Protegiendo a la Familia Real

Capítulo 17

Ah, cierto, a partir de hoy tengo veinte. No soy muy fanática de los cumpleaños. Nunca los he celebrado, por lo que solo los considero un día más. Ella lo quizo así. No tengo una historia trágica sobre lo que pasó en algún cumpleaños pasado, curiosamente, sobre esto no.

—¡Feliz cumpleaños, Stacy! —grita Sam corriendo hacia mí—. Espero que te guste —me entrega una bolsa—. Tenía miedo de que me equivocara en el talle. Por eso es que entré a tu habitación la semana pasada: quería averiguar tu talla —explica tímida.

Con la confesión de Sam, comienzo a dudar de que ella haya sido la que dejó esa nota. Porque si ella hubiera sido, no haría referencia a ese tema. Siempre que alguien comienza a dar opiniones sobre los agentes secretos, hago mi mayor esfuerzo para cambiar de tema, obviamente siendo lo más disimulada posible, para asegurarme de que no se me escape nada y nadie sospeche. Por eso, si Sam hubiera escondido la nota, no mencionaría algo relacionado con eso.

Sin embargo, todos acá son sospechosos. Todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Hasta Patrick es sospechoso. Nadie no lo es, salvo yo porque sabría si estuviera provocando ataques, a menos que...

Conciencia, tú no te robas mi cuerpo por la noche y causas los ataques, ¿no?

...

Bueno, no te enojes, era solo para aclarar.

—¡Feliz cumpleaños! —exclama Patrick abrazándome—. Al fin lo sé, nunca me quisiste decir la fecha de tu cumpleaños —protesta.

—Era porque no quería que pasara esto —digo zafándome de su abrazo—. No soy fanática de las fiestas de cumpleaños.

No pasó mucho más después de eso, el resto de las personas que conozco, y algunas que no, me felicitaron. Luego me cantaron mientras soplaba las velas de un pastel que por poco y era más grande que yo. Obviamente, fingí falsa felicidad y alegría todo el tiempo.

***

Ya estamos en junio y es sorprendente lo rápido que pasa el tiempo. Llegué al palacio en febrero y todo lo que ha pasado en estos últimos meses es muy raro. Por un lado, aunque suene sorprendente, Jules y yo nos hemos vuelto amigos, lo que ni yo me creo. Todavía peleamos, probablemente sea lo que más hacemos cuando estamos juntos, pero ahora se asemeja más a una broma que a otra cosa.

Segundo, Patrick se ha marchado hace una semana. Triste, lo sé. Él dijo que no lo extrañáramos y que volvería en julio, luego de resolver algunos asuntos familiares. Por otro lado, con respecto a Sophie y a Damien, nada cambió mucho; la primera sigue tratando de lograr que el segundo le preste atención y este continúa con la indiferencia hacia ella.

Si se preguntan si hay alguna novedad sobre los ataques, la respuesta es no. Hace bastante que no ha pasado nada y eso me preocupa enormemente. Patrick cree que quizá se haya cansado, la jefa dice que hay que esperar un poco más para ver qué pasa. Sin embargo, desde mi punto de vista, el causante está preparando algo grande, que no se ha rendido ni mucho menos, solo estoy rogando que esto sean sólo alucinaciones mías. Porque si no, lo que le espera a Heyen no es algo de lo que sea bueno hablar.

Yo, por mi parte, estoy sentada en mi cama, esperando por el llamado. El mismo que ocurre todos los años el mismo día, que me hace dejar todo para irme, sólo porque no soy capaz de desobedecer, de dejar el pasado atrás, de continuar, ya que eso significaría olvidarla... Y eso jamás me lo permitiré.

De repente, el celular comienza a sonar. Antes de contestar reviso la hora: 6:00 pm. Ni un minuto más ni uno menos. Como siempre.

—¿Hola?

—Hola, ¿hablo con la señorita Stacy Hale?

—Sabes que sí. No sé quién eres, pero es la misma voz que llama todos los años. Además, seguro que si hubiera cambiado el número, lo sabrías —escupo. No tengo idea por qué me estoy desquitando con el pobre hombre, que solo está haciendo su trabajo, pero la hipocresía de ella es algo que siempre me pone de mal humor—. Disculpa —me arrepiento—, ¿qué día tengo que estar? —le pregunto más calmada

—El lunes de la semana que viene, supuestamente, llegará la princesa Rachel del internado y se irá el siguiente lunes, una semana después —sé que por su tono de voz no está siquiera mínimamente ofendido por lo que le acabo de gritar.

—Bien, allí estaré el lunes —cuelgo y marco el número de mi jefa para avisarle que me iré por esa semana.

***

—Stacy, ¿es cierto que te vas? —pregunta Sophie, interceptándome en la puerta del palacio. Jules y Damien vienen detrás de ella.

—Sí, pero solo por una semana. El martes de la semana que viene estaré de vuelta. Prométeme que te vas a portar bien mientras no esté —asiente.

—¿Por qué te vas? —pregunta Jules, uniéndose a la conversación.

—Por asuntos familiares —respondo evasiva.

—¿Y a dónde? —está vez es Damien.

—A Grehen.

—¿Eh? Creí que vivías en Yen —murmura Sophie.

—Sí, vivo en Yen, pero nací en Grehen y mi familia vive allá.

Antes de que puedan seguir preguntando cosas sobre mi vida, lo cual no es bueno, el auto que me va a llevar al aeropuerto llega. Sophie se acerca a mí y me abraza.

—Si encuentras a algún chico lindo, avísame —susurra. Luego me suelta y Damien toma su lugar.

—Pórtate bien, si alguien te molesta, llámame y Jules y yo estaremos ahí en un abrir y cerrar de ojos —ríe soltándome.

—Cuídate, ¿sí, fea? —me envuelve en sus brazos—. Y ni se te ocurra presentar a Sophie a alguien —ordena.

—Sí, Su alteza —me burlo y hago una reverencia. Él rueda los ojos, pero sonríe igualmente. Le doy un beso en la mejilla y subo al auto.

***

Horas más tarde, me encuentro observando la puerta del palacio abierta. Sin embargo, espero, preparándome mentalmente para lo que va a pasar. Suelto un suspiro y me adentro en él. Es hora de verla a ella, a su Majestad la reina.

•••••

¡Hola! ¿Se acuerdan de mí? Después de... ¿tres semanas? En fin, no hay excusas, solo bloqueo y exámenes de fin de trimestre... Agh.

Cambiando de tema, en el próximo capítulo se va a saber más sobre sobre el pasado de Stacy y qué relación tiene con la realeza de Grehen. Además de que quiero leer sus teorías.

Saludos, Kira