XXVIII «Misiones» •Parte I•

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Lunes 24 de noviembre
3:30 AM

Torre Avengers

Ángela se levantó de golpe, acababa de tener una pesadilla pero por alguna razón no recordaba nada, sólo la terrible sensación que sólo el miedo deja.

Se sentó en la cama, pasó sus manos por la cara, suspiró y se puso sus pantuflas para dirigirse al baño.

Encendió la luz, se miró al espejo, miró sus terribles ojeras. Abrió el grifo y se mojó la cara, así despertaría por completo.

Aún no lograba dormir bien y su cambio de look había sido pospuesto para después ya que algo en su interior la detenía a teñir su cabello y combinar de diferente forma su ropa.

Su estómago replicó ante la falta de alimento por lo que bajó a la cocina siendo pillada por la inteligencia artificial de Tony.

J.A.R.V.I.S le preguntó si tenía algún inconveniente ya que eran las tres treinta de la madrugada. Era una máquina, sólo debió darle una respuesta inteligente.

Repentinamente, Ángela sintió mucha hambre, tanta que atacó el refrigerador con todo lo que pudo. Era un barril sin fondo.

Para las cuatro treinta de la madrugada se sentía tan gorda como un cerdo, necesitaba bajar toda la comida que ingirió así que decidió ir a correr cerca del lago en Central Park, fue a cambiarse a ropa deportiva, se agarró el cabello en una coleta, tomó una chaqueta junto a sus audífonos y su celular.

Al llegar, hizo estiramientos y se dispuso a correr. Mientras recorría el parque, su mente divagaba en todo lo que había sucedido desde que llegó a Nueva York. Hace algunos meses su vida había cambiado radicalmente, S.H.I.E.L.D la había reclutado y se había enamorado por primera vez. Sus poderes se desarrollaban a la par de un amor entre ella y Steve que... No terminó nada bien.

Mientras había llegado a Nueva York siendo una chica relativamente normal, con poderes, padres ricos y socialmente poderosos... Había terminado siendo una vengadora de golpe.

Estaba el lado bueno, había logrado hacer amigos como Clint, Nat, Tony, Banner y entablado una cercanía terriblemente genial con Thor. Todos eran tan lindos con ella, la hacían recordar lo bonito de la vida.

Sin darse cuenta, Ángela ya había aumentado el ritmo con el que corría, dejándola agitadísima en tan solo dos vueltas a la pista de correr. Paró gradualmente hasta terminar cerca de  una acera. Se detuvo sobre sus rodillas recuperando el aliento, finalmente se sentó al filo la banqueta.

Se secó todo el sudor que había generado, parecía estar empapada en el cuello y la frente. Mientras pasaba sus manos por éstas partes de su cuerpo sintió la mirada de alguien, parecía dulce y a la vez penetrante. Instintivamente, ella levantó la vista encontrándose con un joven hombre muy parecido a Steve Rogers pero había algo que no lo hacía ser él.

Cuando el muchacho sonrió, Ángela se dió cuenta que en efecto, no era el capitán América sino la Antorcha Humana, Johnny Storm miembro de los cuatro fantásticos.

Por inercia, la chica le regresó la sonrisa no tan convencida.

Johnny caminó a ella, lucía su traje azul ajustado haciéndolo ver más confiado de sí mismo.

Ella decidió mirar a otro lado, hasta que él acaparó su atención.

—Hola, linda. ¿Que haces aquí sola, tan temprano? —Preguntó con una sonrisa torcida.

I N M O R A L » Steve Rogers » |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora