P2: Capítulo 25

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Umbrarum, enero 24, 2015


Había despedido a mi madre, unas tres horas antes de la media noche del día anterior. Partió acompañada de mi padre y padrino con destino al mar; de modo que ella no se fuera sola y que ellos pudieran regresar con facilidad, una vez Luigi recuperara su forma de dragón.

El plan había sido trazado y, luego de mucha plática, se eligió el reino élfico como primer destino, por ser el más cercano a donde estábamos e implicar menos retrasos en la tarea impuesta. La idea era concentrarnos en viajar durante el día y la mañana, para utilizar la luz del sol a nuestro favor. Las tardes se usarían para el entrenamiento, permitiendo que cada uno me instruyera en algo cada día; pues, en palabras de Cassie, nadie se inclinaría ante mí si nos les mostraba de lo capaz que era.

El hada se había ofrecido a enseñarme a protegerme de sus congéneres, de forma que nadie pudiera leer mi mente ni manipularla a su antojo. Haru me mostraría la protección de sirenas y, a su vez, a usar espadas. Mientras que Piwi y Brennan me darían lecciones de lucha cuerpo a cuerpo y los dragones serían mis blancos para practicar la magia elemental.

No recordaba en qué momento había caído presa del sueño, no había visto a Haru o Luigi regresar, pero fui sacada de los brazos de Morfeo con una violenta sacudida de la tierra. Abrí los ojos con cuidado para ajustarlos a la fuerte luz del día y me descubrí fuera de la frazada que había utilizado durante la noche.

Frente a mí se hallaba la razón del estruendo.

Alhaster mostraba sus dientes al ogro y este correspondía su gesto dando saltos, tan emocionado que agitaban el suelo. Retiré la arena de mi cuerpo y cabello, y me obligué a sentarme. Me dolía la cabeza y los movimientos bruscos no ayudaban a calmar mi malestar.

—Entonces... ¿me dirás cuál es el secreto? —Fue la voz de Brennan la que llamó mi atención. Venía de mi costado derecho y se dirigía al hada, que se hallaba sentada sobre una roca que no recordaba haber visto el día anterior.

El lobo tomaba mucho del espacio personal del hada y pude percibir el momento en que ella retrocedió ante la invasión.

—No tengo ni idea de a dónde van, ¿cómo voy a saberlo? —replicó Cassie con tono firme, alejando cualquier evidencia de su reserva anterior. Era rápida enmascarando sus miedos y eso me agradó—: En lugar de preguntar tonterías, deberías preocuparte por tus pulgas.

—Yo no tengo pulgas —declaró un muy ofendido Brennan, cayendo en la fácil provocación del hada al alejarse de ella como si su contacto le quemara—. ¿Por qué te empeñas en creerte superior a todos? No hay necesidad de...

Supe que nos dirigíamos a una discusión, así que hice lo único que se me ocurrió en ese momento: exigir silencio por un minuto, si es que eso era posible. Obtuve la atención de todos, inclusive la de mi padre, que se dejó ver de entre el bosque.

—¿No pueden tener su vida social lejos de mí? Al menos pienso que puedo tener un poco de vida propia al dormir y resulta imposible.

—¿Qué sucede, Ilora? —Mi dragón dirigió su mirada a mí en un intento de alcanzarme, pero lo detuve...

—Nada, no me pasa nada. Por favor, no insistas en ello —pedí a viva voz, sin interés alguno de hacer privada nuestra interacción y levantando mis manos frente a mí—. Solo necesito espacio. Papá, ¿crees posible que partamos pronto?

—Claro, se puede —confirmó Haru y dirigió su mirada al resto del equipo—. Prepárense para partir, recojan sus cosas y limpien los restos de la fogata de ayer. Alhaster, busca a Luigi para irnos.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora