Capítulo 25

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—De carne y hueso.

—¿Por qué me agarraste así? —murmuro confundida; ¿qué querrá?— ¡Me asustaste! Creí que eras...

—¿La policía? —me interrumpe.

—¿Eh?

—Creíste que ya te habían descubierto, ¿verdad? Pues no todavía. Pero no falta mucho para que eso ocurra. Estarás tras las rejas una vez que devele tu secreto —afirma Jules, satisfecho por sus palabras.

No estaría entendiendo nada de lo que está sucediendo. Secreto... ¿es posible que lo sepa? No se me ocurre ninguna manera a través de la cual Jules se haya podido enterar.

Quizá las escuchó hablar a ti y a Sophie.

Si mi conciencia está en lo correcto, estoy en serios problemas. Puedo asegurar que a la jefa Benson no le hará ninguna gracia que una persona más se entere de la agencia.

—¿Mi... secreto? —pregunto precavida y a la vez un poco temerosa. No puedo permitir dar mucha información; si él sabe que soy agente, él tendrá que decírmelo directamente. Mientras, hacerme la tonta un rato no viene mal.

—Sí, ya lo sé. ¿Por cuánto tiempo creíste que lo podrías ocultar? No soy tan imbécil como piensas. Al principio, no quería darme cuenta porque no podría entender por qué lo harías. Además, eras tan buena con mi hermana... incluso conmigo te llevabas bien. Pero cuando Sophie apareció tan... zombie, al borde de la muerte, supe que por más que me doliera, tenía que enfrentarte— a pesar de la seguridad en su voz, sé que no le ha resultado fácil soltar esas palabras.

Sin embargo, ya creo que he entendido a qué se refiere pero solo para confirmar...

—¿Jules, qué me estás tratando de decir con esto? —murmuro, toda confianza ha dejado mi voz, y él toma este acto como muestra de la veracidad de sus pensamientos. 

—Yo... —él también, ahora, ha perdido cualquier toque de emoción para dejar paso a un tono quebrado, sin vida; quizá él había pensado que lo negaría todo en un principio, que sus afirmaciones han sido solo producto del estrés y el sentimiento de impotencia— sé que tú has estado detrás de los ataques, del secuestro de Sophie. Llegaste al palacio justo cuando estos empezaron; y, casualmente, la semana en la que la secuestran, tú tienes "asuntos familiares". Aun así, con toda la evidencia, todavía no logro comprender por qué lo harías.

Debo admitir que, desde el punto de vista de Jules, su acusación no suena tan disparatada. Es cierto que las fechas coinciden y también mi deseo de acercarme a la Familia Real podría ser sospechoso. La situación debería enojarme; es decir, alguien a quien yo considero mi amigo desconfía de mí. Pero en esta instancia y con los hechos ocurridos recientemente; no puedo evitar que quiera proteger a su hermana. Da más ternura que otra cosa.

Sé que la prolongación de mi silencio le está dando ideas incorrectas y, por cada segundo que no respondo, su cabeza sigue maquinando.

—¿Por qué? —está vez, su pregunta se asemeja más a una súplica.

Sé que no me está rogando para que le explique el porqué de mis supuestos ataques, sino espera que desmienta todo, que diga que está delirando, bajo la influencia de alguna sustancia.

La tensión crece cada vez más, y solo se me ocurre una cosa para disiparla. En mi rostro, el cual previamente se hallaba neutro, ahora se dibuja una sonrisa peligrosa.

—Si yo —comienzo a caminar hacia el príncipe muy lentamente pero sin dejar de mirarlo a los ojos— realmente estuviera detrás de los ataques —nota que cada vez estoy más cerca de él, por lo que empieza a retroceder al doble o triple de mi velocidad—, ¿no te parece que no fue muy inteligente enfrentarme, a alguien que los quiere, que te quiere muerto, desarmado?

Protegiendo a la Familia RealWhere stories live. Discover now