30-Metodologías

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- ¿Cómo lo haces? -pregunté sin rodeos rompiendo el silencio.

Atravesabamos una gran ciudad por el carril central, a nuestra derecha pasaban autobuses y taxis, a la izquierda otros coches y camiones. En la larga calle se podían ver restaurantes, grandes tiendas y de vez en cuando una plaza o parque. El carril bici estaba inundado de ciclistas y gente con patines.

Paramos en un semáforo esperando a que cruzara un tranvía, parecía que el tráfico no avanzaba, mientras tanto veía a la gente pasear. Sentados en las terrazas de los bares, grupos de jóvenes comprando...

- ¿Cómo hago el qué? -dijo distraidamente.

-Secuestrar.

Esperé su reacción. Pareció ponerse tenso pero carraspeó y volvió a relajarse. Iba a evadir mi pregunta, estaba segura.

-... ¿Qué habíamos dicho de no hablar? -Me recordó, cambiando de tema.

Ya me había acostumbrado al corte de mi lengua, aunque seguía notando sabor a sangre de de vez en cuando, ya no me dolía tanto. Solo si involuntariamente la movía de alguna forma extraña o rozaba mis dientes.

-En serio -insistí-. ¿Cómo lo haces? ¿Simplemente esperas a que se haga de noche y una desafortunada chica se quede sola o...?

Ángel suspiró y se giró un segundo hacia a mi.

- ¿De verdad quieres hablar de eso?
Estabamos en un coche que pertenecía a una empresa dedicada a la trata de personas, en busca de una persona que probablemente fuera un asesino que les había traicionado, para que le perdonarán la vida a Ángel, que era mi secuestrador.

No había momento más oportuno para hablar del tema.

Me encogí de hombros y continué.

- ¿Cómo eliges a tus víctimas?

-Siempre es diferente... yo no tengo ningún patrón al contrario que otros.

-Así que eres el rarito del grupo... ¿Y si tuvieras que secuestrar a alguien ahora mismo? ¿Qué harías?

Sonrió, de la misma forma que solía hacer al principio. Esa sonrisa que me hacía pensar qué clase de cosas estaban pasando por su cabeza. Al principio me parecía un psicópata, pero a estas alturas me estaba dando cuenta de que sólo lo fingía.

-... Bueno, tú estás en mi coche.

-Jaja -reí falsamente-. Muy gracioso.

- ¿Bueno pero cómo lo harías tú? ¿A quién elegirías?

Me quedé pensando. Era una ciudad muy grande y transitada. Había muchísima gente, pero cada uno estaba pendiente de sus propios problemas. Nadie se fijaría realmente en lo que ocurriría. De hecho, mi madre siempre me decía que tuviese más cuidado en las multitudes.

-La que acaba de bajar del taxi -observé cerca nuestra-. Está mirando el móvil y a su alrededor repetidamente, no es de aquí.

Ángel desvió un momento la mirada para localizar a la chica. Negó con la cabeza.
El tráfico estaba tan congestionado que realmente no tenía su mirar la cartetera más de dos segundos seguidos.

- ¿No sería fácil? Le ofreces tu ayuda... la desvias hacia a dónde no es...

-Yo ya no actúo así. Además si, cómo dices no conoce la ciudad, tendrá más motivos para desconfiar de la gente y no bajar la guardia.

-Espera... ¿Ya no actuas así? ¿Solias hacerlo?

Tanborileó los dedos sobre el volante, el sonido que producían sus guantes de piel era muy relajante. Se metió en una rotonda y luego cambió de calle.

Secuestrada (Indefensión Aprendida)Where stories live. Discover now