youngblood

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Luke

Sabemos que nada es eterno, menos cuando de relaciones sentimentales hablamos, y sin embargo, nos engañamos a nosotros mismos pensando que puede llegar a ser una realidad. Vivimos enredados en cuentos de fantasía, creando falsas ilusiones y alimentandolas de pequeños actos que solo son una mentira. A veces creo que el amor esta sobrevalorado.

Bloquee mi celular, fastidiado de todo lo que se venía publicando desde que empezó el día: "Luke Hemmings y su misteriosa chica han terminado" "El amor no dura para siempre con una estrella famosa" "¿Dónde está el amor? Todo lo que necesitas saber de Luke Hemmings y su novia", ¿Acaso no tenían algo más que publicar? Todavía no terminaba de asimilar lo que acababa de vivir en los últimos, y parece que el mundo sabe más de mi relación y sus detalles.

Miré por última vez mi celular, esperanzado de ver otra información que no hablara sobre mí. Una parte de mí no aceptaba que estaba pasando en serio. Olivia Becket, la chica que había robado mi corazón, era ahora la misma que lo estaba rompiendo. Podría hablar de las múltiples veces que peleamos hasta decir que terminabamos la relación, pero al final, nos reconciliabamos. Tontamente creíamos en nuestro amor y estabamos dispuestos a defender lo que sentiamos el uno por el otro.

Vaya tragedia.

Tome una libreta que se encontraba en el buro de noche, y jugué con la pluma por unos minutos, decidiendo que hacer, por inercia, escribí una serie de cartas para ella, esta vez declarando que no iría nuevamente en su búsqueda, que de alguna forma aceptaba el hecho de que ya no quisiera estar conmigo, aunque no supiera las razones de ello. Que si no quería formar parte del lío que era mi vida, estaba bien. No quería ser yo una frustración para ella.

Una vez terminadas, las doble metiéndolas en el bolsillo derecho de mi pantalón, tomé mi celular y salí del departamento.

Caminé por las soleadas calles de Los Ángeles, tan llenas de alegría y color, por un instante todo mi dolor se disipó, dejando en mí una tranquilidad que hace mucho no sentía. Recorrí una de las calles que Olivia y yo visitábamos con frecuencia, y fue ahí donde todo comenzó a verse melancólico. Nada parecía lo mismo si no estaba ella a mi lado.

"Ámame hasta el día que me muera...", era lo único que podía pensar cuando la imagen y voz de la rubia invadía mi cabeza, en la chica que había conquistado mi corazón desde el primer instante en que la vi y con la que había planeado estar todo lo que me quedara de vida. Renuncié a todo pensando en que ella me pertenecía, y solo me venció en mi propio juego.

¿Era egoísta pensar que solo quería que me dijera que me quiere? Quería volver a escuchar un "Te quiero" salir de sus labios. O tan siquiera escuchar que me quiere fuera de su vida. Y tal vez así no parecería un hombre muerto caminando por las noches.

Antes de llegar a mi destino, al ver por última vez esa calle llena de recuerdos, comenzaba a entender que nuestras últimas conversaciones parecían terminar como si fuera nuestro último adiós.

Alrededor de 20 minutos, llegué a un servicio de correos, y un señor amablemente me ofreció su ayuda, quizá mi cara de desconcierto le hizo saber que no tenía idea de dónde empezar. Aunque en realidad solo era mi tristeza asomandose. El señor hizo todo el proceso, a lo que yo solo me limitaba a decir "Gracias" o asentir como afirmación a lo que me recomendaba. Cuando preguntó qué era lo que iba a mandar, saqué dudoso aquellas cartas, comenzaba a arrepentirme de lo que planeaba hacer.

El señor sonrió amablemente.

Antes de arrepentirme, se las entregué. Y este solo las metió dentro de un sobre. Lo último que me dijo fue que cual era el destino del sobre, a lo que di los datos de Olivia, mismos que Michael amablemente me dio.

Me despedí del señor. Y camine sin un rumbo, no quería regresar a mi departamento. No quería estar en un lugar que hubiera pisado Olivia.

El atardecer llegó, y como últimamente era mi costumbre, me refugié en el primer bar que encontré. Llegando a la barra pedí una cerveza, y después otra tras otra, hasta que de repente me vi jugando con mi celular, decidiendo que no era mala idea marcarle a mi ahora exnovia, y preguntar porque me dejó.

Solo estando ebrio tenía el valor de pensar estas cosas y de poder decírselas a la mujer que tenía mi corazón.

— ¿Bueno? — Respondieron al otro lado de la línea.

— Liv, mi amor, ¿Por qué me dejaste? — No repare en preguntar, tal vez sería el único momento de valor que tendría para hacerlo.

— ¿Estás borracho? — Preguntó — Luke, ¿Dónde estás?

— ¿Y eso por qué te importa? — Respondí con otra pregunta — Si no te importo romper mi corazón, esto es lo de menos.

— Lu...

— Vete al carajo.

Y colgué la llamada, reprimiendo mis ganas de llorar, y de gritar que no merecía esto.

Por favor, solo di que me quieres, Olivia.

𝐋𝐈𝐄 𝐓𝐎 𝐌𝐄 - luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora