Capítulo 26

2.4K 159 19
                                    

Soy una persona que necesita dormir muy poco. Por eso, cada vez que tengo uno de estos... encuentros siempre soy la primera en despertarse. Esto, a su vez, me permite tener tiempo para ponderar qué es lo que tengo que hacer, o mejor dicho, lo que quiero hacer.

¿Jules me gusta? La verdad no tengo idea. A ver, no lo voy a negar, es lindo y no está nada mal físicamente. Pero lo que realmente importa es cómo él es como persona. Se preocupa mucho por su hermana, lo que le da un punto a favor. Por lo que me he dado cuenta, le gusta hacer bromas y jugar bastante, lo cual no me molesta porque yo no soy tan distinta. Respecto a sus habilidades nocturnas, no voy a mentir y decir que ha sido la mejor noche de mi vida y que hasta el mismísimo Christian Grey lo envidiaría porque no es verdad. Sin embargo, lo he disfrutado mucho y me ha parecido que ambos hace mucho que no hemos tenido nada de acción, por lo que estoy convencida que la próxima vez será mejor.

Si es qué hay próxima vez.

Siendo sincera, lo único que verdaderamente tengo para criticarle es que sea miembro de un club de strippers, pero no puedo opinar sobre las cosas que hace cuando está soltero. Ahora, otro gallo cantaría si fuéramos pareja...

Alto el carro, Stacy, vas muy rápido.

Tiene razón. Fantasear sobre lo que podría ser no es mi estilo.

En conclusión, estoy enamorada: no.
Me gusta: quizá.
Le daría una oportunidad: sí.

Pero (porque siempre hay un pero)...

Estamos hablando únicamente de mis sentimientos, mas no sé qué piensa o quiere él. Tal vez él no desea intentar nada conmigo, e incluso espera que actuemos como si nada hubiera pasado. Si ese fuera el caso, debería acepar lo que el me pide. Después de todo, de cierta forma yo me le he lanzado encima y, aunque no sintiera nada por mí, no puedo culparlo por aceptar lo que le he ofrecido. En una situación inversa, luego de más de medio año sin nada de acción, yo tampoco me negaría. En el hipotético caso de que el príncipe apareciera en mi habitación en el medio de la noche, en ropa interior... ¿quién podría decirle que no?

Luego de meditar la situación, sigo en el mismo punto de partida. Aún no sé qué hacer. Por un lado, está la chance de irme sin esperar a que él despierte; esto claramente transmitiría el mensaje de "fue solo una noche, no quiero nada más, no hablemos del tema", que, francamente, cada vez quiero menos. Por otro lado, está la posibilidad de quedarme y verlo despertar. Ahora, de ser esta mi elección, habría dos posibles escenarios: un encuentro incómodo en el cual él me diga que no quiere nada conmigo y yo deba irme a mi pieza totalmente avergonzada y humillada; o que sus sentimientos sean similares a los míos y también desee darnos una oportunidad.

Claramente, de todas posibilidades, la última es la que más ganas tengo que suceda. Sin embargo, es la más arriesagda y, si considero mi trabajo y las condiciones en las que he venido al palacio, la opción ideal sería la primera ("si no me acuerdo, no pasó").

No obstante, me quedo sin poder decidir cuando siento que la mano en mi trasero se mueve un poco. Si bien Jules y yo no hemos dormido muy pegados, probablemente debido al calor, estoy casi convencida de que esa mano ha estado ahí durante toda la noche.

Me giro suavemente hacia un costado; una fina sábana cubre nuestra desnudez. Observo cómo él abre sus ojos lentamente, se frota la cara para despabilarse, pasa una mano por su rubia cabellera y se despereza.

Solo para que sepas, es un poco pertubadora la forma en que has descrito tan detalladamente sus acciones.

Sí... hasta a mi me dio un poco de miedo.

Jules, al darse cuenta que lo estoy mirando, se apoya sobre uno de sus costados para centrar su atención en mí y dedicarme una tímida pero tierna sonrisa.

Protegiendo a la Familia RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora