Capítulo 7 | Confrontación

3K 187 5
                                    

Percibo a dos personas, una a cada lado. Una luz me ciega completamente ¿acaso estoy viendo la dichosa luz de la que todos hablan cuando mueren? Si es ese el caso sería mejor que la siguiera. No, un momento, eso es una lámpara y definitivamente hay algo conectado a una vena de mi brazo. Caigo en la cuenta... estoy en un hospital y las dos personas a mi lado son nada más y nada menos que Ezra y Ansel ¿qué carajos están haciendo aquí?

—Por fin despertaste —me dice Ansel con un destello de preocupación en sus ojos. Idiota.

—¿Cómo te sientes, primor? —dijo Ezra, acariciando el dorso de mi mano suavemente.. Otro idiota.

—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —pregunto, fingiendo no haber escuchado sus preguntas. Ahora mismo estoy muy enojada con ambos. Sobre todo con el chico de ojos marrones que me miraba fijamente con los brazos cruzados.

—Cuatro horas —contestaron ambos al unísono. Se miraron y gruñeron.

—Caballeros, no estoy de humor para sus gruñidos salvajes. Quiero olvidar por un momento que ambos son hombres lobo, por favor. Lo sobrenatural acabará conmigo pronto.

—Yo no me voy a ir de aquí —me dijo Ansel, decidido.

—¿Todavía tienes el cinismo de decir que no te vas a ir? ¿A caso eres un sinvergüenza? ¡Eres a la última persona que quiero ver en este momento! —le grité con todas mis fuerzas, pero inmediatamente me arrepentí porque me mareé un poco y mi cabeza dolía mucho. Y toda esa situación dolía mucho.

—¿De qué estas hablando?

—Tu papá asesinó a los míos ¿te suena? —le dije con tanta amargura como podía. Su rostro se tornó pálido y por el rabillo del ojo pude notar a Ezra sonreír. Solo se quedó ahí, sin decir nada. ¿Por qué no me sorprende? Salió de la habitación y la tensión palpable se fue inmediatamente.

—¿Avisaron a mis padres? —pregunto a Ezra que se sienta sobre la camilla.

—Sí, les avisamos, están arreglando unos papeles en la recepción —asentí con la cabeza, en señal de entendimiento. No creo estar segura de hablar sobre mi adopción con mis padres. No los culpo por no habérmelo dicho pero de alguna manera siento que debieron habérmelo contado ellos y no un lunático que había intentado matarme pero que resultó ser mi "amigo" desde la infancia—. No me contestaste hace rato ¿cómo te sientes?

—¿Cómo crees? La cabeza me pulsa y toda esta revelación me tiene aún un poco consternada. Ah y también me pones nerviosa —dije y al parecer le causo gracia porque sonríe. Una sonrisa sincera, de esas sonrisas que llegan a los ojos y los hacen brillar.

—¿Qué es gracioso?

—Tú, tú lo eres. Eres igual a como te recuerdo de pequeña. Igual de preciosa.

—Ah claro, eso explica tu deseo de matarme ese día —le dije rápidamente para cambiar de tema. Todos su halagos hacían que algo se retorciera dentro de mí ¿nervios, tal vez?

—Tenía una razón bastante lógica en ese momento —dice con humor mientras se acomoda más sobre mi cama.

—¿Cuál?

—Estaba borracho, era la primera vez que te veía desde hace mucho tiempo y yo solo te quería hacer como yo.

—Me gusta ser humana, gracias —le dije, divertida. Lo que no me gustaba era siempre desmayarme o gritar y correr por ayuda. Necesitaba aprender a defenderme y más ahora que sé que existen criaturas como los hombres lobo.

Miro a Ezra fijamente e inspecciono sus ojos. Son fríos y tristes, lo sé, pero dentro de mí se que pueden cambiar solo con un poco de calor y una sonrisa. Él no es malo, lo presiento.

—¿En qué piensas? —pregunta él. Uy sí, le diré que estaba pensando en sus ojos.

—En que quiero sentirme fuerte, en control. ¿Sabes con cuánta frecuencia pierdo el conocimiento? MUCHAS.

—¿Quieres aprender a...defenderte?

—Algo así, solo por si acaso.

—No es necesario, Olive. Yo estaré ahí para protegerte siempre.

Estoy a punto de contestar pero mis padres entran por la puerta, aliviados al verme consciente de nuevo. Ezra se disculpa y se va, sabe que tengo que tener una pequeña charla.

—Hija ¿cómo te sientes? ¿no te duele nada? —pregunta mi papá besando mi frente.

—Nos has preocupado mucho, pero el doctor dice que te dará de alta en unas horas —dice pero yo no les he contestado. Los veo y no puedo creer que ellos no sean los biológicos. Tengo un cierto parecido con papá... supongo que eso no basta. Era hora.

—¿Por qué nunca me dijeron que soy adoptada? —dije.

Listo. La bomba había salido de mi organismo y ahora estaba en las manos de Thomas y Elizabeth Lancaster, que habían visto algo especial en mí cuando decidieron que yo era la elegida para ser su hija. No puedo evitar sentir un poco de pena al ver la expresión de mamá. Mi papá la sostuvo con sus brazos para que no se fuera para atrás.

—¿Quién te lo ha dicho? —preguntaron ambos.

—Eso no es lo importante... solo quiero saber por qué esperaron tanto tiempo.

—Porque te amamos, Olive. No sabíamos como reaccionarías —dice papá un poco más calmado que mamá.

—Nosotros te amamos con nuestra vida, hija. No queríamos hacerte daño— dice mamá, sollozando.

—Oh no llores mamá —le dije acariciando su brazo—. No estoy enojada con ustedes, los amo y les doy las gracias por haberme elegido a mí entre tantos bebés, de verdad.

Nos fundimos en un abrazo familiar. El lazo que tenemos era inquebrantable. Somos los Lancaster, obviamente somos inquebrantables.

Me dan de alta una hora después y decido ir a mi habitación a descansar. Es mucha información para tan pocos días... sé lo que necesito. Tomo mi teléfonos y marco el número de Ian pero no contesta. ¿Por qué cuando necesito de su compañía no contesta?

—Aquí estoy, tonta —me dice apareciendo de repente en el marco de mi puerta. Yo corro a abrazarlo y nos hundimos en un abrazo mutuo, lleno de su preocupación por mí.

Eso era lo que necesitaba, normalidad. No hombres lobo.

Él no me quiere | Ansel ElgortTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang