13 | Mala sangre

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La rubia de cabello corto y gran altura que responde al nombre de Hailey tiene una sonrisa en su rostro mientras Justin la llama. Ell saca su pequeño maletín antes de cerrar la puerta del taxi.

Justin desliza su mano en la mía, lo cual envía una chispa por mi cuerpo, antes de darme un reconfortante apretón. Me sonríe para después comenzar a caminar hacia Hailey.

—Bieber. —Ella sonríe mientras tira de él en un abrazo, y su mano me suelta. De repente me siento vacía, pero me deshago del pensamiento.

—¿Qué haces aquí? —Justin logra preguntar pero sin sonar grosero.

—Bueno, Kendall y yo te echábamos de menos, y ¿qué es mejor que venir a visitarte? —Le sonríe. Oh, lo echaba de menos... Es bonita. ¿Pero quién es Kendall?

—Hailey, quiero que conozcas a Leah. —Justin con gentileza me atrae a su lado y con su mano rodea mi cintura.

—Un placer conocerte. —Le sonrío y ella también lo hace.

—Igualmente —responde con amabilidad.

—¿Te quedarás por mucho tiempo? —Justin pregunta, pero ella niega con la cabeza.

—Me voy mañana por la noche —contesa Hailey haciendo un puchero.

—¿Y dónde vas a estar? —pregunto, y ella señala detrás de mí al Hotel Royal.

—Después de instalarme iba a ir a sorprenderte —le cuenta a Justin—. Bueno, escribirte. Pero esto resultó ser mejor.

Cuando Justin se sumerge en una conversación con ella, siento un extraño sabor metálico formándose en el fondo de mi garganta. El sabor se mezcla con mi saliva, y de inmediato llega a mi boca. Como instinto, toso y siento que el líquido caía en mi boca y en parte del suelo.

Gimo y miro mi mano, un tanto sorprendida al ver las gotas rojas cayendo de ella. Justin y Hailey se dan cuenta y de inmediato llegan a mi lado.

—Vaya, Leah, ¿estás bien? —pregunta Justin y yo asiento con rapidez mientras intento esconder mi mano, pero él la toma. Con gentileza observa la sangre—. Es sangre, ángel. Esto no está bien.

Ambos me llevan al interior del hotel a la vez que intento razonar con ellos para que no me lleven al hospital.

—Estoy bien. En serio. —Intento hablar, pero la voz de Justin cubre la mía.

—Hail, ve a registrarte. Leah se limpiará y después la llevaré al hospital —dice Justin, pero yo comienzo a alterarme.

No, al hospital no. ¡Tengo que detener esto!

—Espera, Justin, estás sobreactuando. Esto es normal —le digo, y ambos se detienen en seco, mirándome con expresiones de ¿Acaso-Hablas-En-Serio?

—Escupir sangre por la boca no es normal, Leah. —Justin bufa, sonando asustado.

—Lo es si me dejaras explicarte. —Intento ganar tiempo para inventarme algo. Justin se cruza de brazos y espera por mi respuesta.

—Ayer fui al dentista... y estaba trabajando en unas caries... y entonces me dijo que mis encías estaban muy sensibles y que el sangrado sería normal. —Asiento ante mi mentira, bastante orgullosa de ella incluso si me sentía culpable por mentirle a Justin. Él suspira y baja la cabeza, pero asiente.

¡Gracias a Dios! Hailey me dirige una mirada extraña pero la ignoro.

—Iré a limpiarme. Puedes llevarme a casa después —le digo, y él acepta—. Fue lindo conocerte, Hailey. —Le sonrío antes de pasar por su lado y entrar al baño de mujeres.

Abro la llave del lavabo y comienzo a frotarme la sangre de las manos. Me miro en el espejo y noto la pequeña gota de sangre que ya está seca. Un golpe de culpa recorre mis venas al recordar a Justin y lo mucho que seguía mintiéndole.

Bueno, técnicamente no es mentir, más bien ocultarle algo.

¿Cómo mi vida se volvió tan desastrosa?

Mientras me froto el labio, la puerta del baño se abre y Hailey entra.

—Hola, ¿te registraste? —le pregunto y ella asiente, mientras se queda de pie detrás de mí y yo me miro en el espejo.

—Sé que le estás mintiendo a Justin —me dice, y siento que me paralizo frente al espejo—. No sé qué es lo que le escondes o por qué, pero deberías saber que he conocido a Justin desde que teníamos trece, y ha pasado por demasiado en el mundo en el que vive —explica, y me duele escuchar la verdad.

Logro darme la vuelta y encararla. A ella y las cosas nuevas del mundo de Justin. Incluso aunque vivimos en el mismo, todavía se siente como si él hubiera venido de un lugar desconocido para los humanos.

—Debe estar loco por ti para estar tan despistado como lo está ahora mismo. —Hailey ríe, y debería sentirme conmovida por escuchar de alguien más cómo se siente Justin conmigo, pero no. Estoy muy ocupada sintiéndome culpable—. Escucha, lo han decepcionado muchas veces. Tiene problemas para confiar en la gente porque la mayoría lo usa por su dinero o fama.

¿Cómo pueden hacer eso? Aprovecharse de buenas personas y arruinarlas.

—Básicamente no confía en nadie. No te aproveches de que él está comenzando a confiar en ti. Escucha, si yo fuera tú, sería honesta con él porque no creo que quieras perder a un gran chico como Justin. Créeme. —Me dirige una débil sonrisa antes de salir.

Después de limpiarme, salgo del baño y me encuentro a Justin y Hailey hablando afuera. Una cálida sonrisa se forma en el rostro de Justin en cuanto me ve.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta mientras toma mi mano y acaricia la palma-

—Mejor ahora. —Sonrío.

—Eso es bueno —replica, y mira a Hailey. Esta me dirige una rápida mirada y le digo un «gracias» con los labios. Asiente en respuesta y continúa hablando con Justin. Después de otro poco más conversando, Justin y yo nos vamos del hotel.

En el auto, mientras tarareamos en voz baja la canción de la emisora, Justin rompe el silencio.

—¿Estás segura de que te sientes bien? —cuestiona y me mira rápidamente, pero luego vuelve a mirar el camino.

—Sí, estoy bien. —Tomo su mano y la aprieto con ligereza—. ¿Quieres venir a casa y cenar conmigo mañana en la noche? —le pregunto.

—¿Solo nosotros dos?

—Nop, con mi familia —le digo, y él eleva las cejas—. Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? —Una risita escapa de mis labios en cuanto lo digo.

—De acuerdo, entonces, ¿qué me dices de ir conmigo y Hailey a la playa mañana? —me invita, y la conversación con la amiga rubia de Justin me llega a la mente. La culpa vuelve a invadirme.

—Me encantaría, pero mañana es viernes y tengo que prepararme para volar a Nueva York por el fin de semana —le digo, y la sonrisa en su rostro se desvanece. Esto no es una mentira, es real.

—¿De nuevo? —pregunta, y yo asiento.

—Sip, se ha vuelto tradición ahora. —Me río, porque riéndome lo vuelvo menos terrible.

—Bueno, si cambias de opinión antes de la cena, estaremos frente a la casa —explica Justin. Y yo asiento.

Necesito decirle a Justin la maldita verdad, ¿pero cuándo?

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¡Feliz Navidad! Que todos sus deseos se cumplan y hayan pasado un momento agradable en familia.

¡Ojalá les haya gustado el capítulo!

Behind My Blood → j.b → spanish versionWhere stories live. Discover now