Capítulo 4 - Pilladas

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Mina se despertó al día siguiente con la luz de un flash y unas risitas que conocía muy bien.

- ¡Está tan adorable durmiendo con su pingüinito! -La voz de Sana la estaba irritando como nunca.

- Manda las fotos por el grupo que estamos todas, o mejor aún, ponla de foto de perfil. -Porque le tenía que estar pasando esto cuando ella solo quería dormir.

En ese momento se levantó como un robot y le quitó el movil a la pelinegra de un manotazo, borró las fotos y volvió a taparse con las mantas, esta vez, cubriendo también su cabeza.

- Estás loca si crees que no tengo las fotos guardadas en varias carpetas. -Sana era más astuta de lo que parecía, no iba a perder esas fotos tan chantejeables de su amiga.

Oyeron como Mina gruñó desde dentro de las sábanas. La estaban poniendo de muy mal humor.

- Vamos, te hemos preparado el desayuno y hemos comprado kétchup de camino a tu casa. Sabíamos que no te ibas a levantar pero hoy no puedes faltar a clase, tenemos examen.

Con esto, aún medio dormida, se levantó y caminó hasta su cocina como un zombie, donde comprovó que, efectivamente, sus amigas le habían preparado el desayuno. Comieron en silencio y cuando el cerebro de Mina empezó a despertar, se dio cuenta de varios detalles.

- ¿Cómo habéis entrado en mi casa?

- Le hemos pedido a mi madre la copia de la llave de tu casa. Me ha dicho que si la pierdo me meterá en prisión. -Sunmi trabajaba de policía.- Mis madres de verdad te quieren más a ti que a mi.

- Eso no es verdad, pero si perdieras esta llave sería la tercera vez que te pasa y deben estar cansadas de cambiarme la cerradura. Otra cosa, estáis horribles hoy, como si no hubierais dormido en toda la noche. -Esto último lo dijo levantando las cejas.

Ante este comentario Sana recordó lo que casi pasó la noche anterior y se atragantó con el zumo que se estaba bebiendo empezando a toser como si se fuera amorir.

- Joder Sana, que si te mueres ahora me voy sentir culpable.

Mina habló mientras seguía comiendo su tostada a la vez que Momo se levantaba preocupada a darle palmaditas en la espalda. Cuando por fin se detuvo su ataque de tos, se fue al baño a lavarse la cara,dejando a las otras dos solas en la cocina. La más pequeña aprovechó para conseguir información.

- Pasó algo ayer. ¿Qué hicistéis?

- Nada, o sea, estuvimos a punto de besarnos pero mi madre entró y nos interrumpió. -Momo recordó ese momento frustrada. Pero entonces se sentó al lado de la otra y sonrió. -En realidad, nos rozamos. Fue como un piquito. Bueno menos, pero fue algo.

- ¿Te emocionas por qué os rozastéis?

- Sí, con ella sí. No tienes ni idea de como estaba Mina, se me puso el corazón a mil. -De verdad se veía muy emocionada.

- ¿Solo el corazón? -La otra solo seguía burlándose.

- ¡Tú! Creo que estás pasando demasiado tiempo conmigo. Ese comentario es totalmente robado.

Las dos rieron a la vez ante esto, era completamente verdad. Cuando pararon las risas, Momo se dispuso a terminar de contar el relato.

- También me dijo una cosa. -Bajó la voz. -Es virgen. O sea, no lo hizo con Eunha, así que espero y supongo que no lo ha hecho con nadie.

- Eso estaba claro. No es el tipo de chica que tendría sexo sin sentimientos. -Para Mina no era ningún descubrimiento.

- No como nosotras. Deberías haber seguido el ejemplo de Sana, no el mío. Solo tienes 16 años, no puede ser ni sano.

IronyWhere stories live. Discover now