Capítulo 18

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En los adentros del bosque prohibido todo estaba en total serenidad, un completo silencio en el cual podías percibir hasta tus propios latidos.

Aunque eso era un punto en contra si estabas tan nerviosa cómo lo estaba Hermione Granger en esos momentos.

- Severus, recuérdame porqué accedí a acompañarte al bosque prohibido... - preguntó la castaña tomada fuertemente del brazo del pocionista.

- Porque me amas - contestó arrogante el hombre alzando una ceja -. Y porque temes que algún bicho o criatura me mate.

Hermione asintió, mientras seguía mirando en todas direcciones.
No era el lugar favorito de la castaña.

Entraron muchos metros más hasta que encontraron un pequeño arroyo, donde los tenues rayos de luz conseguían iluminar un poco el lugar.

Sólo entonces Hermione soltó el brazo del pocionista y caminó junto a él. Pero notó algo extraño; y era que Snape caminaba hacía algo, pero ella no veía nada. Entonces se puso más raro cuando lo vio acariciar a ese algo invisible para ella.

- Eh, Severus, no hay nada allí - le dijo con cierto matiz divertido en su voz.

El hombre alzó una mano deteniendo su marcha y la miró a los ojos.

- No tan rápido, son algo desconfiados... Acércate lentamente - le susurró.

Hermione dió un par de pasos un tanto desconfiada, pues no sabía bien a qué criatura se refería y no quería tentar a la suerte. Aunque una idea fugaz le cruzó la mente.

- Listo, ya puedes andar tranquila - dijo Snape tomando su mano y sentándose juntos en la hierba.

- Tengo una idea de lo que pueden ser, pero... ¿Podrías decirme a qué criatura estás viendo? - le preguntó la castaña con el ceño fruncido.

Snape soltó una risa entre dientes.

- Olvidé que tú no puedes verlos - tomó un pedazo de carne cruda de una bolsa que llevaba consigo y lo lanzó a la nada, al menos para Hermione -. Estos son Thestrals, criaturas aladas y con aspecto de un caballo, pero esqueléticos...

- ¡Claro! leí sobre ellos, recuerdo que decía algo sobre que sólo pueden verlos aquellas personas que han visto... - en ese momento Hermione se dió cuenta de todo, y se sintió mal por Severus.

El hombre asintió y siguió con su tarea.

- Conmigo fue mi madre - le contó con la mirada perdida, aunque habían sido más personas por sus misiones como mortífago, pero no quería tocar ese tema -. Mi padre estaba borracho, para variar, y yo apenas había regresado de vacaciones para estar junto a ella... Traté de evitar que la golpeara, pero antes de que él me empujara desde el segundo piso, mi madre se interpuso y... Rodó por las escaleras...

Hermione sentía un nudo en la garganta, jamás pensó que desde pequeño haya vivido ese sufrimiento, esa violencia que ningún niño ni nadie debería de pasar. Entonces lo abrazó fuertemente, pensando que con ese abrazo podría mermar un poco el dolor que causaba aquellos recuerdos.

- Eh, pequeña, está bien - le susurró acariciando su cabeza, ni siquiera ella se había dado cuenta de cuándo había empezado a sollozar -. No llores por favor, menos por mí ¿De acuerdo?

Severus se separó de ella con delicadeza y le tomó el rostro para apartar algunas lágrimas con su pulgar, besando cada camino que habían dejado. Ella sólo sonrió aceptando sus besos y riendo un poco por algunas cosquillas que habían provocado sus labios.

- Esa es la sonrisa que amo - le dijo el pocionista sonriendo como siempre para ella, desde el fondo de su corazón. Una sonrisa de verdadero amor.

- ¿Ah sí?... ¿Y qué tal mis besos? - Hermione sonrió con picardía, empezando a besar sus delgados labios lentamente, con mimo y pasión mientras pasaba una mano por su cuello y la otra acariciaba su mejilla.

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⏰ Última actualización: Mar 07 ⏰

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