Capítulo 21

4.8K 333 25
                                    

Mi humor en la mañana no ha mejorado nada. Acabo de salir de tomar una ducha de agua muy caliente y parte de mi piel está colorada. Sin embargo, eso no me podría importar menos.

Desganada, me visto con el traje de agente y me coloco un sobretodo rojo hasta las rodillas por encima para cubrir el atuendo negro y las armas. Uff, qué calor que hace, y yo vestida así. Sacudo mi cabeza. Nadie se atreverá a preguntar por el tapado y una vez que esté en el auto me lo quitaré.

Tomo mi equipaje recién hecho y me dispongo a salir de la habitación, pero un objeto capta mi atención. Observo la peluca rubia detenidamente. Espero que no nos veamos el año que viene. Antes de irme, me aseguro de que la nota excusándome por dejar el palacio antes de tiempo se encuentre sobre el escritorio. Con un último suspiro, me retiro.

Recorro lentamente los pasillos del castillo en dirección a la salida. El único sonido que se escucha es el de las ruedas de la maleta girar contra el suelo. Mi olfato detecta un fuerte olor a comida, que me recuerda que no he ingerido nada desde antes de ayer. Ignoro el sentimiento de mi estómago vacío y continúo hacia la entrada.

Una vez fuera del palacio, levanto la cabeza. Dejo que los fuertes rayos de Sol de un día soleado luego de uno tormentoso me cieguen. Rachel, donde quiera que estés, sé que estás cuidando de mí, de nosotros. Una lágrima se desliza por mi mejilla.

***

El vuelo de Grehen a Yen no tardó mucho, por suerte, y ahora me encuentro en la salida del aeropuerto buscando a algún conocido enviado por la agencia para llevarme. Tomo asiento en uno de los bancos del lugar y observo como las personas caminan, entran y salen: familias, parejas, hombres y mujeres de negocios, todos, cada uno con su propia vida, sus propios problemas...

—Stacy, hola... Tierra llamando a Stacy —siento que alguien toma mis hombros y me sacude—. ¡Stacy!

—¡Qué!

Reacciono bruscamente y fulmino a quien sea que me haya sacudido. Frente a mí se encuentra un hombre alto, atlético, de cabello y ojos oscuros: Douglas Dixon, de 23 años, subjefe del departamento de inteligencia de la agencia... También conocido como mi ex novio.

—Sí, yo también estoy muy contento de verte —dice sarcástico. Probablemente se dio cuenta que mi cara no es la más feliz del mundo. Aunque lo malinterpretó, no es por verlo que tengo esta expresión. Ruedo los ojos.

—La cara no es por ti. ¿Cuándo aprenderás que la vida no gira entorno a ti? —bromeo dramática. Dibuja una pequeña sonrisa y comienza a caminar hacia el estacionamiento.

»A todo esto, ¿qué haces tú aquí? —pienso en mis palabras—. No es porque no quiera que estés aquí, sino porque es raro que te manden a buscar gente al aeropuerto, tienen choferes para eso... —me interrumpe, lo que es un alivio, ya que, conociéndome, soy capaz de seguir hablando y hablando.

—Entendí, no te preocupes —sacude la cabeza—. Quieren que te cuente todo lo que ha pasado en tu ausencia, así que cuando te reúnas con la jefa a penas llegues, sepas de qué van a hablar.

No respondo y él calla. Entiendo perfectamente que vamos a esperar a llegar al auto para que me cuente todo, para asegurar que nadie nos escuche. Como no tengo idea de dónde estacionó el auto, lo sigo unos pasos por detrás arrastrando mi maleta en completo silencio. No es uno incómodo, en realidad, no es como que nos llevemos mal y, además, terminamos hace más de tres años y solo estuvimos juntos por dos, así que no hay razón alguna para incomodarnos.

Protegiendo a la Familia RealWhere stories live. Discover now