Qué hermosos labios tienes.
Redondos,
finos,
chicos,
adorables cuando se hinchan.
¿Cuántas veces
besaste a tu madre
con ellos?
¿Cuántas veces
besaste a alguien en la frente
con ellos,
mostrándole
un acto puro
de amor?
¿Cuántas veces
saboreaste eso que amas
sin preocupación
por tu peso?
Qué hermosas manos
que tienes.
¿Cuántas cosas
creaste con ellas?
¿A cuántas personas
tocaste con ellas?
¿Cuántas
piezas de arte
acariciaste?
¿Cuántas veces
dejaste tu huella en algo,
alguien
o,
incluso,
en mí?
Hermosas pestañas tienes tú.
Son como cortinas divinas,
cortinas que no tapan para nada
esas ventanas que dejan ver
directamente
tus buenas intenciones.
Y las malas intenciones que tuvieron contigo
también se pueden ver.
¿Cuántas veces te dañaron
y seguiste de pie?
¿Cuántas veces te mataron
y revivió tu ser?
¿Cuántas veces quisiste matar a alguien
por enojo
y,
cuántas veces quisiste morir tú?
¿Cuántas veces te decepcionaste
al mirar a los demás
y
cuántas veces
al mirarte al espejo?
¿Cuántas veces desconfiaste de mí,
es decir,
de ti?
¿Cuántas veces más
no te querrás?
¿Cuántas veces más
te criticarás?
Le buscas el pelo al huevo
analizándote frente al espejo.
¿No puedes simplemente mirarte
y ver lo que eres?
¿Cuántas veces
viste,
escuchaste algo
y no pudiste ni susurrar
porque en tu mente te gritaban?
¿Valdrá la pena
tantos poemas que te dedico
o simplemente los ignorarás,
o te querrás
unos minutos
y de nuevo me borrarás?
Mantenme ahí.
Mantenme aquí.
Mantenme,
manten a tu autoestima
susurrándote
que estás bien así.
Justo así
como estás.
Estás bien así.
Así de viva.
YOU ARE READING
Lo que siempre me callé.
PoetryLo que nunca te conté, lo que siempre me callé; aquí lo escribiré. Así lo haré porque siempre sabré que nunca me escucharás, que jamás me leerás. Prohibida su copia y/o adaptación total y/o parcial.