Especial 1

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KAISOO: FAMILIA

Cuando del bonito cielo nublado la nieve comenzaba a caer sobre la cabecita de un pequeño KyungSoo, sabe que ha llegado esa época en el año donde no tenía que asistir al jardín de niños y despertar antes de que el sol calentará su pequeño cuerpo era la rutina de lunes a domingo.

También significaba que muy pronto su mami pondría ese bonito árbol triangular con muchas luces y lo mejor de todo, un montón de hermosos regalos envueltos en papeles brillantes y decorados con copos de nieve y un señor simpático y barrigón estarían esperando por él.

Aquel día sábado como al medio día, KyungSoo despertó con los sonidos provenientes del piso de abajo. Se frotó sus ojitos hinchados por el sueño y bajó de la cama para ponerse sus pantuflas calientitas del famoso pingüinito poporo.

Las voces se hacían cada vez más fuertes en cuanto más se acercaba a la sala de estar. Sabía muy bien que se trataba de bonita tía TaeHee.

KyungSoo en definitiva amaba a su familia más de lo que amaba al chocolate y él amaba demasiado el chocolate.

KyungSoo vivían en Seúl desde que tiene memoria. Solo eran él, su padre y su madre. No tenía hermanos, así que a veces se sentía solito porque no había nadie que jugara con él, sin embargo, se acostumbró a divertirse con sus juguetes y su imaginación.

Pero cuando su familia lo visitaba para épocas de sembrina, algunos de sus primos llegaban a su casa, lo malo era que casi siempre lo dejaban de lado porque era el más pequeño de la familia y no les gustaba jugar con él.

Era una lástima. Pensaba el pequeño.

Aunque no todo era tan malo, pues su tía TaeHee, única hermana de su mamá, jugaba con él a los bloques de construcción e incluso horneaban pasteles juntos, por eso era su persona favorita en todo el mundo.

Cuando llegó al pie de las escaleras, se encontró con las dos jóvenes y hermosas mujeres hablando delante de la chimenea para que el fuego templara sus cuerpos. Algo que KyungSoo no comprendió fue por qué su tía estaba llorando.

Se veía muy triste y el pequeño pelinegro se sintió más triste aún.

— No llores más Tae. Las cosas se van a solucionar. Abra tratamientos u alguna manera distintas para que puedan ser padres. — habló su mamá con un profundo dolor en el pecho al ver la pena reflejada en los ojos de su hermana mayor.

— No sé cómo se lo diré a JiHoon. Se pondrá muy mal, él siempre ha querido hijos y no se los podre dar. — sollozó la mujer en brazos de su hermana.

El pequeño niño apenas si entendía de lo que ambas mujeres estaban hablando. Se acercó más a ellas, hasta que se dieron cuenta de su presencia. Su tía trato rápidamente de limpiar su rostro para que su KyungSoo no se preocupara. Su madre se levantó deprisa para alzarlo en brazos y sentarlo en su regazo. A pesar de tener cinco años, casi seis, era un niño muy delgado y pequeño. La piel tan blanca y el cabello lacio y brillante que caía como cascada sobre sus enormes y expresivos ojos oscuros.

— ¿Tienes hambre, Soosie? - preguntó su suavemente.

— No. — contestó con rapidez y enfocó su vista a su tía. — ¿Por qué está triste? — preguntó afligido con su pronunciación no tan buena pero entendible.

Algo de lo que sus padres siempre se sintieron orgullosos era del noble corazón de su hijo, a pesar de ser un niño algo reservado y tímido, era tan amable y frágil ante las injusticias y tristezas de la vida que fácilmente podías darte cuenta de la pureza de su alma.

Novio virgen [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora