Capítulo 12 "Dance Macabre" Parte 2

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Error

Solo va a ser un segundo, me repetí mientras cerraba los ojos. Sonreí como si esto fuera lo más gracioso del mundo. Después de todo quizá lo era. Bien, pues eso se acababa ahora.

Ccino permanecía mirando la casa desde aquel callejón, se mordía las uñas y no se atrevía a respirar demasiado fuerte, como si en algún momento quisiera escuchar un susurro distante que le indicar que todo iba bien allá dentro, o que de lo contrario, iba todo mal. Pensar en aquella palabra hizo que mi estómago se encogiera en el mismo instante, todo mi mundo se venía abajo. Ahí estaba Geno, con el desquiciado de mi tío. Ahí estaba la única persona que parecía hacer feliz a Ccino: Nigthmare. Voltee a verlo y fruncí el ceño.

Yo nunca he podido hacerte tan feliz. Y quizá nunca lo esperé.

Los ojos de Ccino destellaban de miedo y estaba completamente pálido. Verlo así me producía una sensación desoladora, porque si él no podía ser optimista en esta situación, ¿cómo podría hacerlo yo?

–Ccino– le llame con la voz ronca y él apenas si volteó a verme –Ccino... todo estará bien.

Ccino me miró con aquellos plateados ojos que siempre había añorado en infinitos días y que parecían tan lejanos ahora. Solo le importaba que todo saliera bien, pero más que nada, que a Nigthmare no le pasara nada.

Quizá fuera esa mirada la que me había hecho quererlo tanto. Ccino tenía una capacidad para vivir la vida de una manera tan llena de luz, mientras que mi vida era solo un remedo de la palabra. Cada vez que Ccino me había sonreído había sido como esperar a que pudiese dejar los libros a un lado y vivir mi propia aventura.

Las palabras de Ccino cuando me vio tumbado en la cama de aquel edificio resonaron en mi cabeza: Siempre me ha gustado cómo leías libro tras libro y me contabas sus aventuras... yo pensaba... yo pensaba que esperaba vivir una aventura así contigo... con todos... y tú y yo... siempre como los amigos locos que se pelean pero...Iríamos a alta mar a pescar el pez más grande... siempre compitiendo por ver quién lo hacía primero... y que al final... lo haríamos los dos...

No tienen idea de cuánto lamentaba que nuestra primera historia de novela, fuera la última para alguno de nosotros. Cuando un personaje en la historia muere, cuando se hiere quien te agrada más o algo así, piensas que fue un héroe, y piensas que te gustaría morir como él: Salvando una vida, luchando por su sueño, dejando a un lado el miedo a la muerte por la aventura. Y crees que es digno de ver así la muerte con una sonrisa.

No tienen idea de cuán equivocado se está en ese momento. Porque la vida se acaba, porque pese a solo ser una y tener que vivirla con gusto y que cuando la muerte viene a cobrarte el aire que respiraste en tu vida, se tiene miedo, se trata de repeler.

Pensar que uno de ellos podía morir –estoy hablando incluso pensando en Nigthmare– me provocaba un pavor horrible en la boca del estómago.

Pero me esforcé en sonreírle a Ccino.

–Te prometo que todo estará bien– susurre de nuevo, pero él tan solo hizo una mueca y volvió a ver la casa.

Fuera de la camioneta el aire movía lentamente sus cabellos. En otro momento habría estirado la mano y querido rozarlos, enredar mis dedos en ellos y acercarme a respirar su aroma. Ahora quisiera hacerlo, pero me faltan ganas, me falta esa extraña necesidad de antaño. Me falta algo, y mientras más miro a Ccino, más grande se hace el hueco en mi pecho.

También miré hacia la casa. Ahí estaban Geno y Nigthmare.

Ahí estaba Ink. Antes de pensar cualquier cosa busqué entre el resorte de los pantalones el libro de Romeo y Julieta, al no encontrarlo sentía que esta vez sí me derrumbaría en el momento en que hubiera un sonido desde la casa.

Remember meWhere stories live. Discover now