Capítulo 29.

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Me revolví incomoda entre las sabanas cuando sentí una leve presión en el hombro, estaba segura de que Jarvis me había hablado unas tres veces pero nunca supe que pudiera tocar, es decir, era una IA, y por el momento a parte de cuando controla a la armadura, no tiene una forma física.


Rodé sobre la cama con la tonta idea de que era mi King size de la torre, aterricé en el suelo hecha un rollito con las sabanas y aun así no podía despertar, traté de salir pero mi cuerpo y brazos se sentían adormecidos así que era prácticamente inútil. Me rendí ante la idea de quedar aplastada entre mi ropa de cama justo cuando las manos de mi salvación se envolvían en mis antebrazos impulsándome hacia arriba.


 –Hmm... Buen día –murmuré con solo un ojo a medio abrir, la garganta me raspaba de lo reseca que estaba. James estaba todo chascón frente a mí con su expresión neutra. Sus manos aún sostenían firmemente mis brazos y noté que si no fuera por él ya tendría la cabeza pegada al colchón otra vez.

 –Están tocando.

 – ¿Qué cosa? –pregunté desorientada, el soldado de invierno desprendía un exquisito aroma a arándanos, había utilizado mi shampoo. Esta vez fue Jarvis que decía que Daniel Cáceres estaba tocando mi puerta y daba un informe casi completo de hasta donde había estudiado cosa a la que realmente no presté atención – ¿Qué Daniel está tocando? ¿Tocando?

 –Despierta –una zarandeada fue suficiente para volver a mis cinco sentidos, James me soltó de a poco y esperó a un lado a que me pusiera de pie. 


Las sabanas aún seguían enrolladas a la mitad de mi cuerpo por lo que tuve una pequeña batalla antes de poder deshacerme de todo e incluso creo haber visto un atisbo de sonrisa en el rostro del castaño.


Diez de la mañana ¡Diez! Y yo que quería estar despierta tipo ocho de la mañana, además de todo me costó un montón despertar del sueño y me caí de la cama, quizá hoy no era mi día. James se escondía como niño asustado tras mi espalda, abrí la puerta ligeramente sin sacar la cadena.


 –Daniel.

 –Andy –saludó sonriente, sentí un leve empujón en la espalda por lo que voltee a ver al soldado un poco atónita, el hizo una mueca modulando una disculpa y volví a meter la cabeza entre la abertura de la puerta –Te llegó esto por la mañana y mi abuelo me envió a dejártelo como los caballeros que somos.


Estiró un sobre en mi dirección así que sin preguntar absolutamente nada lo recibí, otro empujón, mandé mi mano izquierda que sostenía la puerta para atrás dándole accidentalmente un golpe en la entrepierna a James. El rubio se extrañó por el sonido que vino tras la puerta así que con los nervios de que preguntase cosas me apuré a despedirlo.


 –Muchas gracias Dan, nos estaremos viendo ¿sí?

 –Claro.


Cerré la puerta apretando el sobre en mi pecho, le mandé una miradita al Soldado de invierno que se mantenía aún encorvado con las manos en la entrepierna.


 – ¿Creo que es un ataque infalible no? ¿Por qué nunca se lo ven venir? –traté de bromear, James me fulminó con la mirada una vez se incorporó –Lo siento, deben entender que soy una chica compacta así que fue más tu culpa que mía, estabas punteándome la espalda.

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