaya, parece que no soy el único al que Kid se le escapa de las manos —externo el comisario Nakamori cuando estuvo en el mismo pasillo que su subordinado seguido por Hakuba.

—Lograron seguirme...

—Si —dijeron ambos hombres —. Hakuba fue quien se dio cuenta hacia donde habías corrido y todos los demás le seguimos.

—Oh me alegró que hayan sido testigos de la primera vez que se me escapa Kid, parece que mis trampas no funcionaron esta vez —dijo mientras se levantaba y llevaba en sus manos las ropas blancas del ladrón —. Pero el sombrero que no estaba bien agarrado se cayó y dejó a la vista la joya que acaba de ser robada.

—¿Kid siempre devuelve las joyas inmediatamente después de su robo? —cuestionó sorprendido.

—De hecho, esta es la primera vez que la devuelve tan rápido —. Tomó con su mano la joya que su subordinado le acercaba.

—Es la primera vez que veo que Kid deja su disfraz atrás —comentó el detective mientras observaba a su compañero.

—Tal vez sea la primera para ti, pero lo hacía frecuentemente —comentó el comisario que tenía experiencia en ello —. Hay que hacer destacar que Kaito kun recupero la joya de Kid, tal vez tengamos entre nosotros otro asesino de Kid.

—¿Otro? —cuestionaron los dos oficiales sorprendidos.

—Ya saben, el niño que siempre andaba con el Kogoro el durmiente. —Hizo ver lo lógico.

—Ahhh —exclamaron los dos.

—Pero, no hay de distraernos más, debemos ver si hay alguna pista del escape de Kid y seguirla —exclamó sonriente el comisario Nakamori mientras le daba la espalda a sus nuevos reclutas.

—No sé cómo le hiciste para que estar presente al mismo tiempo que Kid para llevar a cabo el robo, pero no creas que con eso haces que baje mis sospechas sobre ti. Ahora intentare corroborar que no haya alguien con una máscara para cubrirte. Kaito kun —murmuro para que solamente su compañero pudiera oírlo.

—Claro, si con eso crees que pueda desaparecer las sospechas sobre mí, tira lo más fuerte que puedas de mi rostro cuando estemos en el lugar en donde él aparecerá y haya amenaza de robo —exclamó mientras sonreía.

—Oficiales dejen de perder el tiempo y ayuden en la búsqueda de Kid —exclamó furioso Nakamori.

—Ahí vamos —respondieron al unísono corriendo tras de él.

Dos jóvenes, que por extrañas razones eran muy parecidos, se encontraban en el bar Blue Parrot, del que era dueño el asistente de Kaitou Kid, uno de ellos estaba inmerso en las noticias del día anterior ya que el robo del ladrón debajo de la luz de la luna resulto un éxito pero no se llevó la joya consigo además de que dejó atrás su fiel disfraz. Mientras que el otro estaba preparando unas bebidas para hacer más grata su estadia.

—Deberías quitar esa cara de amargado —dijo para su compañero que estaba leyendo el periódico—. Toma esto es por ayudarme ayer, —le acercó una taza de café caliente.

Cuida tu sombrero mágicoWhere stories live. Discover now