13. Ese fin de semana

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13. Ese fin de semana



El fin de semana tiene dos días, y cada uno de esos días tiene 24 horas. Tomando en cuenta que es normal estar ocupado durmiendo al menos seis horas y que durante la noche hace un poco de frío... Solo tenía que estar pendiente desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. O quizás más tiempo.

Llevé comida seca y una bebida que me diera energía. Un libro y el cuaderno de mis canciones en el bolso junto con la cámara. Podía esperarla el tiempo que hiciera falta pero ¿y si no aparecía? ¿Y si la ofendí? Comencé a sentirme un poco ansioso. Y por supuesto no pude leer ni escribir nada. Tomé algunas fotos, incluso me dormí a la sombra de un árbol.

A veces me preguntaba si ella era un sueño. No sabía mucho sobre ella, pero cada palabra que decía contenía demasiada pasión, cada segundo con ella era demasiado intenso. Y no intenso malo, intenso de que sientes cada cosa y te vuelves consciente de todo lo que esa persona te está dando.

Abrí mis ojos luego de unos cuantos pensamientos incoherentes debidos al sueño. Al fin, ella. Bajo el sol, con ropa demasiado ancha, una gorra y un par de gafas, venía caminando con un batido en la mano. Estaba más cubierta que yo, como si se escondiera del mundo. No sé podía reconocer pero yo si sabía que era ella. Incluso sentí el momento exacto dónde me miró y cambio el curso de sus pasos ligeramente.

Con torpeza me levanté y sonreí. Sin darme cuenta abrí los brazos, deseando que no me dejara esperando por ella. En serio sentí miedo. Fue demasiado natural para mí esperar que ella corriera a mis brazos, cómo si me necesitara tanto como yo a ella. Siendo honesto me sorprendió mi atrevimiento. Pero más sorpresa me llevé cuando sin dudar un segundo, su cuerpo chocó contra el mío, apoyándose en él y exigiendo la cercanía ya ofrecida.

Todo esto para ahorrarnos el hecho de que nos extrañamos. Era mutuo. Estábamos igual de hambrientos por ese abrazo. Ella lo sentía y yo lo sentía. Intenso pero correcto. Era ese sentimiento. Similar a cuando encuentras el cuarto acorde de la canción, o esa frase del coro que hace que el resto de la canción y el título tenga sentido.

Nos abrazamos. Nos miramos. Nos acostamos en la hierba y nos miramos durante un tiempo que no quise contar. Y sé que ella tampoco. Sostuve su mano. Sin prisa.

El tiempo por otra parte, sí pasó. Y llegó la noche. No estábamos casi hablando. Ella se levantó y me tendió una mano. Se veía insegura, como si dudara de que yo fuera a tomarla. Tal vez eso fue lo que me hizo agarrar su mano con tanta necesidad. La seguí. Varias calles caminamos y llegamos a un edificio modesto, doblamos por un callejón y entramos por una puerta. Las escalera no estaban limpias y ella no me miraba a los ojos. Solo abrió la puerta de un apartamento muy pequeño y me invitó a entrar con un gesto. El departamento era un desastre, excepto por la zona de la cama, esa estaba recogida y limpia.

Ella me miró. Se quitó la gorra, las gafas, los zapatos y el abrigo. Se quedó vestida con unos cómodos pantalones y una camiseta blanca. Me miró durante unos largos 13 segundos. Y se acercó a mí, señaló a mis zapatos y luego me quitó mi gorra y jaló la tela de mi abrigo. Dejé mi bolso a un lado y me quité los zapatos y el abrigo. Me acerqué a ella despacio. Nos miramos. Ella cambió la vista hacia el suelo y se veía muy avergonzada. Lo que me hizo a mí estar avergonzado. Suspiró y me miró durante tres segundos. Luego tomó lo bordes de mi camiseta y me la quitó, ni siquiera me di cuenta de que la ayudé a hacerlo. Ella se quitó sus pantalones, quedando en ropa interior y camiseta. Yo no lograba entender nada pero tocó el botón de mis pantalones con la punta de su dedo y recordé que hoy no llevaba ropa interior.

-Sobre eso... No sé si...

-Por favor...- susurró. Sin poder mirarme a los ojos. No había luz en la habitación así que no podía exactamente ver la expresión de su rostro. Pero podía sentir que estaba avergonzada pero a la vez con cierta descarga de valentía. Esta vez fue mi turno de suspirar. No entendía nada, pero decidí que no era necesario. Retiré mis pantalones y quedé desnudo delante de ella. Ella terminó de quitarse las ropas que le quedaban y se abrazó así misma. Esperé. Y esperé. Miré su cuerpo con discreción pero preferí mirar al techo.

Sus manos frías tocaron mi abdomen. Y siguió todo su cuerpo. Me abrazó y podía sentir que estaba temblando. La abracé de vuelta y sentí como comenzaba a llorar. Lloraba desconsolada y se aferraba a mí. Nos acostamos mientras aún lloraba. Acaricié su pelo y besé su frente. Estaba inquieto pero logré calmarme y de alguna forma, logré dormirme junto a ella toda la noche.

No dormí con frío. Pero, algo que podría ser curioso, dormí bien. Muy bien. Incluso me despertó la yema suave de sus dedos acariciando mi rostro, sus manos viajaban por mi torso y mis brazos. No quise abrir los ojos para no asustarla. Aún la estaba abrazando y estábamos muy juntos. Demasiado juntos. Y tal vez era por el estado de recién despertar, o porque estaba abrazado a la chica que me volvía loco y ella me estaba tocando. Pero ya no estaba nervioso y ella ya no estaba llorando.

-Detente... si no quieres que yo no pueda contenerme.... -se asustó. Levantó sus manos de mi cuerpo y suavemente las dejó caer. Una de ellas llevándola hacia abajo.

-Tal vez... No quiero que te contengas... -susurró.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2023 ⏰

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