🏳️‍🌈 seis 🏳️‍🌈

Începe de la început
                                    

Bakugō no contestó de inmediato, de hecho no contestó. Solo se lo quedó mirando tras oír de forma atenta las palabras del contrario.

No dijo nada, tan solo soltó un ”hmm” y siguió callado.

Eijirō, extrañado y temeroso por el silencio, miró al chico frente suyo, quien parecía estar pensando mientras mantenía su vista fija en él. Le daba algo de miedo decir algo que sacara al contrario de ese trance, y además el que lo estuviese mirando de forma tan fija lo estaba matando de los nervios.

La mirada de Bakugō intimidaba de forma natural.

Pero de un momento a otro Katsuki desapareció de su vista. El chico, aprovechando el desconcierto de Eijirō, entró al salón de forma estrepitosa sin importarle un carajo si interrumpía la clase, dándole al pobre un infarto de los nervios.

¿Qué diablos iba a hacer ese idiota?

El estruendo del abrir de la puerta hizo a todos levantar la mirada, sorprendidos por la inesperada interrupción. Tampoco es que estuvieran haciendo mucho, ya que Shōta solo les dejó una actividad mientras él se encontraba durmiendo en su saco. Mejor profesor o mejor profesor.

Eijirō, no atreviéndose a entrar al salón, miró horrorizado al mayor desde las afueras del umbral de la puerta maldiciendo la estúpida actitud impulsiva de Katsuki, pero ya nada podía hacer más que escuchar lo que fuera a decir.

—Escúchenme bien todos ustedes —empezó señalándolos con el dedo índice y hablando de esa forma amenazante—. Si alguno piensa que decirle algo a Kirishima es buena idea, piénselo dos veces porque si alguien se atreve a hacerlo será en frente mío para asegurarme de darles la paliza de su vida, pedazos de mier-

—Bakugō, te recomiendo que no termines esa palabra —irrumpió el profesor desde el suelo, solo su rostro siendo visible.

El nombrado miró a su profesor ante tal advertencia y chasqueó la lengua, como diciendo "ya, bueno, no jodas viejo". Paseó su vista por sus compañeros, analizando las miradas estupefactas de los demás. Se veían confundidos y algo asustados por su actitud, pero no le podía importar menos; le chupaba un huevo si a alguno de ellos le molestó lo que dijo, y con alguno de ellos hablaba del chico con el que acababa de cruzar su mirada: Iida.

Se veía molesto, como si quisiera decir algo, pero él no permitiría eso.

—¡¿ALGUNA DUDA?! —exclamó Bakugō con la intención de zanjar el tema.

Pero al contrario de lo que esperaba y para sorpresa suya una mano se alzó entre los alumnos: se trataba de Kaminari. Ante la impasible e incrédula mirada carmesí de su amigo, el chico del quirk eléctrico bajó la mano para proceder con su duda:

—¿Y si le quiero decir cosas bonitas? —cuestionó sonriente el rubio, ganándose un bufido y el típico rodar de ojos de Bakugō cada que Denki decidía abrir la boca para decir cualquier cosa que no aportara mucho, lo cual era bastante usual.

—Te preguntaría si eres idiota pero hace rato tengo claro que lo eres —murmuró ignorando el reclamo del más bajo tras decirle aquello y las risas de los demás ante el insulto camuflado—. ¡Pues claro que sí, imbécil!

—¿A ti te pagan o qué? —Y claro, como siempre, Jirō no desaprovecharía la oportunidad para burlarse de Denki, empezando así el tenis de insultos que iban y venían.

¡Sí, soy gay! 🌈kiribaku/bakushimaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum