Capítulo 34 - Desaparecida

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Mina esperaba en la mesa de interrogatorios con la cabeza gacha. Sunmi le había traído un chocolate caliente y unas galletas antes de dejarla sola en la oscura sala pero prácticamente lo había ni mirado. Recordaba una y otra vez las palabras que le había dicho la policía en el coche. "Te relacionamos con el caso". ¿Cómo iba a estar ella relacionada? No tenía ningún sentido. ¿Cómo la miraría Nayeon cuando se enterara? No, ni siquiera podría mirarla. Miró hacia arriba y cerró los ojos, recordando cómo había sido su venida a la comisaría.

- ¿Qué dices mamá?

Después de un largo y denso silencio Momo había sido capaz de hablar. 

- No puedo dar información, solo ven conmigo. -Extendió la mano hacia ella.

Mina tragó saliva y empezó a levantarse pero Nayeon la agarró y la volvió a sentar a su lado. Todas se pusieron de pie menos ellas dos y miraban a la policía pidiendo explicaciones, pero no las iban a recibir.

- Os estoy haciendo un favor siendo yo la que viene, por favor, esto también es duro para mi así que simplemente apartaos y dejadla que venga conmigo. -Su voz intentaba sonar dura y seria pero se rompía dejando ver su tristeza ante la situación.

Mina vio lo mal que lo estaba pasando y decidió ayudarla, tampoco tenía otra opción. Se separó de Nayeon, que la miró suplicante y se levantó.

- Pero, Sunmi...

- Sana de verdad, no puedo hacer nada y no puedo dar explicaciones.

Se calló y agachó la cabeza, yendo a buscar refugio en los brazos de Momo. Mina caminó lentamente ante la mirada de todas sus amigas y su novia y se colocó al lado de Sunmi. Empezaron a andar hacia la puerta de salida pero Nayeon habló.

- Ya no está en la banda esa, no ha hecho nada malo, ¿verdad? todas la hemos estado viendo estos meses. -Buscó el apoyo de sus amigas con voz suplicante a lo que asintieron rápidamente.

- Yo tampoco creo que haya hecho nada malo. De hecho, estoy segura de ello. No os preocupéis demasiado. -La policía decidió destensar un poco la situación ya que las veía destrozadas.

Sin decir nada más salieron ambas del piso y se dirigieron al coche.

- ¿Qué es lo que está pasando Sunmi?

- Te relacionamos con el caso.

- Bueno Mina. -La voz de Sunmi la devolvió a la realidad.

Cerró la puerta detrás de ella y se sentó delante de la menor. Sacó una libreta y la abrió para luego volver a hablarle.

- Hemos llamado a tu padre pero no contesta ni está en casa... Por suerte. -Dijo esto último en voz baja.

- Qué sorpresa.

- Mira esto.

Le paso una hoja con una fotografía que reconoció ya que había estado husmeando entre los archivos del caso.

- El otro día detuvimos a un miembro de la banda y llevaba esta pistola. Resulta ser el arma homicida, de modo que lo interrogamos y nos dijo que era un arma que rodaba por la banda.

- Por eso cuando vine con Moonbyul estaban aquí todos...

- Sí, exactamente. Pero resulta que ninguno sabía de la procedencia de la pistola o no se habían fijado, solo les había parecido una más. Hasta que ayer interrogamos al que se hacer llamar el líder.

Dejó de hablar y Mina la miró esperando que continuara.

- ¿No te suena de nada Mina?

Esta abrió los ojos y volvió a mirar la pistola. Debía ser. Debía ser esa. La que ella había entregado a la banda como parte del pago para salir de allí. Cerró los ojos con frustración. ¿Cómo no la había reconocido?

IronyWhere stories live. Discover now