6

12K 1.2K 444
                                    


-¡BIENVENIDOS A LA PRIMERA DIVISIÓN, NOVATOS!-un marine con traje de comandante se puso delante de todos los reclutas.-¡ENCONTRARÉIS VUESTROS HORARIOS E INFORMACIÓN EN VUESTROS DORMITORIOS! ¡AHORA EMPEZAREMOS CON EL ENTRENAMIENTO!-dijo, a lo que algunos soldados se quejaron entre dientes.

¿Se podía saber porqué tenían que empezar a entrenar si justo habían llegado? Estaban cansados del viaje tan largo por mar que habían echo, querían irse a dormir y no hacer nada durante el resto del día. El comandante notó los murmuros y las caras de disgusto, por lo que frunció el ceño y levantó la voz.

-¡LOS QUE NO QUIERAN HACERLO YA PUEDEN VOLVER A SU CASA! ¡AQUÍ NO QUEREMOS HOLGAZANES!-gritó, haciendo que todos callaran.

Ningún soldado se movió de su sitio y el comandante sonrió. Esos hombres (y algunas mujeres) habían entrenado durante muchos años para poder llegar hasta allí. No dejaban a cualquiera entrar en el G5. Pero tendrían que superar todas las duras horas de entrenamiento y esfuerzo físico para poder formar parte de forma definitiva.

-¡30 VUELTAS ALREDEDOR DE TODA LA ISLA, AHORA! ¡NO CENARÉIS HASTA QUE NO HAGÁIS TERMINADO! ¿LO HABÉIS ENTENDIDO? -les ordenó este.

-¡SÍ, COMANDANTE!-le respondieron todos los soldados al unisono.

Empezaron a correr a un ritmo normal sin romper la formación mientras iban diciendo "uno", "dos", "uno", "dos". Los dos infiltrados estaban justo en medio de todo ese grupo de soldados. El capitán de los Mugiwara se estaba tomando en serio lo de hacerse pasar por un marine, se había unido a los demás como si siempre hubiera estado allí. Zoro aprovechó ese momento para acercarse a Luffy y hablarle en voz baja para que nadie se enterase.

-Oye, Lucy.-lo llamó el peliverde, por su nombre en código. Lo habían hablado antes en la base para que no los reconocieran y, a pesar de que Lucy se parecía muchísimo a Luffy, no habían logrado convencer al chico de goma para que escogiera otro.

Pero este siguió diciendo "uno", "dos", "uno", "dos", ignorando por completo a su amigo.

-¡Lucy!-volvió a llamarlo su nakama, dándole un golpe con el codo.

-¡Auch! ¿Qué quieres Zo-Rozo?-se corrigió Luffy, a si mismo.

-¡Hazme caso cuando te llamo, idiota!-lo riñó él.

-¡Es que no me acostumbre a que me llamen así!-se excusó el otro, girando su cara para poder ver al espadachín.-¿Qué quieres, Rozo?-le preguntó.

-Quería recordarte que no tenemos que destacar. Así que si todos van lentos, vamos lentos. Si todos se paran, nosotros también. ¿Lo entiendes?-cuestionó, mirando con atención a su capitán.

Este hizo una mueca y miró hacia otro lado con el ceño fruncido. Seguía sin gustarle esa idea. ¿Porqué no podía hacer nada divertido? Estaba a punto de replicar, pero se acordó de porque estaban allí. Sanji. Si Luffy quería rescatar a su cocinero, tendría que hacer lo Robin le había dicho. No llamar la atención. Y es que a pesar de que eso no era lo más difícil del mundo, para el capitán, eso era tan complicado como no comer carne. Además, tampoco podía utilizar su habilidad. Pero eso tan solo sería un pequeño reto para el muchacho. ¡No había nada que el futuro Rey de los Piratas no pudiera conseguir! ¡Rescataría a su cocinero al estilo ninja!

Sin embargo, su barriga empezó a rugir, pidiendo comida. Y cuando su barriga pide carne, Luffy debe comer.

-Tengo hambre...-se quejó este.

-Tendrás que aguantarte hasta que terminemos con las 30 vueltas.-Zoro dijo, mirando a su alrededor.

La isla no era pequeña, pero tampoco enorme. Si seguían corriendo a ese ritmo, terminarían las vueltas en, más o menos, unas diez horas. El espadachín suspiró, su capitán no aguantaría tanto tiempo sin comer, si por lo menos pudiera hacer que esa panda de novatos marines corrieran más rápido... Luffy, medio muerto de hambre, empezó a inclinarse hacia delante mientras corría, dejando que sus brazos se balancearan como si fuera un zombie. Pasó una hora y tan solo llevaban cinco vueltas de treinta, y el capitán de los Mugiwara cada vez estaba más hambriento. Un soldado que estaba a su lado, al verlo de esa manera, se acercó a él, preocupado por la salud de su compañero. Al fin y al cabo, después del incidente en el puerto, solo hacía falta que perdieran a otro marine más.

INFILTRADOS [Lawlu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora