09. Cuando no llueve

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Capítulo 2

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Cuando no llueve, sobrevivo en una rutina periódica. El único alivio que recibo de mi tediosa realidad es la música. Las melodías me dan los sueños, los ritmos me regalan las palpitaciones y la armonía hace que parezca que todo tiene sentido aunque no esté lloviendo.

Cuando no llueve, solo me quedan los recuerdos. Esa sensación de que he conocido a alguien que aún no conozco, pero su cara no es una imagen clara en mi mente.

Namjoon... creo que ese era su nombre. No he dejado de pensar en él. Y su recuerdo parece un acto de rebeldía que contrasta con mi realidad. Es emocionante, cualquiera diría que es el momento preciso.

Ayer no quería nada y empezó a llover, y ahora cuando el sol seca los charcos no dejo de pensar en él. ¿Cómo será él?

Quiero verlo de nuevo.

Visito el puente los siguientes días, pero no está lloviendo y no es de noche... y no está él.

Y tras una semana seca, todo parece un sueño. Y más que un sueño, una siesta. Pero aún así, cada día vengo al puente y observo el río. Este es un lugar solitario así que rara vez alguien pasa por aquí. Es... como mi corazón, es como yo.

Y un día, la lluvia regresa. Corro desesperada en dirección al puente. No tiene sentido ir despacio como si no quisiera verlo. Pero no está aquí. Me apoyo en la baranda del puente y recobro el aliento. Abajo, el río corre más deprisa, pero no me da miedo, a estas alturas parece mi único destino.

Me siento en el suelo y dejo que la lluvia me haga compañía. ¿De verdad no volveré a verlo? Quiero verlo. Quiero verlo.

Quiero verlo.

Y escampa.

Pero solo en el pedazo donde estoy sentada. Miro hacia arriba y una sonrisa se me escapa. Es él. No sé cómo, si hasta hace unas horas no recordaba su cara, pero la lluvia me susurra que es él.

-Oh, estás aquí.

-Lo dices como si me hubieses esperado todo el tiempo. -me da la mano y me ayuda a levantarme.

-La verdad pensé que te había imaginado -Miro al suelo y luego a su cara. Esta vez, no quiero que se me olvide su rostro.

-¿Caminamos un rato, chica extraña? -camino junto a él, pero me detengo al sentirme olvidada.

-¿Olvidaste mi nombre?- Él sonríe, mira al suelo y niega con la cabeza.

-Ya no. -Señala al cielo, o más bien a la lluvia- Kim Eun Bi -me mira divertido y mi estómago debuta en la labor de entrenador de mariposas y se hace cargo de una camada- ¿Y tú? ¿Te olvidaste de mi nombre?

-No -respondo demasiado rápido y enseguida el sonrojo cubre mis mejillas.- no lo hice, Kim Nam Joon -Me sacudo por el frío y lo avergonzada que estoy.

-Parece que si me esperaste...- Me dice y miro hacia el otro lado del puente, pensando en escapar mientras tiemblo por el frío.- Lamento haber tardado...- Abro los ojos al escucharlo y su abrigo cubre mis hombros, sorprendiéndome más. Su olor fresco inunda mi nariz y sospecho que el paraíso debe usar el mismo perfume que él.

-No importa...-susurro y no quiero que me escuche- estás aquí ahora.

Caminamos por el puente, sin decir mucho. El sostiene la sombrilla para ambos, cerca para no mojarnos, pero lejos sin poder tocarlo.

-¿Qué has hecho esta última semana? -mi voz tiembla con inseguridad al soltar la pregunta, pero él responde sin titubear.

-Trabajo. No tengo mucho tiempo libre.

-¿En qué trabajas?

-Música. -me gusta su respuesta a pesar de lo resumida que es. Siento una vaga envidia por él, pero es sana, no creo que pueda experimentar algo negativo por este chico.

-¿No te gusta hablar de ti?

-No es eso.- dice y toma mi mano. Me sonrojo pero no es lo que importa.- Es solo que prefiero escuchar acerca de ti.

-¿De mí? ¿Por qué quieres saber de mí?

-No lo sé. Solo quiero saber de ti -Me remuevo nerviosa por su repentina atención.

-No hay nada interesante en mí.

-No creo que sea así. Vamos -insiste- háblame de ti.

-Bueno... Creo que soy un simple ser humano más, tratando de resistir un año más.

-No creo que simple sea la palabra que te defina.

Lo miro y una incómoda sonrisa se escapa de mis labios.

-Y ¿Qué palabra crees que me defina?

-Ahora mismo no se me ocurre una que sea justa...

-Ya veo -miro al suelo.

-Me pareces alguien interesante.

-Eres el único -Digo y no logro levantar los ojos del suelo- A veces creo que no tengo nada que dar.

-Tú también te tienes ¿sabes?- Sus dedos están tocando mi mentón para que lo mire- Lo único que necesitas es a ti.

Y a ti.

Pero no lo dije.

Mi corazón está raro, nunca antes había latido como ahora. Cada bombeo golpea en todo mi cuerpo con fuerza gritando: Estoy aquí.

Escondo mis pensamientos tras una sonrisa y caminamos. Esta vez comienzo a hablar sin que insista.

-La primera vez que te vi... pensé que era mi última noche.

-¿A qué te refieres?

-Nada en realidad.- me encojo de hombros.- Parecía que está ciudad ya no tenía nada que ofrecerme y nada que quitar.

-¿Y ahora?

Y ahí está de nuevo. La paz que me comparte su precencia. Mi mente se inunda de él y no hay nada más.

-¿Ahora? Creo que ahora estoy pidiéndole a la ciudad un ratico más -Miro hacia el cielo que aún nos brinda una tenue lluvia- ¿Por qué te gusta caminar bajo la lluvia?

-Creo que siento algo intenso por la lluvia -Mira al cielo y yo lo miro a el- Y cuando llueve, no quiero que escampe. Quiero que se vierta todo el tiempo sobre mí porque todo es mejor cuando llueve.

Llegamos al final del puente y la lluvia se avergüenza de las palabras de este chico y se escapa. Miro con envidia las nubes grises y luego lo miro a él, que, pensativo, observa el horizonte perdido en sus propias palabras.

Trato de tatuar sus rasgos en mi mente. Esta vez no quiero olvidarlo. Y el miedo me amenaza una y otra vez, a medida que las manillas de algún reloj se mueven.

Su cabello cae sobre su piel, sus ojos rasgados adornan sus pupilas que se mueven persiguiendo las aves que vuelven a volar en el cielo; su nariz viene acompañada de unos pómulos grandes que le dan la bienvenida a sus labios, abiertos con sutileza para poder suspirar.

No, no quiero olvidarlo.

Ahora sus pupilas me apuntan y sus labios se curvan. Soy conciente de que estoy hipnotizada y trato de ocultalo.

-Supongo que es hora de decir adiós.

-No, es hora de decir hasta luego.

-Pero...

-Espero encontrarte aquí en la próxima lluvia.

-¿No tienes trabajo?

-Sí, pero si estoy en la ciudad y está lloviendo, suelo venir aquí.

Asiento y sonrío.

-Nos vemos, Kim Eun Bi...

-No vemos, Kim Nam Joon...

Y cuando no llueve vuelvo a estar en casa, lejos de él. Y la imagen de su rostro se burla y se esconde de mí, pero su olor y su voz se quedan conmigo.

Cuando no llueve, pienso en ti.












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Silvery Rain By FrikyWhere stories live. Discover now