II «Una Navidad en Italia»

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Ya eran aires de navidad, faltaban sólo días para cenar juntos y abrir los regalos. Efectivamente, eso es lo que tiene que ir a hacer Ángela, comprar los regalos de navidad para ella, sus padres, su familia y sus pocos amigos que había logrado hacer.

Estaba en su habitación, decidiendo qué hacer con su cabello. Hacía frío pero con una chaqueta y una gorra era suficiente.

Tenía la televisión prendida en las noticias para practicar el italiano, cuando un nombre llamó su atención: «Iron Man», eso le hizo voltear y poner atención a lo que decía la conductora del noticiero.

—Desapareció ayer por la tarde después de que atacaran su casa en Malibú; como recordarán, retó al terrorista llamado Mandarín, a ir a su casa dando su ubicación exacta. Se cree que lo han secuestrado pero no hay nada confirmado ni por parte de Stark industries ni por su pareja Virginia Potts....

—Oh, Dios —Murmuró tapando su boca.

Pasaban imágenes de la casa destruida, gente trabajando en ella y una Pepper Potts destrozada abrazando el casco de la armadura de Iron Man.

Por un momento debatió internamente si ir o no, ¿debería ella ir en busca de Tony Stark? ¿Podría ser de ayuda?

Mordió su labio inferior en señal de duda.

¡Vamos! ¿A quién quería engañar? Es sólo una chica. Stark seguramente la mandaría a volar en cuanto la viera, no quería que él se burlara en su cara, pero no descartaba la pequeña posibilidad de que Stark pudiera necesitarla, que podría ser de ayuda...

—Pero medios de Estados Unidos aseguran que Tony Stark está muerto, ¿Eso sería posible? Iron Man muerto, ¿Qué dices? —Anunció un conductor y la señorita sólo aclaró su garganta.

—No lo sé, no han encontrado nada que lo acredite; hasta no ver, no creer.

Estaba anonadada, ¿Cómo...? Ella no lograba entender nada, por años había pensado que el señor Stark podría con todo lo que se le encontrara en su camino. Era un súper héroe, era imposible para ella pensar en que el señor Stark estuviese... no, ni si quiera podía pensar en la palabra.

Hay sólo dos posibilidades y Ángela lo sabe, Tony está muerto y no tardan en sacar sus restos; o lo secuestraron y está en apuros. Si ella quiere ayudar debería saber a dónde lo llevaron pero ¿adivinen qué? No lo sabe y no tiene idea de por dónde empezaría.

—Hija, ¿Irás al centro? Estamos por irnos —Entro su madre interrumpiendo sus pensamientos.

Ella se sorprendió pero trató de actuar normal.

—Sí —le sonrió—, Eh... ¿Viste lo de Tony Stark? —Preguntó mirando a la TV donde aún había imágenes de la casa destruida.

Su madre siguió la mirada de Ángela, cuando llegó al televisor su cara se horrorizó y dio un par de pasos atrás.

—¡Frederick! —gritó su madre, como si fuera muy importante para ellos.

—¿Mamá? ¿Estás bien?

Ángela estaba desconcertada, confundida. Desde siempre sus padres habían mostrado cierto rechazo hacia Tony Stark y todo lo que tuviese que ver con Stark industries.

Su padre llego corriendo, Christina le señaló la TV y escucharon en silencio el resumen de lo que había sucedido.

Ángela volteo a ver a su madre, quien se encontraba justo a su lado, pero encontró miradas de complicidad entre ella y su padre, ¿Qué ocurría? ¿Por qué de repente el interés por él?

—Cariño, ¿Podemos hablar en mi oficina? —Pregunto Frederick a Christina, estaba pálido y su tono de voz sonaba abrumado.

—Claro —Asintió a él y giró a su hija—. Ángela, cariño, esperanos aquí ¿Sí? En un momento regresamos, nena —Comento nerviosa y brevemente. Le sonrió y puso sus manos en las mejillas de Ángela—; No tardamos.

Ángela tenía curiosidad por saber que se traían en manos esos dos, pero era más grande su sentido de duda que estrujaba su corazón: Ir a ayudar a Tony Stark.

Pero dominaban aquellos pensamientos que decían que sería completamente inútil.

Justo ahora, odiaba su vida. Se dejó caer en la cama con un suspiró de frustración.

Debía resignarse, el que tuviera poderes no la convertiría jamás en una vengadora o heroína.

• • •

Era navidad, la única época del año que pasaba con sus padres juntos sin que hubiera algún tipo de percance. Chocolate caliente, todos en pijama viendo películas navideñas con muchas mantas cubriéndolos; el frío en Milán, Italia era húmedo. Este año, sus abuelos no pudieron ir a pasar navidad con ellos pero para Ángela estaba bien tener un día tranquilo con sus padres.

Ángela había ido a comprar los presentes justo unos días antes de noche buena; Italia era un lugar excelente para comprarle cosas a los que ama. Envolvió los regalos ella misma, los llevo a una oficina de FedEx para que les llegara a sus amigos a tiempo y que todo fuera perfecto.

Acababa de terminar «el grinch» un clásico navideño, su padre había ido por más chocolate caliente para los tres y su madre había puesto momentáneamente las noticias. Y, aunque Ángela tuviera apellido italiano, el idioma no era algo que dominara a la perfección, pero lo que escucho a continuación le quedó muy claro.

—El multimillonario Tony Stark o más conocido como Iron Man, está vivo según anuncia Stark Industries...

—¡Lo sabía! —Gritó su madre—. ¡Frederick, Stark está vivo!

A juicio de Ángela, su madre parecía una adolescente que acababa de ganar alguna apuesta absurda con su novio. Era divertido, pero extraño; su madre ya no era una jovencilla alocada, pese a ser joven y hermosa.

Su padre llegó con el chocolate caliente y se sentó junto a ella.

—Lástima, ya tenía los boletos para ir a su funeral —Bromeó Frederick.

Su madre le golpeo levemente y sonrió.

Ángela estaba aliviada, sabía que Tony Stark podía con un terrorista. Así que sonrió junto con ellos y su madre le cambió de nuevo a las películas.

Había sido la mejor noticia que pudo recibir. Había alegrado, sin duda la navidad. Habría perdido la fé en la humanidad si el señor Stark estuviese muerto. Pero aún había algo que le inquietaba, ¿dónde habían estado los demás vengadores? ¿No pudieron ayudar a Iron man? O por el contrario, quizá ellos lo ayudaron. No sabía, pero estaba feliz por Tony.

I N M O R A L » Steve Rogers » |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora