18

11.5K 1.2K 798
                                    



Esa mañana, Luffy y Zoro habían empezado a entrenar con espadas, luchando los unos contra los otros. El pelinegro era pésimo en eso, por lo que terminaba perdiendo su espada una y otra vez y al final, luchaba con los puños. En ese caso, si que ganaba, y entonces dejaba inconscientes a los marines a los que se enfrentaba. Pero el Capitán Bart no dejaba de reñirle y hacerle correr alrededor de toda la isla como castigo por no hacer bien el entrenamiento. Aunque, a decir verdad, la causa de que su cabeza no estuviera en su sitio, era debido a lo sucedido la noche anterior. Y, por supuesto, nadie lo sabía a excepción de los dos hombres que habían echo el acto. Aunque, para qué mentir, Luffy se moría de ganas de hacerlo de nuevo. Zoro, por su parte, estaba ganando a todos sus oponentes sin piedad, eso sí, utilizando la parte de atrás de las dos espadas. No podía permitirse matar a sus "compañeros" y volver a tener que tragarse una bronca por parte del Capitán Bart como la que sucedió con el accidente de Grount.

No obstante, mientras el entrenamiento matutino seguía con la misma tranquilidad de siempre, el espadachín notó unos ojos analizarlo a él y a los demás novatos, y no eran los de Bart. Disimuladamente, aprovechó que debía agacharse para esquivar un ataque débil de su oponente para dar una rápida ojeada hacia atrás. El Vicealmirante Smoker paseaba alrededor del campo de entrenamiento mientras observaba como los marines luchaban con las espadas. Parecía ser que estaba evaluando a cada novato por curiosidad, ya que no parecía estar buscando a alguien en concreto.

Zoro se tensó, el Vicealmirante se estaba acercando a él.

Lo pero que podía hacer era intentar alejarse con alguna excusa barata, así que lo mejor era seguir haciendo como si fuera un marine de la primera división centrándose en el duro y cansino entrenamiento. Aún así, no dejaría que su oponente le ganara, ya que él había prometido que jamás volvería a perder, por lo que tumbó al otro novato a la vez que colocaba su espada al lado de su mejilla izquierda y este levantaba las manos en señal de rendición.

Bonham, suspiró aliviado al ver que este apartaba la reluciente hoja de su cara y le ofrecía una mano para que se levantase. Este, la cogió gustoso, y con una sonrisa le dio una fuerte palmada a la espalda al hombre del parche, haciendo que este tambaleara hacia delante y casi cayera al suelo.

-¡Es la quinta vez que me ganas, Rozo! ¡Eres demasiado fuerte para mi!-lo elogió el hombre de piel chocolate.

Unos ojos curiosos se dirigieron hacia el espadachín.

-Lo sé.-contestó este, evitando mirar hacia el hombre de humo, que los miraba fijamente.

Ese hombre con sombrero y pelo verde...¿lo había visto antes? Llevaba unos días un tanto desorientado y estresado con todo el asunto del cocinero de los Mugiwara, a lo mejor estaba imaginando cosas. Aún así, debía admitir que ese hombre con cara de criminal y dos espadas, sabía luchar. ¿A lo mejor él era un candidato que Trafalgar querría proponer para trasladar a Kuroashi no Sanji? El cazador blanco siguió andando, pero esta vez, mirando con más interés al peliverde. Zoro lo notó, y decidió que lo mejor era seguir entrenando e intentar no levantar sospechas. Suerte que Luffy se encontraba dando vueltas a la isla, si no, seguro que su capitán ya los habría delatado.

-¡Rozo! ¡Lucha contra mi ahora, verás como el amor de mi bella Nami de dará fuerzas para derrotarte y me haré más fuerte!-le dijo Zappa, con determinación para mejorar sus habilidades y así lograr algo que nunca iba a suceder.

-Como quieras.-aceptó Zoro, sin importarle mucho el motivo por el cual este quería luchar contra él.

Se colocaron uno frente a otro y, en menos de un parpadeo, sus espadas estaban chocando a la velocidad del viento. El del pelo blanco se movía con cierta gracia y delicadeza, parecido a una hoja cayendo de un árbol. Mientras que el peliverde procuraba ahorrarse movimientos innecesarios y dar estocadas poderosas, capaces de cortar la isla entera. Poco a poco, todos los novatos se quedaron observando la increíble y feroz batalla que esos dos hombres estaban teniendo y se pusieron a animarlos, como si fueran boxeadores en un ring y hubieran echo sus apuestas. Zoro no tenía que esforzarse mucho para esquivar los golpes de Zappa y devolverle sus ataques, pero por respeto, no lo subestimaría. Aunque el del parche aprovechaba de vez en cuando para mirar de reojo hacia el Vicealmirante, quien los estaba contemplando con una cara de desinterés pero los analizaba de cabeza a pies y no dejaba de verlos como si fueran una serie de televisión.

INFILTRADOS [Lawlu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora