C A P Í T U L O I X

6 1 0
                                    

Lo único que escuchaba después de que nos encerraran en mi habitación eran los sollozos de Leylah y mi corazón dejando de palpitar. Ella luchaba por respirar, yo quería dejar de hacerlo. Ella no quería dolor y yo... yo merecía el suyo.

«Perdóname, Leylah. Pero si no aceptaba, Oziel te hubiera matado sin dudarlo. Lo ha hecho antes y no es como si no fuera capaz de volverlo hacer cuando quiera.» La tristeza me invadió al verla en el suelo, con sus brazos y espalda bañados en sangre y suplicándome que la dejara sola. Me acerqué a mi ventanal para recoger mis cortinas a un lado y me di cuenta que hasta el sol del mediodía se había ido. La oscuridad seguía en mi habitación, dentro de mí y sobre Leylah y todo es culpa de... ¿de quién?

En este momento, debería sentir odio hacia Oziel... debería pero... pero no siento eso, no puedo sentir eso... todos mis sentidos se han opuestos, están contra mí, están sobre de mí, todo es mi culpa.

«Es mi culpa» Mis rodillas tiemblan y amenazan con hacerme perder el equilibrio.

No debí dejar a la vista de Oziel lo importante que es para mí proteger a Leylah, de ser así esto no hubiera pasado, nada de esto estaría haciéndole daño. Debí haberme mantenido al margen como siempre lo he hecho. Como siempre lo he hecho... Pero, ¿Qué cambió esta vez? ¿Por qué más pude haberme preocupado por esa muchacha? Si lo único que había conseguido de ella fue su compañía de un día. Si lo único habíamos hecho ese corto día fue hablar de nuestros miedos, descubrimos sueños y creamos anhelos, no pasó nada más que fuera lejos de lo común, nada que resulte extraño de pensar. ¿Qué fue lo que hizo o qué fue lo que pasó para despertar en mí un instinto de protección que hasta ahora desconocía tener, si yo, si yo...?

«No...» mis ojos se abren de repente empañados de lágrimas.

¡No, no, no, no, no. ¡NO!

«Olvídalo Kalen. Será mejor que dejes de pensar así cuando todos los pensamientos en tu cabeza están dando vueltas en este momento. Cualquiera entiende que no llegas a pensar con claridad las cosas cuando estás siendo obligado a:

1. Casarte con una princesa de otro reino "enemigo" por proteger a los nuestros de ser destruidos por los emins o incluso el supuesto aliado podría volverse contra nosotros.

2. Y lo más importante, poner tu vida en riesgo.

Nada de esto es seguro. Ni siquiera que nos vayan a recibir en ese reino de la mejor manera. Menos que acepten así nada más la descabellada propuesta de Oziel...

«Así que se entiende el porqué pienses en locuras de vez en cuando» me convencí a mí mismo de que esto iba a pasar, todo saldría bien y de ser posible en un futuro me burlaría de esto al contarlo como historias a mi descenden...

«No, eso tampoco va a suceder. Es muy probable que me convierta en el primer príncipe eunuco de la historia» me rio de mí mismo al ver lo imposible que sería que alguien como yo consiguiera esposa de verdad. Porque si me llegaba a casar con Samira, ni estando ebrio se me ocurriría tocarla. Me niego. Ya es suficiente con el hecho de unirnos a la fuerza y puedo tener la certeza de que ella estaría de acuerdo conmigo en todo esto. La consideraría mi esposa y mantendría este engaño sólo hasta que todo esto se resuelva, acabemos con los emins y recuperemos la paz en nuestros territorios. Oh sí, con todo esto ya hecho, seré libre y ya no tendré que seguir con este fiasco y me haré cargo de Leylah hasta concederle su libertad cuando llegue el momento y no ahora porque es peligroso. No sabría nada de ella y si algo le llegara a pasar podría terminar en un campo de huesos donde su cuerpo acabaría pudriéndose.

«Y no, no voy a permitir eso, no puedo.» me levanto y me pregunto cuándo caí de rodillas. Me acerco a ella y la tomo en brazos para recostarla en mi cama. Lo hago con la mayor delicadeza posible y ella no responde a mis movimientos. Empiezo a preocuparme, no quiero que algo peor le suceda y me alivia recordar que se quedará aquí hasta que encuentre una forma de calmar su dolor, al menos el físico. Mientras, también comienzo a pensar en una forma de mantenerla a salvo aún en su condición de sirvienta. Y sí... Tengo una forma de favorecerla y esta es mi oportunidad para demostrarle que...

LIBERTAD LEJOS DE TÍOù les histoires vivent. Découvrez maintenant