Capítulo 23.

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Me negué rotundamente a tinturar mi cabello de rubio, me gustaba el castaño natural de mi pelo, no iba a arruinarlo poniéndome rubio. Para eso tengo a Thor, Steven y... a todos los rubios que me rodean, el rubio no es un color que vaya a quedarme, de eso estoy segura.

El cuello me dolía de estar tan encorvada pero Laura aun no terminaba de aplicar la tintura negra en la parte de la nuca así que... En fin.


Un taxi me había pasado a buscar la tarde siguiente, Clint y Laura se habían marchado por su lado en el quienjet. Me dejó luego de unas cinco horas de viaje en la acera, frente a un edificio que si bien era antiguo, se conservaba en el tiempo. Eché un vistazo a mí alrededor antes de notar a Pepper hablando con un anciano, caminé puerta adentro cuestionándome que haría Pepps por estos lares aunque no tenía ni la mínima seguridad de por qué me encontraba también yo ahí.


La pelirroja tardó unos minutos en notar mi presencia pero en cuanto lo hizo me sonrió y abrazó con fuerza.


Ella es de quien le hablo –anunció al hombre. Estreché la mano de él en saludo y luego el mismo me dio unas llaves con el número cinco grabado. –Vamos Andrea, el viaje seguro te dejó agotada –dijo –muchas gracias por todo Sr. Román.


Cuando estuvimos lo suficientemente lejos, ella me entregó un portafolios, este mismo tenía una nueva identidad mía, ahora era "Andrea" como efectivamente me había llamado ella hace un rato, llegamos a la puerta con el número cinco en dorado y abrí, la residencia ya estaba amueblada.

Potts se marchó enseguida después de dejarme en la sala del apartamento debido a una reunión en industrias Stark.


Indagué un rato el lugar, la sala consistía básicamente en un living-comedor, a la izquierda estaban los sillones, uno largo de color beige con almohadones café y dos individuales del mismo color a cada esquina, entre los espacios se hallaban burós con macetas blancas y líneas amarillas, y azules. No sé qué clase de planta fuera las que contenían pero eran muy bonitas. En el centro estaba la mesa ratonera y pegada a la pared se hallaba una televisión plasma de no sé cuántas pulgadas, arriba la acompañaba un cuadro con caballos corriendo en la playa.


Por la derecha estaba una mesa de madera, la superficie estaba decorada por cerámica azul y las sillas que también eran de madera, tenían cojines de color blanco hueso. La cocina –a un lado de la mesa– se distribuía en muebles, cocina, muebles, refrigerador y una lavandería. El baño y la única habitación estaban a la derecha e izquierda de la puerta principal respectivamente.


En palabras simples, era mi habitación de la torre Stark convertida en un apartamento, en el nuevo dormitorio que usaría obviamente, se encontraba una cama de dos plazas y sobre ella, a los pies, estaba una caja que ponía "ábreme" y me hizo pensar en Alicia en el país de las maravillas.


Esperemos que no me haga más pequeña cuando lo abra –murmuré para mí misma. Sería el colmo tener que ser más enana aún. Levanté la cajita y me senté sobre la cama, abrí la tapa encontrando una nota – "Ocúpelo como le plazca pero con discreción. TS." Ja! Parece que vio mucha película.

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