4

13.1K 1.2K 612
                                    

Sanji contempló como el marine se llevaba el plato vacío de allí para después cerrar la puerta. No sabía con exactitud cuanto tiempo había pasado, pero a juzgar por las veces que le habían dado de comer, seguramente había pasado más de un día y medio. Al cocinero no le importaba pasar las horas dentro de esa celda sin nadie con quien conversar y sin hacer absolutamente nada. La comida que le daban no era para nada nutritiva ni adecuada para el cuerpo, todo lo contrario a saludable. Menudos idiotas, como se notaba que les faltaba un cocinero en el barco. ¿Cómo podían sobrevivir sin alimentarse de manera adecuada?

El rubio se la pasó durmiendo y cantando canciones durante todo el tiempo que estuvo preso en ese lugar. Tan solo hablaba con los diferentes soldados que venían a darle de comer, aunque estos nunca le decían nada e ignoraban sus comentarios. Sin embargo, esa misma tarde oyó la puerta abrirse y este se extrañó. Aún no era la hora de la comida. Pero se sorprendió aún más a ver quien venía a visitarle.

-Buenas tardes, almirante.-lo saludó este, con una sonrisa pero sin apartar su mirada de cada movimiento que hacía Fujitora.

Tenía que estar alerta delante de ese hombre tan poderoso. El nombrado cerró la puerta detrás suyo y después de hacer chocar su palo contra las paredes, se sentó en la cama de hierro. Pudo observar a hombre con más detalle, fijándose en la enorme cicatriz que este tenía en la frente y que le llegaba hacia ambos ojos.

-Kuroashi No Sanji...-le contestó este.

El almirante no pudo evitar preguntarse como era posible que el rubio supiera la hora, pero supuso que era gracias al horario que seguían para darle de comer. La voz del cocinero era calmada pero a la vez cuidadosa, como si estuviera esperando cualquier información para saber como debía actuar. Era un hombre audaz.

-¿Porqué no has intentado escapar? Estoy seguro de que estas paredes son fáciles de romper con tu fuerza.-cuestionó Fujitora, con sus ojos blancos mirando en dirección a sus rodillas.

El rubio seguía sin despejar la vista del hombre sentado frente a él, nadie se encontraba con un almirante todos los días.

-Digamos que los sedantes que me ponéis en la comida no ayudan mucho.-comentó Sanji, con despreocupación.

Era un cocinero, con solo probar esa asquerosa comida, ya sabía cada pequeño ingrediente que había en el plato. Incluso el sedante que habían mezclado con la carne. Por favor, no había gusto que su lengua no pudiera identificar.

-Nadie te obliga a comer.-Fujitora alzó una ceja, si el hombre ya lo sabía no había motivo para que este siguiera aceptando los sedantes como si nada.

-No me gusta pasar hambre. Además, dudo mucho que sea capaz de enfrentarme a un almirante y a un vicealmirante a la vez.-se rió el rubio.-¡Aunque no me quejaría si Tashigi-chan me capturara! ¡Me rendiría a sus brazos una y otra vez con tal de ver su hermosa sonrisa!-añadió, mientras que sus ojos se transformaban en corazones y su cuerpo ondeaba como una hoja.

El almirante escondió una sonrisa. Era como si ese pirata se hubiera olvidado de con quién estaba hablando y lo trataba como si fuera alguien más. ¿Acaso su capitán también era así?

-¿Porqué zarpaste al mar, Kuroashi No Sanji?-preguntó, ansioso por saber la respuesta del cocinero.

La respuesta habitual de los piratas era por los tesoros, para robar, ser famosos o incluso por venganza. Así que Fujitora se esperaba ese tipo de motivos, pero se equivocaba.

-¿Alguna vez has oído hablar del All Blue?-el rubio le contestó con una pregunta, sin poder evitar sonreír al formularla.

El almirante notó esta emoción contenida en la voz del cocinero y levantó levemente la cabeza.

INFILTRADOS [Lawlu]Where stories live. Discover now